Querida base militante y simpatizante de Izquierda Unida: ¿no andaremos cabeza abajo?
Querido militante y sufrido poblador del espacio simpatizante de IU:
Son tiempos revueltos. Aunque si nos paramos a pensar, ¿alguna vez no han sido tiempos revueltos para la izquierda? Luchamos y resistimos a contracorriente, contra viento y marea, sufriendo el silencio de los medios que nos convierten en invisibles, y las veces que nos mencionan todavía es peor: difaman, tergiversan, manipulan... ¿Qué otra cosa cabría esperar? Hacen su papel de instrumentos de dominación ideológica y de control político. Para la izquierda, una brisa convulsa siempre inunda el escenario que pisa. ¿Será que no lo sabías cuando subiste a él?
Pero quizás últimamente vivamos un plus de convulsión. Cierto. Se mire por donde se mire e independientemente de cual sea tu filia o tu fobia, estarás de acuerdo en que la división, fractura, rencor, ruptura de la necesaria fraternidad básica... alcanza una magnitud que amenaza con transformar el espacio de la izquierda en un páramo yermo. Es importante no engañarse: en las luchas fratricidas no hay vencedores, solo gana el Capital y su corte de explotadores y mayordomos políticos.
Sé que la tentación de plantear la cuestión "quiénes son los buenos y quiénes son los malos" es irresistible. Tan irresistible como humana resulta. Pero te invito por un momento a dejar en suspenso tal maniqueísmo. Dirijamos la atención a otras esquinas poco iluminadas de este prisma que es la realidad política. Vamos a iluminar un poco esos otros ángulos que suelen permanecer en penumbra.
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"Unidad popular" es la canción de moda. Qué mal me sabe dibujar una nota crítica contra ello cuando siempre he creído en la idea de un frente popular como alianza estratégica. Puede parecer contradictorio, pero algo me hace sospechar que la liebre que nos tratan de vender quizás maúlle, y las liebres no maúllan, ¿verdad? Puede ser que los que se nos presenta como "unidad popular" o aspiración a la "unidad popular", esté escondiendo otra cosa distinta. O, sencillamente, que se esté planteando de manera incorrecta.
La cuestión de la "unidad" podría plantearse en el marco de la unidad de puertas afuera. No voy a entrar en ello en esta entrada. Únicamente pondré el acento en la unidad de puertas adentro y en algunos problemas y defectos que creo apreciar y que considero que la dificultan.
La cuestión de la "unidad" podría plantearse en el marco de la unidad de puertas afuera. No voy a entrar en ello en esta entrada. Únicamente pondré el acento en la unidad de puertas adentro y en algunos problemas y defectos que creo apreciar y que considero que la dificultan.
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Difícilmente se podrá conseguir una "unidad popular" si previamente no somos capaces de mostrar unidad y cohesión internas. ¿Vamos a ser capaces de alcanzar fuera de casa lo que no somos capaces de lograr en casa? Una Izquierda Unida y un PCE divididos como están, malamente podrán ser impulsores de estrategias políticas más ambiciosas que busquen aunar esfuerzos.
Me llama la atención que en aras de la unidad popular, una de las primeras iniciativas sea expulsar de IU a 5.000 militantes, a toda la militancia de la Comunidad de Madrid. Alguno me ha dicho: "muchos militantes de IUCM están de acuerdo con eso". No dudo que así sea (tampoco hay manera de saber sin son "muchos" o "menos muchos"; quienes toman la medida se cuidan y abstienen de comprobarlo y ellos sabrán el porqué); pero, por lo mismo, tampoco dudo que muchos otros están en desacuerdo, con lo cual la medida profundiza en la división todavía más. Incluso se busca aplicar la decisión con saña política y humillando a esa militancia con una única intención: que no vuelvan los que disienten de cierta línea política. ¡Curiosa manera de trabajar por la unidad popular! Si eres de los que están de acuerdo, te sugiero que por un momento pienses en los compañeros que están en desacuerdo, y que la inmensa mayoría de ellos -aunque tengan un planteamiento diferente al tuyo- son militantes modélicos; muchos de ellos son personas que han luchado durante toda su vida en condiciones muy difíciles. Lamento decirlo, pero todo esto me recuerda a las purgas carrillistas. Estoy convencido que se hubiera podido solucionar el problema de Madrid de forma no traumática para todos. Otra cosa distinta es que interesase acabar con el problema, porque cada vez empiezo a tener más claro que le ha venido muy bien a cierto sector ajeno a IUCM para consolidar su posición de poder. El río, desde luego, estaba revuelto, pero lospescadores lo revolvieron todavía más por aquello de a río revuelto, ganancia de pescadores.
Toda solución al conflicto de Madrid que profundice en la división, es una chapuza política que pisotea el sentido del término "unidad popular". Existen/existían soluciones no traumáticas que tan siquiera se han intentado y me pregunto el porqué: ¡¿POR QUÉ?! Cuando veamos quiénes sacan tajada política de todo esto, posiblemente acabemos viendo con mucha nitidez todo el juego de intereses ocultos que se han disfrazado con disculpas. Texto, pretexto y contexto son dimensiones distintas, pero necesitamos de las tres para entender el trasfondo de esta realidad.
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Ahora bien, IU es mucho más que IUCM: ¡ya está bien de centrar todo el problema en lo que pasa o deja de pasar en Madrid! Y es que la división interna se extiende por las demás comunidades, aunque haya líderes y representantes que quieran ocultarlo. Que uno de los cabezas de IU y firme defensor de la "unidad popular", haya mantenido que en IU sobran los que no entiendan ni respalden el cambio que él lidera, es la antítesis de la unidad. Pero además nos viene a mostrar que no se trata solo de Madrid como acabo de señalar, sino que estamos ante un problema de IU en general.
El estado actual de IU (y del PCE) está caracterizado por el enfrentamiento interno y división; hay fracturas cuyos efectos se mantendrán durante años. Las luchas de poder han impulsado a muchos dirigentes a enfrentar a unas bases de militantes y simpatizantes contra otras, tratando de aumentar su capacidad de influencia en la organización (en este sentido les ha guiado una motivación bastarda). La mínima cohesión necesaria ha saltado por los aires.
Podríamos ponernos a discutir quién tiene razón en las disputas; en ese caso me temo que dentro de diez años seguiríamos discutiendo lo mismo y mareando la perdiz. O bien podríamos tratar de identificar algunas prácticas nefastas de sectores dirigentes cuyo efecto sobre la masa militante y simpatizante es el de romper la necesaria unidad y cohesión. Por ejemplo...
1.- Algo que Javier Parra ha criticado con atino en alguna ocasión: el oportunismo que supone, por parte de ciertos responsables, intentar marcar posición política en redes sociales y medios de comunicación, fuera de lo que son los órganos y procedimientos establecidos por la organización. Y os insisto mucho: esto no va de tener o no tener razón en lo que se dice; de si a éste le acompaña la razón y aquél está errado. No. No va de esto. Esto de lo que va es de los procedimientos paralelos seguidos por algunos, buscando obtener ventaja política aunque acaben dañando el conjunto de la organización.
2.- Otra práctica nefasta que daña la unidad y cohesión: la falta de respeto por los estatutos y las normas. Para que haya unidad debe haber cohesión, y lo primero para que exista cohesión es que todos/as nos comprometamos a respetar y a cumplir y hacer cumplir las normas, empezando por la norma más importante: los estatutos. O imponemos la disciplina normativa o IU cada vez se parecerá más al coño de la Bernarda.
"Esto es una violación de los estatutos", le decía un camarada a un dirigente del Partido, a lo que éste le respondía: "la realidad no se cambia con burocracias". ¡Los estatutos equiparados peyorativamente a la condición de un obstáculo "burocrático"! ¡No está mal, ¿verdad?! ¡Y se trata de un dirigente político! Perdonadme que no mencione los nombres, ni tan siquiera el de la federación. El caso es que esto está sucediendo cada vez más. Si los propios dirigentes no muestran celo en que se cumplan los estatutos, sino que consideran que se pueden transgredir como les de la gana y cuando les de la gana, ¿puede haber cohesión interna? Por supuesto que no. Y por tanto tampoco habrá unidad interna, porque será la ley de la selva.
3.- Este comportamiento tan antidemocrático que muestran ciertos sectores dirigentes, va calando poco a poco hacia las bases. En mi reciente visita a Tenerife tuve conocimiento de cómo hay agrupaciones locales en los pueblos que sencillamente han enterrado los estatutos y demás normas, haciendo y deshaciendo a voluntad del grupito que maneja el chiringuito en el pueblo. En mi tierra, Galicia, veo cosas parecidas. Y sospecho que pasa en todas partes. Es un cáncer iniciado desde arriba y que se va extendiendo hacia las bases y entornos locales. ¿Cómo vamos a tener unidad interna con tales cosas?
4.- El debilitamiento de la democracia interna. Nuestros dirigentes cada vez nos pastorean más. Observo la tendencia a privar de voz y voto a los militantes en las cosas importantes. Sobre todo en las decisiones políticas que son de calado, se priva de protagonismo a la militancia. O sencillamente se controlan de tal forma las asambleas, que acaban siendo una pantomima de la democracia interna.
En lugar de generar un debate de abajo/arriba, desde arriba se cocinan las cosas y luego se imponen. Lo estamos viendo con todo el lío que se está montando en relación con la cuestión de la "unidad popular". Lo normal sería que se discutiese y debatiese a fondo en las asambleas locales, algo que no está sucediendo. Esto a la larga acaba matando a una organización, porque corremos el riesgo de una fuga de militantes por puro cansancio, y que los únicos que se queden sean, además de los cuatro dignísimos incombustibles, los palmeros, lameculos y oportunistas que buscan hacer carrera política exclusivamente. Y no queremos que esto ocurra, ¿verdad?
5.- Unidad, diversidad y uniformidad. ¡Cambiemos el chip! Lo que nos une como izquierda son unos mínimos que forman parte de nuestra identidad política: básicamente la conciencia de clase, el rechazo del interclasismo y la reivindicación de la lucha de clases como motor de toda acción política. Todo esto, lógicamente, sintetizado en un anticapitalismo raíz que nos diferencia de quienes apenas aspiran a maquillar la barbarie capitalista. Desde este anticapitalismo no negociable, toda la izquierda aspira a alcanzar algún día algún tipo de sociedad esencialmente socialista.
Rechazamos que exista un capitalismo feliz. Hoy @_ru_b_en_ lo expresaba muy bien en un tuit sarcástico que me gustó: "Hay que ir hacia una economía social que mantenga a los pobres en unos niveles de subsistencia suficientes como para prevenir la sublevación". Es decir, lo que tenemos en común en la izquierda es que rechazamos precisamente ese gran engaño sistémico.
Pero a partir de esos mínimos, la izquierda es diversa. Nos guste o nos disguste, salvo que uno se considere en posesión de la verdad absoluta, tendremos que admitir que la izquierda está compuesta por sensibilidades políticas y planteamientos diversos.
Tendemos a identificar la diversidad de planteamientos como algo negativo, en lugar de ver las ventajas y riqueza que supone. Mostramos una enfermiza e insana pasión por la uniformidad, por el pensamiento único. Que el abanico de propuestas, fundamentos, perspectivas... de la izquierda sea muy plural, ¿es negativo? No, por supuesto que no. Al contrario, pero para que sea ventajoso y podamos aprovechar las ventajas que tal diversidad nos brinda, ha de darse:
- A) Discusión profunda en las bases, con todo el respeto pero sin miedo y sin tapujos
- B) Escrupulosa toma democrática de decisiones.
- C) Respeto absoluto por las decisiones tomadas democráticamente.
- D) Máxima transparencia por parte de nuestros representantes y órganos colegiados (observo cierto déficit muy preocupante en este apartado; diría incluso que es alarmante).
6.- La cultura política del respeto por las decisiones de la mayoría. La cultura política que debe caracterizar a la izquierda, tendría que asumir la diversidad mencionada como algo positivo. Pero implica una cuestión nuclear que no tenemos clara y que es el origen de cierta mezquindad que nos caracteriza: la aceptación radical de lo que decidan las mayorías. ¿Qué supone esto? Supone que si el planteamiento que yo defiendo no sale y en cambio sí sale el defendido por fulano, cuando haya que defender tal postura yo lo haré con más fuerza e interés que si fuese fulano (precisamente porque no es la mía, pero sí la voluntad de la mayoría). Esto es el abc de la democracia y queridos militantes y simpatizantes, aunque nos cueste reconocerlo, esta asignatura la suspendemos. Pero los primeros en suspenderla, son muchos de nuestros líderes y representantes.
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Todo cuanto he defendido aquí está ya en los estatutos de IU y en teoría forma parte de lo que IU defiende. De ahí la gravísima irresponsabilidad de aquellos líderes y responsables que ningunean la norma estatutaria, de los que se dedican a pastorear a las bases y simpatizantes en beneficio propio y privan de voz a la militancia.
Nuestra unidad está muy rota. Casi resulta una broma que hablemos de izquierda UNIDA. Malamente podremos ser impulsores de "unidad popular" alguna, cuando somos incapaces primero de conseguir nuestra propia unidad interna. Desde aquí le digo a ciertos líderes y responsables políticos: si no sois capaces de lograr dicha unidad interna, garantizarla, defenderla.., todo vuestro discurso sobre la unidad popular es pura retórica en el mejor de los casos; en el peor, un ejercicio de cinismo político.
Parece que andamos cabeza abajo y nos están empujando a contribuir a dinamitar la unidad, los mínimos imprescindibles de unidad sin los cuales IU no es factible. Merece la pena intentar poner a IU boca arriba. ¿Será posible?
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