Karibu significa “bienvenido” en lengua swahili y es también el nombre de la asociación que, desde hace casi tres décadas, trabaja de diversas formas con población africana. En la actualidad, está dirigida por Nicole Ndongala, quien llegó de República Democrática del Congo hace veinte años, por el clima de inestabilidad política y violencia que vivía su país.
Hoy, es una mujer con un discurso poderoso, que tiene respuestas para casi todas las preguntas concernientes a temas de género y su relación con el continente del cual proviene.
Nicole, llevas años trabajando con mujeres africanas, ¿cuál es tu labor, exactamente? ¿Y qué tipo de servicios se presta a las mujeres que van a Karibu?
La Asociación Karibu surge en 1991, cuando empezaron las llegadas de numerosos africanos a España y la situación requería acogida y apoyo humanitario integral que abarcara todos los aspectos de la vida diaria.
Más adelante, surge el Centro de formación y promoción de la mujer, que coordiné durante varios años y actualmente, lo siguen llevando otras compañeras. Su objetivo principal es dar respuesta a las necesidades más inminentes de las mujeres. Se les ofrecen los diferentes servicios de los que dispone Karibu: acogida, alojamiento, asesoramiento jurídico, atención médica, actividades formativas, orientación laboral, acceso a vivienda, y atención personal y psicológica, todo ello encaminado a su integración.
Una vez detectadas las necesidades de cada mujer, se planifica y se diseña un itinerario individual.
Muchas mujeres, llegan con una situación muy vulnerable. Se hace un seguimiento personalizado, hasta que su situación sea más favorable y puedan encontrar recursos por ellas mismas.
Karibu es también un lugar de referencia y de encuentro para los inmigrantes del África negra, hombres y mujeres que llegan y también para quienes viven aquí de forma permanente.
¿De dónde son las mujeres africanas que atendéis?
La imagen que se da de las personas africanas migrantes, mayoritariamente es la de varones de 20-35 años y es inexacta, las mujeres también son un grupo numeroso. Muchas veces, acaban invisibilizadas por circunstancias e intereses diversos.
Las mujeres tienen iniciativa propia y migran de manera autónoma, con todas las consecuencias vinculadas a la vulnerabilidad que eso puede acarrear.
Provienen de diferentes países Africanos, mayoritariamente: Angola, Camerún, Senegal, Mali, Costa de Marfil, Republica Democrática del Congo, Etiopia, Nigeria, Gambia, Ghana, Guinea Bissau, Conakry y Ecuatorial.
¿Cuáles son las razones diversas que provocan que migren?
Depende mucho de la situación política, económica y de desigualdad de oportunidades que vivan los países africanos en cuestión.
Por una parte, vienen porque en sus países de origen permanecen en situaciones de violencia y de pobreza, sin poder optar a un futuro digno para ellas y sus familias y por otra, con la finalidad de mejorar su vida con formación académica y, de este modo, ampliar sus perspectivas laborales e intelectuales. Afortunadamente, entre nosotras hay mucha pluralidad.
Con todo, desafortunadamente, algunas mujeres reciben ofertas de trabajo engañosas que pueden derivar en explotación sexual en locales de prostitución, en donde se ven obligadas a hacer actividades forzadas. De todas maneras, las mujeres africanas en España son las verdaderas desconocidas, existen muchos prejuicios sobre ellas y con ello tienen que sobrevivir.
¿Por qué España?
En su momento lo dije en una entrevista, no puedes esperar un visado mientras tu vida está en riesgo.
Sabemos las dificultades que hay para obtener un visado desde África, aun cumpliendo con los requisitos que requiere la Embajada del país de destino, podemos estar hasta un año o incluso más, pendientes de una respuesta que, probablemente, acabará por ser negativa. De ahí que la gente busque otras vías, aunque eso implique arriesgarse, viajando por el desierto, saltando la valla o nadando… Al final, muchas personas vienen a España por ser el país europeo más cercano
¿Qué provocó que migraras tú?
Salí porque buscaba refugio, necesitaba protección. Cuando hay guerra, la violación contra las mujeres es el mecanismo más eficaz para desestabilizar un país. Tras el golpe de estado que se vivió en 1997, en la República Democrática Del Congo, mi país, y que hasta ahora continúa manifestándose con conflictos armados, hubo altos índices de delincuencia de los rebeldes, masacres, violaciones hacia las mujeres y niñas.
Por desgracia, yo también viví situaciones desagradables y no podía seguir conviviendo con la resignación y el miedo a la violencia sexual a diario, la discriminación de género, la amenaza de sufrir maltrato físico o psicológico o de perder la vida.
Muchas jóvenes como yo huimos con el dolor que implica dejar atrás muchos recuerdos. En mi caso, con la ayuda de mi familia que sabían que era lo mejor que podía hacer en ese momento.
¿Es positivo que alguien que también ha venido a España desde el continente africano sea quien, entre otras personas, trabaje con la gente recién llegada?
Sí, creo que es muy positiva mi atención, porque se traduce, en parte, en admiración pero, sobre todo, en confianza.
Sienten que yo puedo comprender lo que viven, sus motivos para venir aquí, sus dificultades para conocer esta cultura y forma de vivir y también sus luchas y esfuerzos por abrirse camino y cumplir su proyecto de vida y laboral. Por encima de todo, creo que nos reconocemos como mujeres valientes, con gran fortaleza de ánimo y con personalidad propia. Para las personas que acaban de llegar a un país con una cultura diferente, la primera acogida es fundamental porque de ello depende el planteamiento de su futuro.
Esto no significa que personas no africanas no puedan hacerlo bien, de hecho, lo hacen estupendamente.
Dentro de Karibu, siempre trabajamos en equipo para dar una respuesta global a las necesidades de las personas. Sobre todo en los primeros meses, hay profesionales especializados en el tema de extranjeros, inmigrantes y refugiados. Sin embargo, la acogida no solo depende de las personas, tiene que haber planteamientos globales de querer acoger, un compromiso social de aceptar al otro, aunque sea diferente, programas de acogida, debe desaparecer el rechazo… No podemos considerar al otro como inferior y entender que únicamente nos vale para servirnos.
Mis compañeras/os y yo lo que intentamos es posibilitar la integración.
El equipo humano de voluntaries que tenemos en Karibu es de aceptación no de rechazo, se vive la acogida, la hospitalidad y la fraternidad. También nos animamos a afrontar el futuro con esperanza.
Pese a las diferencias obvias existentes, ¿existen patrones comunes, entre las mujeres africanas? ¿Cuáles son?
Tenemos las diferencias culturales como cualquier otro continente, porque África es un continente con 56 países. El error radica en que por el hecho de ser negras, se nos niega la capacidad de ser diferentes. Sin embargo, sí hay ciertas coincidencias: Venimos de un continente en el que, en demasiadas ocasiones, la mujer está considerada como alguien de segunda clase, cuando lo cierto es que son la verdadera riqueza de África. La mujer africana ha sido capaz de hacer valer los valores del ser humano, por encima de otras muchas miserias, violencias o guerras. Su deseo de mejorar económicamente, prosperar, encontrar mayor bienestar y libertad, ha sido una constante en sus biografías. Esto incluye acceder a una formación que les/nos permitiera abrirse/nos un camino profesional o/y emprender un negocio.
Podemos decir que masivamente las mujeres africanas somos solidarias con los nuestros y capaces de sostener a nuestras familias en nuestros países de origen.
Respondiendo a tu pregunta, el patrón común que tenemos entre las mujeres africanas es la humanidad y la africana es por naturaleza una mujer de esperanza.
Muchas veces, las mujeres Afro, en España, decimos que el feminismo hegemónico no nos tiene en cuenta, ¿qué opinas tú?
Creo que es ideológico, mejor no tomarlo en cuenta, el opresor común de todas las mujeres es el patriarcado, aunque haya algunas mujeres que asuman valores machistas.
Estamos acostumbradas a que no se nos tenga en cuenta. Es necesaria la transformación del espacio privado, no basta con ganar espacio en lo público (trabajo, educación, derechos civiles).
Detrás de nuestros estilos de vida y opciones no está la capacidad de “empoderamiento” individual que tengamos, sino una determinada estructura social, pero siempre sin caer en un actitudes paternalistas.
Hablando de escuchar… en España se habla de la trata y de la situación de las mujeres africanas, pero no siempre se ve a las propias mujeres interviniendo en dicho debate, ¿a qué crees que se debe?
Desde La Asociación Karibu, no nos hemos encontrado con la realidad de la trata de forma masiva, pero sí con alguna persona concreta que se ha visto metida en este mundo sin buscarlo.
Lo que sí hemos detectado es que en nuestras actividades, algunas mujeres al conocer que sus amigas o conocidas estaban acogidas, se han animado a apuntarse a ellas. Esa ha sido la vía para poder abandonar el tipo de vida que tenían. Algunas de esas mujeres, a veces, no tienen información ni saben que pueden acceder a otras ayudas y a la protección que pudieran necesitar.
También es cierto que también hay mujeres que se inclinan por llevar una vida que les proporcione el dinero rápido que necesitan para hacer frente a sus deudas o a la urgencia de enviar ayuda a su familia. Estas son presiones que ejercen una fuerte influencia en la vida de muchas mujeres africanas del sur del Sáhara.
¿Y las propias mujeres afro estamos teniendo en cuenta la voz de las mujeres africanas recién llegadas? ¿Qué mensajes estamos ignorando y deberíamos escuchar?
La cultura occidental es individualista…la gente tiene sus círculos de amistades o intereses bastante cerrados… para las mujeres afro-españolas y las que llevamos más tiempo aquí el desafío es “salir al encuentro” de las que llegan. ¿Cómo? Creando espacios de amistad, de apoyo y conocimiento mutuo, de intercambio de saberes y opiniones…de cuidado y valoración de las unas por otras. La acogida, la hospitalidad y la solidaridad comunitaria son valores profundamente africanos.
Las que llegan y las que estamos podemos discernir y ayudarnos a elegir juntas lo que nos hace crecer como mujeres con identidad y personalidad propia, más humanas, comunicativas, libres y sobre todo más felices.
¿De qué forma suele representarse/hablarse de las mujeres africanas en los medios de comunicación?
Cuando se habla de mujer africana hay más mitos que realidades. Suele pensarse que no tenemos mucha cultura, que no estamos suficientemente preparadas, que solo somos amas de casa, que somos débiles…¿Por qué no se habla de las mujeres africanas que han destacado en el ámbito humanitario de reconciliación de pueblos y que están mediando por la paz?
El 85% de la economía africana está en manos de las mujeres. En cuanto a la representación social, también en África comienza a haber mujeres con roles significativos, profesionales en la cultura, en los movimientos asociativos, incluso, en la política. En el marco familiar, la mujer es columna vertebral de la familia y de la red social.
En los países en los que hay conflictos bélicos, como en R.D. Congo, Sudán, o Costa de Marfil, desgraciadamente la violación sexual de la mujer como arma de guerra, es empleada para destruir las comunidades humanas. Dañada ella, la familia, el entorno social se desintegra y a partir de ahí, la apropiación de territorios codiciados por sus riquezas minerales, forestales, etc… puede resultar más sencilla. La mujer es en primer lugar, la que corre más riesgo. Si ella es destruida, todo el tejido social queda desintegrado. La mujer es vulnerable, pero poderosa e importante, incluso en las situaciones más adversas. Pero yo digo que pueden destruir nuestros cuerpos, con nuestra dignidad ni la más potente arma puede acabar.
A pesar de que lo anterior no suele contarse, considero que, afortunadamente, ya va habiendo también una nueva imagen de la mujer africana en los medios de comunicación de algunos países.
Yo llevo 20 años aquí y no soy la única. Hay mujeres africanas que llevan mucho tiempo en España: políticas, escritoras, periodistas, emprendedoras, cantantes y deportistas de élite. Lo que sucede es que no se visibilizan lo suficiente esos perfiles.
Muchas veces, la sociedad española culpa a las personas migrantes de quitar oportunidades laborales, del aumento del desempleo y demás. Sin embargo, la mayoría de las mujeres africanas desempeñan actividades que no tienen derecho a paro: servicio doméstico, limpieza, el campo o cuidar a personas mayores. Lo sorprendente es que incluso para encontrar este tipo de trabajo, en demasiadas ocasiones, también son rechazadas. Todo ello lleva a una situación de estabilidad muy débil que hace que muchas estén en la precariedad y abuso laboral.
¿Qué consecuencias tiene dicha representación en la sociedad? ¿Y para las propias mujeres africanas?
Se nos ve como mujeres desvalidas, sin reconocer nuestra valía. Aquí, en España, la cuestión básica de la realidad de la mujer de la región africana al sur del Sáhara está condicionada y mediatizada por la documentación o, como se dice vulgarmente, los papeles. La forma de acceder a dichos papeles frecuentemente conduce a situaciones de explotación o sometimiento.
¿Y cómo cambiar eso?
Diseñando un modelo de convivencia digno para que no haya barreras, facilitando una integración conveniente y un planteamiento de tú a tú. Acceder a una forma de documentación adecuada, reduciría mucho las situaciones de dependencia de la mujer africana. Sin ella, es complicado trabajar, e imposible cotizar en la seguridad social. No obstante, un porcentaje muy alto de las mujeres africanas no tiene posibilidades de acceder a una vida digna por las barreras existentes.
¿Quién eras al llegar y quién eres ahora?
Era una chica africana joven que había salido de su país por las razones que he citado con anterioridad, Me ha tocado luchar duro contra las adversidades con las que se topa cualquier recién llegada. He tenido que buscar mi camino trabajando duro para poder tener acceso a una plaza en una sociedad occidental, diferente a la mía. Era una persona que sabía que para poder salir adelante, debía ser fuerte, aprender para integrarme y dejarme guiar social y laboralmente por el Padre Antonio Díaz de Freijo, fundador de Karibu, la Hermana Beny, Isabel, Marie y José, que en paz descanse, y muchos voluntarios de la Asociación KARIBU. Son ellos quienes guiaron mis primeros pasos en este país y diseñamos juntos un itinerario para mi integración y formación. Mi fortaleza, voluntad y dedicación hicieron que me pusiera manos a la obra.
Hoy en día, soy la suma de todo ese trayecto, el producto de un recorrido largo. Desde el principio, me dije que, a pesar de los estereotipos, es posible llegar a conseguir un lugar en esta sociedad, desde el cual fuera posible compartir mis experiencias y ayudar a otras mujeres africanas a seguir los pasos de una integración adecuada.
A mi modo de ver, es fundamental que la sociedad española vea que si no nos cierran puertas, podemos alcanzar metas. Sí se puede, aunque te reconozco que es una responsabilidad muy grande ser uno de los referentes de todo tu colectivo.
¿Qué esperabas encontrar en Madrid y qué te ha sorprendido hallar?
No pensé mucho en lo que me iba encontrar, pero daba por hecho que encontraría un país de paz, seguro y una sociedad abierta.
En mi caso, de verdad, cuando llegué me encontré con personas acogedoras y solidarias y tuve mucha suerte porque no suele ser habitual. Es triste porque la interculturalidad en una sociedad debe ser apreciada, no rechazada. Lo que sí me sorprendió es la burocracia y los trámites que existen solo para que puedan documentar a una persona. Esta espera te hace vivir con varios nombres en la cabeza, “ilegal”, “sin papeles”, “indocumentada”… que solo te crea frustraciones.
Pese a esas dificultades me sigue llamando la atención la capacidad que tienen las mujeres para poder buscarse una vida dignamente.
¿Has cumplido tus sueños? ¿Cuáles te quedan por cumplir?
A nivel personal, diría que no se cumplen los sueños de un día para otro, hay que trabajarlos. En la vida real, no solo hay que soñar para lograr ser alguien, hace falta esforzarse, saber hacer, luchar, ser humilde, tener buen corazón y oportunidades. Los sueños son metas que cada persona debe de establecer en la vida y seguramente ni te das cuenta cuando los vas cumpliendo.
Yo valoro y agradezco, día a día, las pequeñas cosas que me hacen feliz, a aquellas personas que me apoyan para mi crecimiento tanto personal como profesional.
A nivel laboral, mi sueño siempre, desde pequeña, ha sido contribuir en algo positivo en este mundo, buscar la igualdad y vivir en armonía. Creo que ha sido un sueño luchado y logrado porque Karibu me ha dado esta oportunidad de poder contribuir con mi humanidad y profesionalidad para el éxito de la asociación que represento. Estoy feliz porque sé que mis logros ayudan también a los demás, en especial a las mujeres que tienen dificultades porque con mi ejemplo se dan cuenta de que pueden cambiar su situación luchando.
Mientras tenga la capacidad de seguir soñando, me quedarán muchos sueños por cumplir, ya que si sigue existiendo un mundo injusto, desigual, continuaré alzando mi voz y depositando mi granito de arena, con el objetivo de construir un planeta más justo.
¿Piensas mucho en RDC? ¿Tanto como para volver algún día?
Claro que sí, porque es mi país, la tierra que me vio nacer y que me educó hasta que me fui.
Como a muchas otras personas, me gustaría volver un día a la RDC para vivir, transferir mi conocimiento y contribuir al bienestar y desarrollo sostenible del país. Me centraría, sobre todo, en el fortalecimiento del trabajo de las mujeres, en su concientización y en el fortalecimiento de sus capacidades.
Con todo, debo de reconocer que, después de haber vivido ya 20 años en España, una sociedad que me ha dado mucho pero también a la cual he aportado, la decisión no es tan fácil ya que me identifico con la labor que hacemos en la Asociación Karibu, siento que es parte mi vida.
Esto no significa que si mi país necesitara mi aportación, no se la fuera a dar.
El problema que tenemos en RDC es la inestabilidad política, de ahí que resulte complicado planear un futuro, actualmente. A largo plazo, si las cosas cambiaran, se podría plantear la vida de otra manera.
¿Las mujeres africanas y afrodescendientes somos más útiles aquí o en nuestros países de origen?
Hoy tenemos que pensar que en nuestro mundo globalizado entre el “aquí y allí” cada vez habrá menos distancias, por la facilidad y en ocasiones “la inmediatez” de las comunicaciones (mirad las ventajas de la informática)
Las mujeres africanas o de otros continentes somos útiles y valiosas donde quiera que estemos, si somos mujeres orgullosas de ser nosotras mismas, deseosas de progresar, para hacer realidad nuestro proyecto de vida y colaboramos con el resto para hacer de nuestras sociedades un lugar mejor.
En este momento de la historia, África tiene mucho que ofrecer y decir. “África es corazón de reserva para la humanidad” se ha dicho de muchas formas a través de hombres africanos como el Dr. Mukwenge, actual premio nobel, Nelson Mandela y de mujeres como Wangari Maathai, Miriam Makeba, etc…
Ho,y las mujeres africanas, mujeres migrantes y ciudadanas del mundo somos para la historia imprescindibles, tanto en nuestros países de origen, como aquí.
Cada vez, más personas están contando sus propias historias, usando como canal la literatura, ¿tú también te planteas escribir un libro?
En primer lugar, felicito a todas esas mujeres afro que se están animando a escribir un libro, yo diría que son más que libros porque muchas hablan de sus experiencias pero, al tiempo, son la voz de bastante gente que encuentra similitudes con las historias que cuentan.
Lo cierto es que mucha gente (amigos editores, entre ellos) me animan a escribir, pero yo no tengo prisa por hacerlo. Ese momento, seguro, llegará. No escribiría solo sobre mí, sino acerca de lo que he aprendido, hasta ahora, sobre el mundo de inmigración.
En 2016 Carmen Soler escribió “Penélopes”, que fue un encargo del Nuevo Teatro Fronterizo, para su ciclo temático “En riesgo”. Se trató de un texto que se inspiraba en mi experiencia personal, así como en las vivencias de otras mujeres con las que he tenido contacto. Fue una obra muy emocionante y bonita
¿Próximos proyectos?
Tenemos y tengo muchos proyectos tanto profesional como personalmente.
Uno se llama “el Círculo de la palabra”, se trata de un proyecto en el que intentaremos no solo compartir e intercambiar experiencias, sino también dar oportunidades a las personas recién llegadas, generar espacios para que den su opinión, alzar su voz y por qué no, poder ser conferenciantes, también.
Por otro lado, también barajamos ampliar talleres para las personas africanas en temas de formación profesional.
A nivel personal, con un grupo de amigos, estamos montando una asociación.
Lucía Mbomío
Periodista, actualmente en “Aquí la Tierra” en TVE
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