Saturday, November 05, 2011

UN LIBRO DE ANTONIO ORIHUELA

Traficantes de Sueños, Librería, Editorial, Distribuidora

El contestador automático del neoliberalismo

Si quiere control pulse distracción.
Si quiere seguridad pulse violencia.

Si quiere desmantelar los derechos sociales
y los servicios públicos pulse crisis económica.

Si quiere medidas impopulares pulse resignación.
Si quiere público pulse publicidad.
Si quiere engañar pulse sugestionar.
Si quiere inducir comportamientos pulse emotividad
Si quiere vulgaridad pulse corazón.
Si quiere cultura pulse moda.

Si quiere privatizaciones, precariedad y flexibilidad
vuelva a pulsar crisis económica.

La operación se está procesando.
Recuerde, nuestras órdenes son sus deseos
.

Antonio Orihuela
Todo el mundo está en otro lugar.
Baile del sol, 2011
El también poeta, ensayista y articulista Antonio Orihuela (Huelva, 1962) reconoce escribir desde hace cuatro años "con la idea de la agitación de una sociedad somnolienta". "Yo no diría que escribo desde la ira, sino desde la estupefacción y el asombro de ver cómo unos derechos que costó conseguir tras tantos años y tanto sufrimiento, de la noche a la mañana son borrados. Antes del 15 de mayo vivíamos en una esclerosis social", cuenta, y se alegra de que este movimiento tuviera la suerte de encontrarse en la calle con la publicación de su último libro, Todo el mundo está en otro lugar, en la editorial Baile del Sol. Orihuela describe, proféticamente, sobre células pequeñas, resistentes, asamblearias, que intentan "romper el silencio / reconocer al otro / constituirse / movilizarse". "No creo en una poética del compromiso, porque comprometidos estamos todos. La mayoría con la ideología reinante. Hay más compromiso en los trabajadores de Intereconomía y Telemadrid que en otro lado", explica Orihuela. Cree que el poder de la poesía está minusvalorado. En el epílogo de su poemario recoge las palabras de Riechmann ante el hecho de que en Guantánamo los poemas son secuestrados. "La poesía representa un riesgo especial", justifica una orden de los servicios de espionaje estadounidenses de junio de 2006. "Los poetas descreen de los poderes de la poesía; el Pentágono no lo hace", escribe Riechmann. Antonio Orihuela destaca el ataque contra el Estado del bienestar y la falta de rebelión que se ha vivido hasta el momento. Dibuja a los ciudadanos como los productos de un proyecto individualista y solitario, transformados en zombis incapaces de relacionarse con los demás. Un zombi en su mundo incapaz de sublevarse. "La poesía es un antídoto contra el espanto, contra la imbecilidad en la que quieren sepultarnos. La palabra es lo primero de lo que nos despojan, de ahí la importancia de lo que ocurre en las plazas"

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