Wednesday, March 12, 2014

Día internacional de la mujer: la situación en Siria.

Día internacional de la mujer: la situación en Siria. | Miradas de Internacional

Día internacional de la mujer: la situación en Siria

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Flickr Teresa Forn 400x264 Día internacional de la mujer: la situación en Siria

Las mujeres no sólo representan la mitad de una sociedad sino su espina dorsal. Dan a luz a sus hijos y crian a sus generaciones. Junto con Túnez, Siria era uno de los países árabes en los que a las mujeres se les permitía un margen limitado de la libertad, y las mujeres se beneficiaban de un estatus social más avanzado que sus hermanas en el resto de la región. Un ejemplo era la esposa de Bashar Al-Assad, conocida mundialmente por su éstilo de vida lujoso y elegante, símbolo de la voluntad del régimen de mostrar Siria como un país secular y modernizado. Su situación no era ni de lejos similar a la de las mujeres occidentales, ya que la mayoría de ellas habían estado sujetas durante siglos a la tiranía de una cultura dominada por los hombres. La guerra civil representó un punto de inflexión en la evolución de su estatus. Y cuando estalló la violencia en Siria, fueron sus mujeres las primeras víctimas, victimas de la noche a la mañana de los caprichos de los extremistas, tanto dentro de los denominados rebeldes como en el seno del régimen.
Los inicios
En un primer momento, las mujeres sirias tomaron junto con los hombres las calles, pidiendo a gritos libertad y justicia. Ellos y ellas exigían el fin de una corrupción endémica y anhelaban la construcción de un verdadero estado civil. Caroline Ayoub, una destacada activista siria, señala que las mujeres desempeñaron un papel importante cuando la resistencia daba sus primeros pasos, ya que eran las únicas que podían pasar sin levantar sospechas por los puestos de control, llevar leche y alimentos a familias incapaces de desplazarse, ir a lugares sitiados y transportar a pacientes. Eran en realidad un grupo organizado.
Si se hubiese permitido que esas mismas mujeres lideraran  la revolución, probablemente hubiesen dado a luz a una revolución diferente, a una insurrección menos violenta, más ambiciosa y productiva. Quizá hubiesen conseguido librar a Siria de toda esta carnicería que inunda nuestras pantallas. Sin embargo, la guerra de Siria se ha cobrado un precio enorme con las mujeres, que ni pueden ni nunca han tenido algo que decir al respecto, nunca han podido participar en el proceso de toma de decisiones, sino que se han visto obligadas a acatar las decisiones de los hombres. La guerra les ha obligado a ser simplemente madres, hermanas o esposas de los mártires que se idolatra en ambos bandos. Las mujeres se han visto además desplazadas de sus hogares, su tierra y su país. La guerra las ha convertido en refugiadas sujetas a todo tipo de humillaciones y abusos.
Asimismo, las mujeres sirias se han convertido en objetivo por excelencia de la yihad. Sona menudo victimas de detenciones arbitrarias, a manos de las fuerzas del régimen o de las milicias rebeldes, y la mayoría de ellas terminan por desaparecer. Algunas de estas mujeres han sufrido diversas formas de tortura en centros de detención. ¿Cuál podría ser el objetivo de estas vejaciones? Presionar a sus esposos, padres o hermanos. Atacar este sector de la población conlleva arrancar los hilos que las mujeres sirias han tejido durante años.
El imperio yihadista
A pesar de que la revolución siria fue en un principio una insurrección pacífica contra la brutalidad y el totalitarismo del régimen, se convirtió rápidamente en lo que parecía inicialmente ser un conflicto de baja intensidad. Y la violencia comenzó a engendrar más violencia. Y el Ejército Libre de Siria comenzó a desintegrarse, mientras yihadistas bien entrenados de toda la región llegaron por decenas para luchar contra el régimen sirio y sus aliados – aunque también para imponer sus propias reglas en las áreas que iban conquistando. ¿Y en qué consisten estas reglas? Por supuesto, son las reglas de la Sharia o ley islámica. O, mejor dicho, sus propias percepciones del Islam y la Sharia. Estos yihadistas, extremistas, terroristas, no parecen tener como intención convertir a Siria en un país libre y democrático, sino que aspiran a extender su control sobre el mayor territorio posible con el fin de controlar el modelo social y estilo de vida de sus ciudadanos, así como en los umbrales fijados por los jueces y las cuestiones de carácter científico o referidas a la integridad moral. También han impuesto la revisión del plan de estudios de todas las instituciones educativas, eliminando por tanto cualquier posibilidad de innovación futura. Las mujeres se han situado desde el inicio en el centro de sus preocupaciones, y los extremistas han hecho esfuerzos notables para promover un estatuto especial para las mujeres sirias.
Pero también las mujeres con velo – aquellas que supuestamente apoyan a estos extremistas religiosos – han sido blanco de ataques, y cuando las revueltas sirias estallaron en 2011, los combatientes pro-régimen comenzaron a secuestrar a mujeres que vestían el niqab.
Las autoridades religiosas de diferentes escuelas de pensamiento y de todas las facciones se han servido de sus conocimientos para emitir fatwas que han transformado a las mujeres en objetivos militares, logrando de esta manera causar estragos entre sus competidores aplastando su dignidad, aislando a estas mujeres con el pretexto de mantener su castidad, haciéndose responsables de preservar su dignidad para proteger a la comunidad y a la nación. Se han llegado a emitir fatwas en virtud de las cuales las mujeres se han visto obligadas a responder a la “llamada de la yihad” convirtiéndose en prostitutas de facto para así fortalecer la resistencia de los muyahidines. Mientras, otros combatientes se han beneficiado de fatwas según las cuales las mujeres se ven obligadas a casarse con cualquiera de ellos o incluso convertirse en sus esclavas. Los padres se apresuran a casar a sus hijas con el primer voluntario con el que se cruzan, sin importar su edad o estado civil . El principal argumento consiste en que el número de hombres, que también han respondido a las llamadas a la yihad, se ha reducido alarmantemente, y las mujeres necesitan a estos hombres para alcanzar la legitimidad como seres humanos, independientemente de sus sentimientos y de que sea más que probable que les espere un futuro miserable.
Ejemplos espeluznantes
Los testimonios a los que puede accederse en los medios de comunicación no hacen sino escenificar barbaridades: mujeres utilizadas como escudos humanos, mujeres embarazadas que se ven obligadas a firmar documentos en los que declaran que sus maridos son terroristas como único medio para salir de prisión (donde a menudo son violadas y muchas veces terminan teniendo abortos involuntarios). De hecho, un informe de 2013 del Comité Internacional de Rescate afirmaba que las mujeres refugiadas sirias mencionaban la violación como la primera razón para escapar del conflicto, por encima incluso del asesinato o la detención arbitraria y la tortura. La ONG Women Under Siegeha estudiado muchos casos de mujeres que se suicidaron o fueron abandonadas por sus maridos después de haber sido víctimas de violación. En la misma línea, el informe mejor documentado fue publicado en noviembre de 2013 por la Red Euromediterránea de Derechos Humanos, un texto en el que se confirmaba el alcance de la situación de emergencia y se pedía a la comunidad internacional que diera la voz de alarma.
Lo peor, sin embargo, viene después, cuando sus historias se enfrentan con el rechazo silencioso y el aislamiento de sus seres queridos. La mayor parte de las víctimas se niegan por tanto hablar de la violencia a la que han sido expuestas, en particular en los casos de delitos sexuales, por temor al estigma social. Y lo que es peor, las familias a menudo se muestran renuentes a denunciar los abusos, influenciados por la percepción generalizada de que las mujeres son violadas y acosadas en la cárcel. Las mujeres en Siria son, por tanto, doblemente víctimas – expuestas al abuso sexual y sobrellevando en silencio tanto el crimen como la indeleble mancha social a el aparejada.
Relegadas del proceso político
Las mujeres han sido ademaás marginadas de la escena política: su opinión no fue escuchada (en realidad, ni siquiera se les permitía tener una opinión), a pesar de que trataron de elevar su voz en todos los foros a su alcance. Para muestra un botón: en la reciente II Conferencia de Ginebra, un grupo de mujeres sirias, que se presentaban como mujeres independientes representando a todas las gobernorados sirios afectados por el conflicto, entregó un documento en el que dejaban claras sus posturas en referencia al proceso de paz. Lo sorprendente era que estas mujeres hablaban con una voz tranquila y digna, no hicieron referencia a la oura política y no se molestaron en buscar culpables sino soluciones. Nadie las escuchó.
Un video realizado por UN Women y el Foro de Mujeres Sirias por la Paz, proyectado en una conferencia celebrada en Damasco en enero de 2014 que reunió a mujeres de todos los espectros de la sociedad siria, proclama seguir esperando a que se permita la participación de mujeres en las negociaciones de paz. En el video, varias mujeres sirias expresan sus puntos de vista sobre el conflicto en su país, así como su inquebrantable deseo de alcanzar la paz.
Los cuerpos de las mujeres sirias se han convertido en campos de tortura y de batalla. Y el silencio de la comunidad internacional ante esta tragedia no resulta sino ensordecedor. El mundo se indigna por la presencia de armas químicas y por la posibilidad de que surjan efectos colaterales en los países vecinos, pero nadie parece preocuparse de que para las mujeres sirias, la violación es algo peor que la muerte.

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