Saturday, March 10, 2012

ARTICULO SOBRE EL OPUS DEI publicado en el RUEDO IBERICO EN EL AÑO 65

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Eugenio Nieto

Introducción al Opus Dei


Allá por los años treinta, se empezaba a conocer a un sacerdote llamado José María Escrivá de Balaguer. Aquel hombre pío, de origen navarro, había asentado sus reales en Madrid con el laudable objeto de hacer apostolado entre las clases populares. Tan arriesgado proyecto no pudo llevarse a cabo debido a que, " las clases populares " no eran demasiado adictas a la religiosidad propugnada por el clérigo. Ni corto ni perezoso, Escrivá de Balaguer decidió trasladar su apostolado a otros niveles sociales más fáciles y simpatizantes. El perfumado pastor pronto fue el centro del cuidado y los mimos de muchos aristócratas. Aquel joven sacerdote iba a hacer carrera. De eso, incluso él, estaba seguro. Pasaron los años. El apostolado de Escrivá era apacible, y monótono. Las duquesas y los banqueros estimaban que la bondad de la religión se basaba, ante todo, en el tanto por ciento de inmunidad que podía proporcionar a sus enjuagues. Eso lo vio también con indudable sagacidad el padre Escrivá. A medida que la turbulenta historia española avanzaba, él escribía meditaciones y aforismos en un cuadernillo que dio a leer a sus íntimos. Sus íntimos que eran señores importantes pero de escasa formación literaria estimaron que aquella obra merecía publicarse. Escrivá adivinó las intenciones de aquellos señorones y no se opuso. La obra se llamaría Camino. Vio la luz por primera vez en Valencia durante el año de gracia de 1939.
Camino tuvo un éxito notable. En aquel año de 1939 muy pocos libros salieron a la luz, y de ellos, Camino fue el más insignificante, aunque probablemente el que mayor venta alcanzó. Los amigos de Escrivá subvencionaron la edición que fue lujosísima en relación con el nivel editorial reinante. Los amigos de Escrivá sabían, desde luego, donde metían los cuartos y por qué. Los amigos de Escrivá advirtieron en las primeras lecturas que aquel libro, que se componía de 999 aforismos (incluso el número cabalístico es significativo), era una " nueva " fórmula de espiritualidad, deficientemente escrito y que ayudaba a " entender " lo que el momento español estaba brindando a ciertos españoles. Desde un punto de vista exclusivamente dogmático era muy posible que Camino tuviese un número bastante elevado de dislates teológicos. Pero aquello no parecía interesarle mucho al primado Gomá, tan ocupado como estaba en la redacción de caritativas pastorales donde se atacaba sin piedad a los " marxistas, judíos y heterodoxos ". Al cardenal Gomá la teología le tenía sin cuidado, lo cual, si bien se mira, no es un disparate tan grande.
El padre Escrivá de Balaguer tras la " Cruzada " siguió al pie del cañón. Su fama corría por los salones y las iglesias elegantes. Muchos hombres públicos solicitaron su consejo como director espiritual. Algunos jovencitos inquietos y ambiciosos le hicieron coro. Se llamaban -siguen llamándose- Calvo Serer, Pérez Embid, Antonio Pérez... Fue por aquellos años cuando la mente de Escrivá imaginó un proyecto formidable. Su labor debería concretarse en una nueva " orden " o institución religiosa que uniera a sacerdotes y seglares. Escrivá sería el fundador y mentor. Sus importantes arnigos, los colaboradores. Fue a Roma con la idea de presentar al papa Pío XII su proyecto, pero no fue ni recibido. Con cierta dosis de escepticismo el padre Escrivá regresó a España. No volvería a Roma hasta que fuese llamado y conocido, hasta que el Vaticano " necesitase " de su concurso. Continuó su labor apostólica entre los miembros de la alta burguesía española, dentro de la cual comenzó a ser el hombre clave. Escrivá inter-pretaba los Evangelios con su libro Camino en la mano. De allí sacaba fortaleza y sabiduría suficientes como para inducir al rico estraperlista a una " ayuda " o al joven calavera a un matrimonio. Mientras tanto, el sacerdote navarro iba formando un grupo " seleccionado " de dirigentes : sacerdotes rurales con ganas de medrar, jóvenes audaces, integristas sin partido y millonarios. Confeccionados los estatutos de la nueva orden, Escrivá decidió darle nombre : se llamaría Instituto Secular de la Santa Cruz y del Opus Dei, y tendría tres " grados " ; a saber : " cooperadores " (=seglares cotizantes, sin votos privados ni públicos), " numerarios " (=seglares con voto de obediencia y castidad, que viven en comunidad) y " supernumerarios " (= sacerdotes con todos los votos). La orden obtuvo por parte del Vaticano consentimiento tácito de actuación, pero no reconocimiento. El Vicario Pío XII no quería pillarse los dedos, y arbitró esta fórmula como garantía de éxito. El éxito no se hizo esperar : Escrivá asaltó las más graves y arriesgadas fortalezas, con ladina intención y gran astucia. La Compañía de Jesús comenzó a inquietarse por lo que consideraba " ingerencia en sus asuntos ". Ello hizo meditar de nuevo al Pontífice sobre la conveniencia de reconocer o prohibir la labor de Escrivá. Algo le decía a Pacelli que aquellos hombres, seguidores de Camino, llevaban tras de sí el poder aunque no la gloria. La inquietud de la Compañía de Jesús era buena prueba de ello. En 1950 la Santa Sede otorgó el permiso de constitución a la Obra. Escrivá se trasladó a Roma. Era el momento de la victoria. La Obra había vencido.

Por el dinero hacia Dios "
" ¿ Virtud sin orden ?-Rara virtud "(Camino, 79)

Los hombres del Opus Dei se revelaron como excelentes estrategas. La "Obra " poseía desde el principio las arcas llenas, gracias a los generosos capitalistas y nobles que querían curar con unas monedas toda su mala conciencia. Escrivá recogía las monedas y tranquilizaba las conciencias. Estas monedas se multiplicaron como los panes y los peces del milagro. El milagro de Escrivá se basaba en saberse rodear de fieles servidores y de hábiles mercachifles. El carácter " secreto " de la Obra proporcionaba el orden necesario para conseguir la virtud, la preponderancia económica, la hegemonía. Muchos financieros vieron en el Opus un excelente instrumento para enmascarar sus negocios. Los hombres del Opus, conscientes del juego, dejaron a sus mecenas que se confiaran. Cuando los resortes del poder estuvieron en sus manos, expulsaron a los financieros y en su lugar colocaron a hombres de toda confianza. Muy pronto el capitalismo español se dio cuenta de que había que jugar sin las cartas marcadas con estos tahúres de la espiritualidad: o todo o nada. Unos aceptaron el conato de dominación cuando vieron que en el gobierno habían ingresado tres ministros pertenecientes a la Obra y otros tantos, simpatizantes de la misma. Ullastres, Navarro Rubio, Vigón, Alonso Vega, y Menéndez Tolosa, eran los puntales que había que admitir como definitivos. Sin prisa pero sin pausa -vieja fórmula falangista- el Opus comenzó sus negocios a gran escala en dos frentes : banca y distribución de cine. Los negocios proliferaron. Periódicos, empresas radiofónicas, agencias de publicidad, salas de espectáculos, editoriales... El emporio de Escrivá crecía como la espuma. Sin pretensión exhaustiva, y de forma accidental señalaremos algunos de los negocios que el Opus posee en el país :

Bancos: Banco popular Español, Banco Latino, Credit Andorrá.
Agencias de Publicidad : Clarín, Alas, Hijos de Valeriano Pérez S.A.
Revistas: Telva, Mundo Cristiano, Nuestro Tiempo, Atlántida, Actualidad Económica, La Actualidad Española, Gaceta Universitaria, Ama, La Casa, Ondas.
Editoriales: Cid, Rialp, Universidad de Navarra.
Empresas: SER (Sociedad Española de Radiodifusión), Distribuidora Hispano-Argentina, SARPE (Sociedad Anónima de Revistas y Periódicos), Rotopress, Filmófono, Dipenfa.
Periódicos:El Alcázar, Madrid, Diario Regional (Valladolid).

De esta lista, que no puede considerarse definitiva ni mucho menos completa puesto que los financieros del Opus extienden sus tentáculos continuamente hacia nuevos campos, pueden destacarse dos sectores, hacia los que se dedican afanes y desvelos : el bancario y el editorial. El primero sirve para sostener al segundo que a su vez sostiene ideológicamente a la Obra. En este sentido la disciplina que los cooperadores derrochan es admirable. Un buen miembro de la Obra debe estar suscrito a dos o tres publicaciones, por lo menos, para enterarse de las nuevas orientaciones que emanan de Roma. Porque -después nos ocuparemos de ello- la política seguida por el Opus ni es ni ha sido uniforme, aunque puede calificarse en todas sus manifestaciones como de extrema derecha.
Un sector indiscriminado de hombres de empresa han pretendido luchar contra el poderío económico del Instituto Secular Opus Dei. Veían que su poder vacilaba ante las embestidas furibundas de la " nueva espiritualidad ". A esta maniobra pretendió dársele cierto contenido político, aprovechando la salida de los ministros falangistas del gobierno (Arrese y Cía) y la entrada de los " tecnócratas " del Opus. Uno de los " voceros " de la campaña fue el conocido periodista pronazi Rodrigo Royo que por aquellos tiempos era director de Arriba. El mencionado periodista escribió un editorial, titulado "Por el dinero hacia Dios ", en el que atacaba al Opus, siguiendo los consejos de sus " amos " capitalistas que le habían regalado un saneado negocio: la revistaSP. El artículo, como era de esperar, fue prohibido por la censura y durante una temporada corrió en copias mecanografiadas de mano en mano como si se tratara de un documento arriesgado y valioso. Y aquí terminó la hostilidad falangista. Royo fue despedido como director del diario y el asunto no pasó a mayores, aunque demostró a los timoratos que el Opus no se andaba con bromas y que su poder en las altas esferas era inmenso.

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