Unas pocas imágenes reflejan este 1 de octubre: centenares de miles de personas en la calle queriendo votar; centenares de colegios electorales protegidos por los votantes; la policía o la guardia civil robando urnas con votos dentro y una desatada, discriminada y brutal represión contra gente que solo quería votar. Dijeron que no habría referéndum, pero la gente ha votado. Anunciaron que las medidas represivas previas habían desarticulado los preparativos, que no habría urnas, ni censo, pero ha habido urnas y se ha controlado a quien ha querido votar. Denunciaron que no cumplía las condiciones mínimas democráticas, pero, a pesar de todas las limitaciones y persecuciones judiciales y policiales, se han constituido las mesas electorales, se han identificado a todas y todos los votantes y, sobre todo, centenares de miles de personas (cuando cerramos este artículo todavía no se dispone de cifras oficiales) se han reconocido en el ejercicio del derecho de autodeterminación. Dijeron que el referéndum solo causaría frustración, pero quienes se han movilizado y votado han acabado el día reforzados, con mayor confianza en sí mismos y en la posibilidad de cambiar las cosas, de avanzar hacia una república. Recordemos de nuevo la pregunta del referéndum: “¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente en forma de república?” Quien ha salido derrotado y no ha podido cumplir todas sus amenazas ha sido Rajoy.
La inagotable imaginación del pueblo
El miércoles 20 de septiembre algo cambió en la conciencia de la gente [ver http://www.sinpermiso.info/textos/la-rebelion-catalana] La respuesta masiva, pacífica y unitaria contra la detención de cargos de la Generalitat y la práctica intervención de su economía, significó un salto en la represión del gobierno pero también un salto en la conciencia ciudadana. El movimiento se amplió, ya no se trataba solo de un problema de independencia, sino que afectaba a la democracia y a todas y todos los demócratas. La respuesta fue bien clara: votarem, había que votar el 1 de octubre.
El gobierno y su cohorte de jueces, fiscales y fuerzas policiales también debieron darse cuenta y durante la semana previa no fueron capaces de elevar su nivel represivo. Continuaron cerrando webs, persiguiendo urnas y papeletas, ocupando un centro de comunicación de datos de la Generalitat, pero la iniciativa pasó a manos de la gente movilizada. Los estudiantes universitarios y de enseñanza media organizaron una huelga general, ocuparon centros de estudio y se manifestaron en un número como hace muchísimos años que no se veía. Centenares de actos políticos se celebraron por toda Catalunya. Los bomberos realizaron diversas actividades para reclamar el derecho a votar. Los colegios profesionales emitieron un comunicado apoyando el 1 de octubre. Cada día, a las 10 de la noche, los pueblos y ciudades oyeron el ruido de las cacerolas. Los payeses (agricultores) se presentaron en las capitales de provincia con sus tractores, mil en Barcelona, dos mil en Girona, etc. Un movimiento imparable. El manifiesto que publicó Sin Permiso reunió en poco más de una semana más de 5.300 firmas de apoyo y se ha convertido en un referente nacional e internacional de solidaridad.
Pero todavía faltaba garantizar el voto el día 1. Los jueces habían amenazado con el cierre de los colegios, y entonces se puso en marcha la inagotable imaginación y autoorganización popular. Desde las escuelas, desde las asociaciones de madres y padres, desde diferentes asociaciones y organizaciones se empezaron a organizar actividades lúdicas para tener las escuelas abiertas todo el fin de semana. En una escuela se organizó un campeonato de un juego infantil (piedra, papel y tijera) en otra se convocó a los padres y vecinos del barrio a limpiar las malas hierbas del jardín y a plantar pebrots (pimientos) [en catalán els pebrots son representativos de atributos masculinos y de fuerza y decisión] en otra se decidió pintar el jardín de juegos, u organizar un cuenta cuentos, o lecturas de poesía, o la fiesta mayor del inicio del otoño, o lecciones de yoga…todo servía para tener la escuela ocupada.
Y así ha sido en centenares de centros. Estuvieron ocupados y abiertos a los vecinos del barrio desde el viernes por la noche hasta que el domingo a las 8 de la tarde se cerró el colegio electoral. Las escuelas han sido, sobre todo en las grandes ciudades, el centro organizador para que las urnas estuvieran donde tienen que estar en un día de votación. En muchos barrios se han formado Comités de Defensa del Referéndum, abiertos y participativos, que han vehiculizado la respuesta de los vecinos. El día 1, a las 9 de la mañana, los colegios tenían que estar abiertos. Desde las 5 de la mañana numerosos grupos de vecinos y vecinas estuvieron delante de la puerta del colegio para evitar que la policía lo cerrara. Si se lograba iniciar la votación se sabía que era ya una pequeña victoria. Poco antes de las 9, misteriosamente, aparecieron las urnas y las papeletas, también las personas que iban a formar parte de la mesa electoral. Votarem, se gritaba los días previos. Había llegado el momento. La mayoría de los más de 2.000 colegios electorales abrieron puntualmente. Al final del día, entre los colegios que no pudieron abrir y los que cerró la policía o la guardia civil, sólo 319 no lograron funcionar.
La represión
¿Y qué le quedaba a Rajoy? Pues la represión pura y dura, ahora la llaman “proporcionada”, no parece que la clase dirigente de este país haya tenido otro plan. Ni siquiera tuvo en consideración las recomendaciones de la Conferencia Episcopal de la necesidad de diálogo o cauces de negociación. Nada de nada. Diez mil policías enviados a Catalunya y el ridículo de alojarlos en un barco con el dibujo de Piolín.
Pero el 1 de octubre han actuado a conciencia. 844 personas han sido heridas o contusionadas, a una mujer le rompieron, uno a uno, los dedos de una mano, otras dos personas han sido heridas por balas de goma (en Catalunya está prohibido su uso) y el resto han tenido contusiones diversas. La papeleta y una actitud de resistencia pacífica ha sido la respuesta de los miles de personas que defendieron su derecho a votar. La entrada en colegios electorales, la carga indiscriminada, las patadas y porrazos tuvieron que ser soportados estoicamente por quienes solo querían votar. El “no tinc por”, que se gritó frente al atentado terrorista en el mes de agosto, se ha hecho visible en esta jornada, no había miedo a las cargas policiales, existía la convicción de resistir. Hasta el PSOE ha tenido que criticar las cargas policiales y los observadores internacionales han reconocido estar en estado de shock por lo que han visto.
La represión ha sido dura, “vergüenza de Europa” ha dicho la CNN, pero no ha podido evitar que las papeletas entraran en las urnas. Para lograrlo la imaginación ha ido muy fértil. En un pueblo derribaron árboles para cortar la carretera y evitar la entrada de las fuerzas policiales; en otro los tractores cerraron las carreteras; en Canet de Mar se utilizaron bancos de la iglesia para impedir la entrada policial en el colegio electoral; en otro se bloqueó la urna con cadenas y cemento armado. Se gritaba votarem y se ha votado. El pueblo ha puesto en práctica su soberanía.
Y la solidaridad se ha extendido por todo el país. El sábado enormes manifestaciones en Bilbao y en Santiago de Compostela. El mismo domingo día 1, se llenó la Puerta del Sol de Madrid, caceroladas en todo el País Vasco, manifestaciones en Valencia, Alicante, Sevilla, Palma y muchas otras ciudades. Catalunya no está sola. La fraternidad entre los pueblos se hace visible.
Paro cívico
La movilización va a seguir. La represión ha agudizado el conflicto y la respuesta está siendo preparada por la Taula per la Democràcia (Mesa por la Democracia) formada por Omnium, ANC, CCOO, UGT, Unió de Pagesos, Asociaciones de Vecinos, que convocan para el día 2 a las 12 horas concentraciones en los centros de trabajo y ante los Ayuntamientos y para el día 3 un paro cívico para “garantizar los derechos fundamentales y las libertades de la ciudadanía de Catalunya”. En el comunicado de convocatoria se hace un llamamiento a la ciudadanía “en su pluralidad y diversidad, a la defensa de un marco democrático que tenga por principio el diálogo y no la fuerza, la política y no el autoritarismo, el respeto y no la intolerancia. La unidad es la mejor defensa de la democracia”.
La rebelión catalana continúa. Se ha abierto una nueva situación en Catalunya, y en el conjunto del Estado, que habrá que analizar en los próximos días. El pueblo catalán ha demostrado que tiene capacidad de respuesta y de autoorganización, que defiende a su gente y sus instituciones, que quiere ejercer su soberanía para seguir adelante, para construir la república y abrir un proceso constituyente.
Sindicalista. Es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
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