Marruecos y el desafío del Rif
Un desempleado de 37 años, Naser Zafzafi, el considerado líder de las protestas populares en la región marroquí del Rif, ha sido detenido acusado de “atentar contra la seguridad del estado”, además de por interrumpir el culto en una mezquita el pasado viernes 26. Ha sido trasladado a Casablanca y puede ser condenado hasta a tres años de prisión.
Más de 40 personas vinculadas al movimiento popular de protesta en el Rif (‘hirak chaabi’ en árabe, mismo nombre que el partido nacido bereber, de ideología liberal, que cuenta con representación parlamentaria) han sido detenidas y han denunciado golpes, insultos y humillaciones según sus abogados. Las manifestaciones se suceden ya no solo en la región sino también en otras ciudades marroquíes, incluso frente al Parlamento, en Rabat. Un periodista argelino del diario Al Watan, Yamel Alilat, fue detenido en Nador el domingo 28 y expulsado del país.
El ministro de Asuntos Islámicos, Ahmed Toufiqh, fue uno de los que encendió todo. Tras unas polémicas declaraciones –luego matizadas- donde calificó de ‘virus’ a los cristianos y chiítas en Marruecos (recordemos que si bien hay libertad de culto no se permite el proselitismo religioso y mucho menos la conversión de un musulmán a otra religión) indujo a una jotba o sermón el viernes 26 –precisamente en vísperas del Ramadán- en las mezquitas de Alhucemas en contra de los opositores, lo que motivó la respuesta de Zafzazi al imán, diciendo que hablara de religión y no de política. A partir de ahí, el caos, el intento de detención, vuelve a su casa y desde la azotea se dirige a la multitud que intenta evitar su arresto para luego huir hasta que ha sido detenido. Desde entonces, siguen las protestas.
Se trata del último episodio de toda una serie de capítulos que se iniciaron hace ya siete meses, el 28 de octubre de 2016, cuando un vendedor de pescado, Mohcin Fikri, de 31 años, compró 500 kilos de pez espada, la policía se lo incautó a la salida del puerto de Alhucemas y decidió destruirlo. Tras tirarlo al interior de un camión triturador de basura, el pescadero se tiró dentro para sacarlo, quedó aplastado y murió en el acto. El cadáver fue retirado por los bomberos y gente con móviles grabó los hechos.
Esa muerte sirvió de aglutinante de las protestas, siempre pacíficas, según se han encargado de recalcar los líderes del movimiento popular, de una región que siempre se ha considerado marginada por Rabat y que vivió una república independiente en el Rif. De hecho vivió una histórica represión, más que documentada, de las manos del entonces príncipe y luego rey Hasán II (1929-1999) –que llamó “escoria” a los rifeños- con bombardeos masivos y donde actuó el llamado ‘carnicero del Rif’, el general Mohamed Ufqir (1920-1972). Algunas fuentes cifran las victimas en más de 6000.
Recordemos que Alhucemas es una ciudad fundada por españoles –en 1955, un año antes de la independencia de Marruecos, más de la mitad de la población era española- y fue conocida por Villa Sanjurjo. Además es donde existe la mayor proporción de marroquíes capaces de hablar español, un 73 % según datos recabados en el país vecino. Curiosamente, Zafzazi no lo habla. Está hermanada entre otras ciudades españolas con Almería además de Almuñecar y Motril, en Granada y cuenta con unos 240 000 habitantes la provincia y 56.000 la ciudad.
La zona siempre ha tenido la sensación de abandono por parte de las autoridades, baste un sencillo ejemplo, tras el terremoto de febrero de 2004 en la región, la primera ayuda en llegar sobre el terreno no fue la de Rabat sino la española, a través de la ciudad de Melilla.
El pasado 7 de abril, el Tribunal de Primera Instancia de Alhucemas, condenó a penas de entre cinco y ocho meses de cárcel a siete personas implicadas en la muerte de Fikri. Para darse cuenta de lo que suponen estas sentencias se pueden comparar con otras, por ejemplo, ocho meses a quienes en Sidi Ifni enarbolaron una bandera y pidieron pacíficamente la nacionalidad española, o también solicitar cinco años de cárcel a un periodista, Ali Anouzla, acusado de utilizar la expresión Sáhara ocupado. Participar, por activa o pasiva, en matar a un ser humano como ha sucedido en Alhucemas está menos penado. Las comparaciones, qué gran verdad, son odiosas.
El 18 de mayo se celebró la última de las manifestaciones y protestas que se han sucedido a lo largo de estos siete meses, con la presencia de 70 000 personas tras haberse celebrado una huelga general. Tras esta nueva protesta se hizo un auténtico desembarco en Alhucemas –pero no como el histórico de 1925- de varios ministros y altos cargos para volver a prometer toda una serie de inversiones y actuaciones, bajo el nombre de ‘Manarat al Mutawasi’ (Faro del Mediterráneo) que ya eran conocidas y habían sido anunciadas para el periodo 2015-2019, pero que la gran mayoría presenta un enorme retraso. Los anuncios tuvieron lugar ante representantes civiles aunque no había ninguno de los organizadores de las protestas populares.
El órdago en la respuesta de los opositores fue doble, por un lado pidiendo la implicación directa del rey Mohamed VI y, por otra, con un llamamiento para el próximo 21 de julio con una movilización con el ambicioso objetivo de la marcha de un millón de personas, coincidiendo con el aniversario del conocido por la historiografía española como ‘desastre de Annual’.
Policías antidisturbios y fuerzas militares (una de las peticiones es, precisamente, que el Rif deje de ser una zona militarizada según un decreto de 1958, que el Gobierno dice estar derogado al crearse la división administrativa del Reino), están desplegadas y el majzén intenta desprestigiarlos acusando de “separatistas” a los organizadores, queriendo enlazarlos con el enemigo histórico marroquí, Argelia, y de recibir financiación del exterior. Es la misma estrategia que en el Sahara.
Otro detalle, el pasado marzo se enfrentaban en partido de liga, el equipo local, Chabab Rif Alhucemas (CRA) contra el que ha terminado siendo campeón esta temporada de la Botola-1, el Wydad Casablanca (WAC). El encuentro terminó en 1-2 con graves incidentes y 69 heridos, de ellos 15 policías y 16 detenidos. Los hechos fueron aprovechados políticamente por medios oficiales criticando el “vandalismo” de los rifeños. Medios televisivos marroquíes han recogido esas imágenes y han querido pasarlas como actuales tras la detención de las más de 40 personas del movimiento opositor. Se han pedido explicaciones al Gobierno.
Las reivindicaciones de los opositores rifeños son claras y sencillas, al igual que sus consignas, “contra la militarización, la corrupción y la humillación de un pueblo”, y están basadas en temas sociales, sanitarios, económicos y educativos. Así se pueden citar peticiones históricas como la creación de un hospital dedicado a enfermos oncológicos, ya que es una zona donde abundan los enfermos de cáncer. El centro hospitalario se empezó a construir en abril. Del mismo modo, piden más centros de salud y un centro para atender a discapacitados.
También solicitan la creación de una Universidad multidisciplinar, actualmente los rifeños deben ir a la Universidad a Tetuán o a Uchda, ambas cuentan por cierto, con departamento de español. Asimismo, la ampliación de la red escolar, escuelas secundarias y centros de formación. La respuesta de las autoridades, por cierto, respecto a la Universidad es que el municipio de Alhucemas ceda terrenos.
En lo económico, una reconversión del sector pesquero, con unidades de procesamiento de productos que puedan absorber el galopante desempleo juvenil, además de la mejora de los pequeños pescadores con ayudas sociales.
En cuanto a las infraestructuras, acelerar la construcción de la carretera Alhucemas-Taza, la ampliación del aeropuerto intentado atraer compañías de bajo coste y una conexión ferroviaria. Hay también reivindicaciones culturales, desde la necesidad de un teatro, una biblioteca, un conservatorio o acelerar otra vieja promesa, el Museo del Rif, que está retrasado “por cuestiones administrativas”, según explicó el director del Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Driss Al Yazami, quien auspicia el proyecto. Otra petición es la adopción de la lengua amazigh en la administración local.
Respecto a temas administrativos, reclaman el cese de las expropiaciones no justificadas y las confiscaciones de tierras públicas, incluidos bosques y la reserva de puestos de trabajo en las administraciones de la zona para los residentes rifeños.
Hay que indicar una obviedad, la solicitud de mejoras es común en otras regiones de Marruecos, desgraciadamente hay zonas que tienen muchas más carencias que las que sufre el Rif.
El líder inspirador de todo este movimiento es el histórico caudillo Abd el-Krim (1882-1963), que nunca volvió al Marruecos independiente y murió en el exilio en Egipto, muchos de los manifestantes se consideran sus nietos. Sus banderas, principalmente la de la República del Rif, y también la amazigh o bereber. Su lema, basado en Abd el-Krim, ‘Sois una mafia, no sois un Gobierno’.
En cuanto al idioma, es la zona de Marruecos, como se ha citado, es donde más se habla español y también el bereber –hay que abundar que el amazigh que hablan es un dialecto, el rifeño o chelja, diferente al de otras zonas de etnia también bereber de Marruecos y que, curiosamente, se expande por la cerrada frontera con Argelia, donde hay bereberes que también hablan este dialecto norteño que manejan, según algunos cálculos, entre 4 y 5 millones de personas-.
Otra peculiaridad de la zona, además de contar con un partido propio, el citado Movimiento Popular, -mismo nombre que el actual movimiento de protesta- es que el partido más votado está en la oposición en Rabat, el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), que preside un rifeño Ilias el Omari –su hermano Omar fue alcalde de Tánger-. La alcaldía de Alhucemas la ostenta el PAM en la persona de Mohamed Boudra. Sin embargo, hay que aclarar que en la zona apenas vota el 35 % de la población.
El único partido que se ha identificado con las protestas ha sido el que califiqué tiempo atrás como Podemos marroquí, la Federación de Izquierda Democrática (FGD), que tiene dos parlamentarios en Rabat y que preside Nabila Mounib quien ha criticado las detenciones y expresó la necesidad de construir “un sistema democrático real”.
El conflicto también ha tenido su repercusión en el extranjero ya que hay miles de rifeños que trabajan en Europa. En Madrid ya hubo una concentración el pasado 7 de mayo y se han reunido recientemente rifeños para coordinar protestas además de producirse concentraciones. Hay grupos organizados en Madrid, Cataluña, Andalucía, País Vasco y Canarias. Para completar el panorama, la independentista CUP de Cataluña ha mostrado su respaldo a los manifestantes de Alhucemas y promoverá una declaración de apoyo. Como curiosidad muchos marroquíes que conocen España califican a los rifeños como “nuestros catalanes”. En Europa, también se han organizado en Holanda, Bélgica y Francia además de anunciar una concentración ante la sede de la Comisión Europea.
En estos siete meses se ha intentado de una manera u otra, primero aminorar con gestos las protestas para acabar queriendo amedrentar y descabezar el movimiento popular. Hasta una diputada insultó a los rifeños enlazándolos con el ‘enemigo exterior’ criticando a manifestantes que portaron banderas españolas. Además en Nador, –ciudad cercana a Melilla, pendiente de la construcción de un nuevo superpuerto- aparecieron de nuevo los matones del régimen, los baltajiya –remedo de los shabiha del régimen sirio- en las calles. Ya habían aparecido durante las protestas del movimiento 20 de febrero en la zona, o más recientemente en el juicio a los saharauis de Gdem Izik. Es el mismo estilo.
Otros actúan desde las redes sociales intentando desprestigiar a los manifestantes y sus líderes, además de a periodistas, -incluidos españoles, por cierto- por todos los medios e idiomas, están a sueldo del régimen y no es más que un ramal de lo ya anunciado el pasado abril de 2016 con el reclutamiento de internautas a favor del Sahara marroquí.
Habrá que esperar cómo evolucionan los acontecimientos, el próximo capítulo está por escribir.
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