Wednesday, June 17, 2015

Yolanda Díaz“El TTIP sanciona la muerte de los derechos del pueblo para proclamar una larga vida a los beneficios empresariales”

Yolanda Díaz“El TTIP sanciona la muerte de los derechos del pueblo para proclamar una larga vida a los beneficios empresariales”


Si un tratado internacional ha generado controversia en los últimos años ese ha sido el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, más conocido por sus siglas en inglés como TTIP. Aún pendiente de un posicionamiento definitivo por parte del Europarlamento, este contrato comercial entre Europa y Estados Unidos podría afectar de manera sustancial a los derechos laborales, los servicios públicos, los controles sobre muchos productos que a diario utilizamos y las políticas de gestión ambiental tal como las hemos conocido hasta ahora en territorio de la UE.

Entrevistas | Por Ramón Varela





La Coordinadora General de IU-EU en Galicia, Yolanda Díaz, es abogada y diputada autonómica del grupo de Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Desde su perspectiva, el TTIP beneficia a pocos y perjudica a la gran mayoría, pero frente a la presión de los grupos de poder para imponerlo aún hay esperanza y dos claves a nivel social: información y movilización.
-¿Son el TTIP y otros tratados similares la última frontera de la globalización del capitalismo?
Son la nueva tentativa de un proyecto viejo, que ya intentaron imponer en los años noventa, el conocido entonces como AMI (Acuerdo Multilateral de Inversiones), una suerte de dictadura perpetua del capital sobre las personas, los recursos y la democracia. Esa última frontera de la globalización capitalista resulta incompatible con la vida humana vivida en condiciones de dignidad.
-¿Liberalización total a nivel económico y comercial es igual a mejora en la calidad de vida como afirman los defensores del tratado?
Esa liberalización, que no es otra cosa que una reglamentación a favor del capital, constituye la vía directa y rápida al empobrecimiento de la ciudadanía trabajadora en los Estados europeos, en particular los del Sur; vía directa y rápida para afianzar el secuestro de la democracia, entendida como régimen social donde las personas decidimos sobre el conjunto de aspectos fundamentales para nosotros, de la economía a la cultura. Sin capacidad para decidir sobre las condiciones de trabajo, los derechos sociales, el modo de producir y de consumo, sin la posibilidad de desmercantilizar los aspectos clave de la vida social, lo que queda es el hipódromo en la Bizancio de la tardoantigüedad, la apuesta desarticulada por los azules o por los verdes, pero la impotencia con respecto a las decisiones del emperador.
-¿Qué está en juego para la ciudadanía europea con la aprobación de tratados de libre comercio como el TTIP?
Nuestra vida y la democracia, que es el régimen social que permite vivir una existencia autónoma, propia. Razonar la negativa a ese complejo de tratados y sostener nuestra dignidad como personas que se niegan a reducirse a mercancías que se intercambian sin piedad en un mercado oligopólico.
-¿Qué razones concretas hay para oponerse al TTIP?
Te lo resumo en un decálogo de agresiones que provoca el TTIP: destruye la democracia y la soberanía estatal, entendidas como elementos de defensa de la ciudadanía respecto de los poderes antidemocráticos de la internacional del capitalismo y su profeta, la troika; aboga por la privatización y erosión de los servicios públicos reducidos a meros negocios para las grandes empresas; causa inseguridad alimentaria al eliminar el principio de precaución (caso de los transgénicos) para que las multinacionales hagan dinero usándonos de cobayas; socava los ya débiles derechos laborales y sociales al limitar los derechos de huelga, sindicación y negociación colectiva, ¡nos quieren esclavos!; apoya la mercantilización de la salud, poniendo trabas a los genéricos y facilitando los beneficios de las multinacionales farmacéuticas; garantiza nuevas depredaciones sobre nuestro medio físico y sobre la agricultura tradicional y ecológica al primar los beneficios de las grandes corporaciones agroindustriales; se rinde a las grandes petroleras al apostar por el consumo de energías contaminantes, autorizando tecnologías tan agresivas como el fracking; instaura un régimen financiero opaco y propio de los paraísos fiscales para los grandes capitales; desnuda nuestros datos personales para que las corporaciones empresariales los conozcan y puedan hacer negocios sobre nuestra vida mientras que se acuerda este marco legal de la tiranía del mercado sin transparencia y participación del soberano, del pueblo.
-En definitiva, ¿a quién beneficia el TTIP?
A los amos del mundo, a los que todos los años se reúnen, blindados y colmados de riquezas, para decretar austeridades y recortes para la mayoría social: los de Mont Pelerin, Davos, Bildelberg, la Trilateral,...los jinetes del apocalipsis capitalista. Beneficia a tan pocos pero agrede a tantísimos...
-¿Desde qué punto de vista puede entenderse el secretismo, la opacidad y la ocultación informativa con la que se han llevado las negociaciones del TTIP desde sus inicios? ¿cuál es la razón de semejante falta de transparencia en la esfera pública?
La violencia material del tratado es de tal magnitud que precisa de la ocultación para evitar una respuesta de la gente de a pie como la que tumbó en los años noventa el AMI. El escándalo es la consecuencia con la que las élites políticas del bipartidismo (incluídas las expresiones políticas de las burguesías vasca y catalana) aceptan un tratado que clausura la vida democrática y los derechos económicos, sociales y culturales de nuestra ciudadanía.
-¿Puede considerarse legítimo un acuerdo internacional fraguado al margen de la ciudadanía y que defiende la creación de estructuras antidemocráticas como el mecanismo de arbitraje de diferencias inversor-estado (ISDS) o el procedimiento de convergencia reglamentaria?
Claro que no, no es legítimo ese despotismo del capital que imponen las cláusulas del tratado, pero es el corolario de una UE y de unos estados europeos que han abdicado de la defensa de su gente para contentar a una banda de codiciosos. Todo el proceso adolece de legitimidad y apenas sostiene un cascarón legal antagónico a las necesidades reales de la gente trabajadora.
-El TTIP ha sido definido reiteradamente como “un peligro democrático, social y ecológico” y más de dos millones de europeos y europeas han firmado contra su aprobación. ¿Por qué el apoyo obcecado de formaciones políticas como PP, CIU, UPyD, Ciudadanos, o la postura ambivalente del PSOE en este sentido?
Lo tendrían que explicar pero la degradación de este régimen da cuenta del alejamiento de esas élites políticas respecto de la ciudadanía. El grito del 15M: “no nos representan” alude precisamente a unos sedicentes representantes del pueblo que sirven a las grandes corporaciones económicas capitalistas, que a su vez los retribuyen con espléndidos e inanes empleos en los consejos de administración o directamente con contribuciones en B. Yo entiendo que sólo la existencia de un circuito espúrio entre las grandes empresas y las direcciones de los partidos del régimen explican esa traición a los derechos del pueblo.
-En un acuerdo de libre comercio como el TTIP, que permite la toma de decisiones al margen de los parlamentos estatales, ¿dónde quedan los derechos de la ciudadanía?
El tratado sanciona la muerte de los derechos del pueblo para proclamar una larga vida a los beneficios empresariales. Es necesario ser consciente de lo que está en juego para dar una respuesta social, sindical y política a la altura del envite. Razona Boaventura de Sousa, en su “Décima carta a las izquierdas”, sobre el antagonismo centrar de nuestro tiempo, la lucha entre el capitalismo y la democracia, para señalar que la profundización democrática pasa por la derrota de las fuerzas partidarias del capitalismo y cómo debe prevalecer en ese conflicto la democracia real sobre los beneficios de las grandes corporaciones capitalistas.
-¿Cuáles son las claves para parar el TTIP?
Información y movilización. Las redes sociales son decisivas para bloquear una regresión de carácter civilizatorio. El Partido de la Izquierda Europea trabaja en esa tarea. El capital acoge cualquier euro, sea del narcotráfico o de la trata y esclavitud sexual de mujeres y menores, pero no deja pasar, ahora en los diversos Mediterráneos del mundo a millones de seres humanos.. No hay dinero ilegal, pero sí lo convierten en tal las personas. Semejante iniquidad demanda de todas y de todos nosotros un pequeño esfuerzo compartido para preservar la posibilidad de un mundo con justicia social e igualdad real.
Fotos: AGE

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