Por Pablo Serrano
Mariano Rajoy habla poco pero da mucho que hablar. Son muchos los que le recriminan susescasas comparecencias ante los medios y ante los ciudadanos. Sin embargo, yo he llegado a la conclusión de que este hombre hace menos daño callado que con sus inútiles, insustanciales y, a veces, ofensivas disertaciones. Eso sí, hay quereconocerle el esfuerzo que hace para no decir nada.
El otro día, por ejemplo, en la rueda de prensa con el primer ministro irlandés, Enda Kenny, se dirigió a los más de seis millones de parados para decirles que el Gobierno sabe lo que tiene que hacer (menos mal) y que el año que viene será mejor que el presente. ¡Toma ya! Además, en lugar de pedir perdón a los parados les ha pedido paciencia. ¿Paciencia? ¡Vaya cara! ¿Cómo se atreve usted a pedir paciencia a quienes se están ahogando?
Señor presidente, a los parados ya no se les puede pedir más paciencia, ¿es que no sabe que ya la han agotado? A nuestros conciudadanos parados no hay que pedirles, hay que darles. Hay que darles trabajo y no falsas esperanzas. Usted, señor Rajoy, llegó a presidente del Gobierno prometiendo reducir el paro y asegurando que diría la verdad a los españoles. Visto que no ha cumplido con ninguna de estas dos promesas, supongo que no le molestará que alguien le pueda llamar mentiroso o, si lo prefiere, que alguien le acuse de fraude electoral, ¿verdad?
No comments:
Post a Comment