Hay algo que no se puede olvidar, y es su papel de "intermediario" con los jeques árabes, lo mas granado y reaccionario de Oriente Medio.
El extenso artículo detalla que pese a haber llegado a su puesto tras la dictadura sin nada, ha logrado una fortuna que va más allá de los 8,3 millones de euros anuales. Recogiendo opiniones de expertos, políticos o empresarios, enfatizan en la opacidad de las cuentas y la lujosa vida de Juan Carlos I. Mientras, aseguran que la Casa Real trata de limpiar su imagen con actos más continuos y presentándose como «conciliador en medio de la fura contra las medidas de austeridad del gobierno». Sin embargo, dentro de ese papel de negociador donde más inciden en su influencia en las decisiones empresariales. Ese papel, puesto de relevancia tras su viaje a Botswana según el The New York Times, ha obligado a la sociedad a pedir más transparencia en sus ingresos, una recomendación que también realiza el profesor de la Universidad de Bruselas, Herman Matthijs.
«Desde palacio aseguran que el rey no recibe comisiones por sus tratos y mediaciones ante los empresarios», añaden en el artículo, al tiempo que ofrecen testimonios en los que se dibuja un rey «obsesionado con construir su fortuna personal», en palabras de José García Abad, autor de dos libros sobre la monarquía.
En esa misma línea continúan cuando aseguran que Juan Carlos I está autorizado a recibir regalos en nombre de España, pero que no existe una lista detallada al respecto. «Durante los años ha recibido yates, casa en una isla o coches de lujo para añadir a su larga colección de coches», explicaThe New York Times.
En el repaso a la figura de la Monarquía, el periódico no duda en recordar el caso abierto contra Iñaki Urdangarín o los rumores extendidos en su momento sobre una supuesta relación con Corinna zu Sayn-Wittgenstein.
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