Wednesday, May 29, 2019

Los ‘sin techo’ no confían en las urnas

Los ‘sin techo’ no confían en las urnas | Cataluña | EL PAÍS



Un 'sintecho' en una plaza en el Raval.
Un 'sintecho' en una plaza en el Raval. 


El pasado 28 de abril Hilario votó en un colegio electoral del Raval. Tiene 56 años y nació en Gran Canaria. La mala suerte persigue a este vecino de la ciudad que lleva —entre idas y venidas— 26 años malviviendo en la calle. Es una de las 3.600 personas sin hogar que sobreviven en la ciudad de Barcelona. No hay cifras de participación que aclaren si este colectivo acude a las urnas aunque las entidades que trabajan con ellos saben que no lo hacen.
En 2014 Hilario durmió por primera vez en las calles de Barcelona, ya lo había hecho en otras ciudades. Conoce a la perfección los rincones donde pasar la noche en Montjuïc, “quizás sea el lugar más peligroso de Barcelona”, el parque de la estación del Nord y el centro. El pasado 28 de abril fue a votar. No tiene hogar pero nadie le ha quitado el derecho a elegir a sus representantes: “Cuando voto pienso en mí y en el futuro de los demás. Ese voto, si no lo meto en la urna seguro que se lo quedan otros”. La vida de Hilario es complicada. Trabajó en la obra, fue marino y patrón. Tuvo su propio velero y recorrió medio mundo. Se ha quedado sin trabajo en innumerables ocasiones, ha tenido problemas con la justicia e incluso llegó a naufragar cerca de las Azores.

Arrels es una de las entidades que aloja, alimenta y atiende a los sin techo en Barcelona. Beatriz Fernández es una abogada de la entidad y sostiene que el porcentaje de sin techo que vota en ínfimo. “Para votar necesitas estar empadronado. En Barcelona está permitido el empadronamiento sin domicilio fijo pero saber cuál es tu colegio electoral si no tienes casa es complicado. El Consistorio asigna a las personas sin hogar un centro de servicios sociales como dirección de empadronamiento. A partir de aquí, la tarjeta censal llega a ese centro y las personas sin hogar pueden ir a recogerla, o no, y luego buscar su colegio electoral. Fuera de la ciudad de Barcelona es más complicado ya que la mayoría de municipios no permiten empadronarse sin vivienda por lo que directamente se les niega, entre otros, el derecho a votar”, denuncia Fernández.Siempre ha reclamado una segunda oportunidad a una sociedad que le ha recibido a patadas. “Cada vez que he estado en la calle y se acercaban unas elecciones pedía información. Al principio, cuando estaba empadronado en Gran Canaria, votaba por correo. Ahora estoy empadronado en el centro abierto de la Fundación Arrels y voto en el Raval”, recuerda. 

Para la letrada todas las elecciones son importantes pero en las municipales las personas sin hogar podrían incidir directamente en las políticas que les afectan. “En teoría en los comicios locales pueden votar las personas extranjeras comunitarias y las no comunitarias de algunos países. Esta opción es todavía más complicada para los sin techo ya que los extranjeros tienen que presentarse en a la oficina del censo electoral y manifestar su intención de querer participar en los comicios. Además, no es automático, los que quieran participar este 26 de mayo tenían que haberlo solicitado antes del uno de febrero”, denuncia. Fernández critica que la negativa de empadronar precariza a los sin techo todavía más al no proporcionarles un lugar donde notificarles no solo su derecho a voto sino la tarjeta sanitaria o si tienen algún problema fiscal o judicial. Lo cierto es que las dificultades y el poco interés hace que los sin techo que acuden a las urnas sean una excepción.
Davide es de Bolonia aunque lleva 15 años en Barcelona. Trabajaba como camarero pero en 2011 acabó durmiendo en la calle. “Me robaron mi documentación. No podré votar en las municipales aunque soy comunitario”, denuncia. Siempre ha ejercido su derecho al voto en el consulado italiano cuando ha habido elecciones en su país pero ahora quería dar su voz para cambiar la política de la ciudad donde malvive.
El pasado 28 de abril Hilario cogió su papeleta y se dirigió a su colegio electoral en el Raval. “Uno de los miembros de la mesa electoral era un compañero que he visto mil veces durmiendo en la calle. La elección de la mesa no distingue entre los que tienen casa y los que no”, sonríe. Hilario tiene claro cuál será la papeleta de su votó el próximo 26 de mayo. Davide también sabe a quién votaría. La elección política de ambos es lo de menos, saben que la mayoría de personas que se encuentran en su misma situación no participarán ni en estos comicios ni en ningún otro. La sociedad seguirá dándoles la espalda.

5.400 PERSONAS DURMIENDO EN LAS CALLES

El pasado 2018 había 3.600 personas sin vivienda en Barcelona de las que 2.099 duermen a diario en albergues, 536 lo hacen en chabolas instaladas en distintos asentamientos y 956 entre cartones en las calles. No existen cifras exactas en toda Cataluña pero lo que más se acerca es un informe de 2014 de la Agencia de la Vivienda. El documento recoge datos de 773 municipios y marca que 5.433 personas duermen a diario en las calles catalanas, 8.634 en albergues y 7.682 en asentamiento y barracas. Un número suficiente de personas como para hacer mella en las urnas de algunos municipios.

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