Thursday, November 25, 2021

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¿Estamos asistiendo a la validación global del pensamiento feminista? Claves de un pensamiento que no empieza ni acaba con el MeToo.

A finales del siglo pasado, algunos pensadores, entre ellos Alain Touraine y Cecilia Amorós, decían que la magnitud del discurso y de la acción política feminista era tal que las transformaciones que proponía para la emancipación de las mujeres eran de las más radicales y revolucionarias del siglo. Lo eran y lo deben ser aún mucho más. En realidad, la gran rebelión feminista del siglo XXI está aún por llegar.

Como sucede con casi todo, las redes y plataformas digitales ayudan a difundir ideas. La vindicación histórica feminista por la igualdad entre hombres y mujeres también se ha visto beneficiada por la rapidez y facilidad con la que se propagan imágenes e ideas, y sí, podemos ver en el fenómeno global MeToo una confluencia de mensajes con una fuerza inusitada a favor de la causa feminista, que efectivamente, confirman que esta causa, la feminista, está arraigada en la sociedad. Pero el feminismo ni ha nacido con el MeToo, ni acaba aquí.

 

El feminismo es una idea dominante.

No exactamente, primero hay que deconstruir. Si estamos de acuerdo en que el feminismo se funda en la toma de consciencia de las mujeres sobre sus derechos a partir del reconocimiento de la opresión, dominación y explotación a los que siguen sometidas, por la simple razón de que su sexo está subordinado al masculino, entonces, coincidimos en que este pensamiento constituye hoy una idea dominante en nuestras sociedades. Plantear, convencer y evidenciar que existe una discriminación estructural y multidimensional hacia las mujeres y ponerlo en la agenda política fue un hito de la teoría política feminista. Con ello, en los últimos 25 años (si nos situamos en el cambio que supuso la plataforma de acción de Beijing en 1995), se han puesto en marcha transformaciones históricas para la vida de las niñas y las mujeres de todo el mundo. Y hoy, ciertamente, el pensamiento feminista impregna las instituciones, políticas y normas, acompañándose de campañas institucionales y del sector privado, desde lo global hasta lo local.

Para llegar a esa institucionalización del feminismo hubo que desarrollar una teorización política que rompía con la tradición del pensamiento patriarcal y con la misoginia que está en los cimientos del orden político y social que construyeron ilustrados y modernos, como indican Rosa Cobo y Alicia Miyares. Es decir, hubo que repensar cómo pensamos que deben ser las cosas. La revolución de las palabras y de paradigmas que hace el pensamiento feminista no fue en absoluto pacífica ni sencilla. Es fruto de un gran esfuerzo intelectual y de la valentía de muchas grandes pensadoras que nos han regalado conceptos como: el nuevo contrato sexual de Carole Patemanlo personal es político de Carol Hanisch y Germaine Greer, la noción de la categoría de género para analizar cómo se construye cultural y socialmente la dialéctica de poder-subordinación del patriarcado (desde Simón de Beauvoir a Kate Millet hasta hoy), o la consciencia de la capacidad de elegir de Ruth Lister y el poder poder de Amelia Valcárcel. Al fin y al cabo ‘conceptualizar bien es politizar bien”, como dice Celia Amorós. Y esto es lo que ha hecho el pensamiento feminista. Conceptualizar para politizar y transformar.

La conceptualización que hace la agenda de desarrollo sostenible 2030 del empoderamiento de las mujeres y la exigencia de respuestas con unas gafas de análisis de género sería una muestra de la extraordinaria expansión del pensamiento feminista institucional. Gracias a los datos desagregados por sexo se pueden obtener evidencias y poner en marcha políticas públicas (“sin datos no hay visibilidad y sin visibilidad no hay prioridad” indicó la profesora Cecilia Castaños en un artículo reciente en El País. Y precisamente, esos mismos datos muestran que si bien se han logrado más avances que nunca antes en los derechos y en la praxis de las mujeres, también persisten brechas, obstáculos y resistencias intolerables.

El Global Gender Gap 2021, del World Economic Forum, reconoce que al ritmo actual nos quedan 135,6 años hasta llegar a la paridad entre mujeres y varones. John Stuart Mill expuso ya en 1869 los tres argumentos para defender la participación paritaria de las mujeres en las decisiones: legitimidad, justicia social y eficacia. Precisamente, sobre el tercer argumento, la eficiencia y eficacia de contar con la otra mitad de perspectivas e inteligencias, van surgiendo nuevos aliados del feminismo como adalides del empoderamiento político y económico de las mujeres. Sin embargo, el engranaje feminismo-igualdad sustantiva-neoliberalismo económico no gira, se estanca. Por ello, el feminismo como idea dominante solo puede triunfar y resolver la discriminación estructural hacia las mujeres si la sociedad en su conjunto renuncia al mantra neoliberal. Afortunadamente, sobre todo tras la crisis de la COVID, hay toda una línea de pensamiento -y ojalá también de acción (incluido a través del G7)-, que va cobrando fuerza hacia la deconstrucción de dicho mantra.

 

La clave de la expansión del pensamiento feminista está en el activismo global de la mitad de la humanidad.

¿Teoría o acción? Si la esencia de la buena política es la acción, como decía Hanna Arendt, la movilización feminista ha capturado como ninguna otra ideología la fuerza de la acción política. La teorización no hubiera prosperado si no se hubiera propagado a través de las redes de mujeres “en movimiento”. El movimiento amplio de estas constituye el gran motor del proceso, en España, Latinoamérica, África, Oriente Medio o Asia. La acción política feminista se ha expandido en reuniones entre mujeres, compartiendo risas y penas, en un intercambio de viajes de conceptos y de mujeres que rotan de vivencias y cargos y en ese rotar van acumulando experiencias y propagando ideas.

En los últimos años, al ocupar el espacio público, con pancartas y consignas en las calles y redes de todo el mundo en torno al 8M o bajo el lema Ni una más, en Latinoamérica, el activismo feminista ha logrado que el feminismo suba de peldaño en la agenda política.

Como las ideologías, el pensamiento feminista teoriza un ideario (la igualdad entre varones y mujeres) y busca persuadir a otros para seguirlo. Sucede que las “mujeres” no es un colectivo minoritario vulnerable, sino la mitad de la población. A diferencia de otras ideologías, el pensamiento ideológico feminista cuenta con esa mitad de la población como protagonistas, actoras y beneficiarias principales para defender sus propios derechos. La teoría de la masa crítica queda ya superada por la fuerza de la razón de la legitimidad, justicia social y eficacia a favor de la igualdad sustantiva y la paridad. No se puede esperar 135,6 años para alcanzar la paridad. Estamos viviendo la rebelión inter-pares.

Otro aspecto diferenciador del movimiento feminista respecto a otras ideologías es que no se somete a la dirección o jerarquización de nadie. No puede ser apropiado por ideologías de izquierdas o derechas, las mujeres son mujeres más allá de todo lo demás que puedan ser o pensar. La unicidad del objetivo emancipador es global. Es verdad que, en algunos países como el nuestro, fueron las mujeres socialistas y de izquierda las que lideraron el feminismo, mientras la derecha recusaba leyes de paridad, en cambio en Francia se unieron mujeres de todos los espectros ideológicos, (Au pouvoir citoyennes. Liberté, égalité, parité). La no apropiación partidista del movimiento feminista, y su no adscripción a criterios de clase social, raza, etnia u orientación sexual, hacen del feminismo y de sus múltiples corrientes que propugnan derechos en una amplia diversidad de ámbitos y espacios el gran movimiento ácrata global.

 

“El feminismo como teoría y acción política tiene aún mucho por hacer”

Sí, sin duda. Los indiscutibles avances que van transformando los patrones de conducta y todas las normas e instituciones creadas en torno a éstos no han culminado la ingente tarea de acabar con la discriminación estructural hacia las “mujeres” como categoría sexual subordinada. De hecho, que el desarrollo del discurso y de la acción feminista haya acelerado transformaciones tan profundas en un periodo tan corto, de apenas dos o tres décadas, conlleva dos tipos de riesgos.

Depende: ¿Vamos hacia el triunfo del feminismo como pensamiento ideológico?

Víctima de violencia machista sosteniendo un papel con el hashtag Me Too (Mykhailo Polenok via Getty Images)

En primer lugar, el síndrome de agotamiento y la banalización de la causa feminista. Me refiero a la posible sensación de que el paradigma de la igualdad es un acquis de nuestra sociedad.  Algo así se trasluce de las generaciones que han nacido o crecido ya durante ese periodo en aquellos países donde más se ha avanzado, como el nuestro. Si bien parecen comprender y animarse a sostener acciones concretas, y han vivido como suyo el fenómeno MeToo, el concepto de “feminismo” resultaría algo ajeno. Ser “feminista” se asemejaría a ser radical, extrema. No es infrecuente escuchar a jóvenes sentirse a favor de la igualdad, pero no de las feministas (términos tan burdos como feminazis vendrían a servir de insulto a esas locas radicales feministas). El síndrome de agotamiento del feminismo podría estar también en la autocomplacencia. Creer que la maquinaria de las leyes y políticas ya está en marcha y que la presencia de mujeres garantiza la igualdad sustantiva. Banalizar las conquistas y los desafíos. En ese escenario, podría explicarse la aceptación incomprensible que está teniendo la nueva agenda política de derechos a favor de colectivos minoritarios discriminados. Para poner en valor esos derechos se banalizan y tergiversan conceptos cruciales para el feminismo como género y sexo, proponiendo un gran cajón de sastre como la diversidad e identidad, según Alicia Miyares, donde las mujeres, esa mitad, serían, de nuevo un colectivo más. En ese contexto, salir a la calle a gritar MeToo no basta, el feminismo requiere teoría, precisa confrontar este debate en la academia, en las leyes, en las políticas. Ambas, teoría y acción feminista, se necesitan.

En segundo lugar, hay riesgo en las gravísimas resistencias que se oponen a la concreción práctica de compartir el poder, de redistribuir y reconocer en dignidad y derechos a niñas y mujeres. La agenda feminista no es pacífica porque altera el poder y el orden establecido durante siglos. Cuando repartes el poder, donde entra una mujer, sale un hombre. Los riesgos de involución en derechos son una constante. Lo vemos con la agresividad del movimiento “contra la ideología de género”, con la expansión de la violencia política en paralelo a la llegada de miles de mujeres latinoamericanas a la política, gracias a las cuotas y leyes de paridad, vemos cómo se incrementa el porcentaje de mujeres cabeza de hogar con nuevos problemas y discriminación, el acceso de las mujeres a puestos directivos conlleva un coste personal para las mujeres. Se va creando la categoría de las superwomen, mujeres agotadas, que encaja con el espíritu de la auto realización y la meritocracia que Nancy Fraser define como feminismo neoliberal.

El propósito del feminismo era acabar con la dicotomía de roles público-privado, sin embargo, en general, los avances se están produciendo del lado de las mujeres, a través de la feminización del mercado laboral y del acceso a la representación política. En cambio, la masculinidad tradicional y las administraciones no están asumiendo el coste de cuidar una familia y organizar el propio hogar. La crisis de la COVID ha puesto en evidencia todas las resistencias, obstáculos y discriminaciones que sufren las mujeres en la cotidianeidad. La gran transformación pendiente está en la inversión en políticas sociales de cuidado y en el cambio de paradigma que supone una corresponsabilidad en el uso del tiempo entre hombres y mujeres. Esto es hoy una emergencia global.

 

Now What?

Depende: ¿Vamos hacia el triunfo del feminismo como pensamiento ideológico?

Mujeres desempleados gritan consignas frente al edificio del Ministerio de Asuntos Sociales en Túnez (Chedly Ben Ibrahim/NurPhoto via Getty Images)

Más feminismo y más aliados. Hacia el Estado Social paritarioEn ningún lugar del mundo el feminismo, como teoría y acción política, puede dejar de ser impertinente, de molestar, reivindicar y gritar. Aunque es cierto que las situaciones son muy diversas. Allí donde más se invierte en políticas sociales, que benefician sobre todo a las mujeres, la feminización del trabajo y el acceso de las mujeres a la vida pública y política van logrando que disminuyan las brechas de género.

Tras la crisis de 2008 hemos comprobado quién perdió más, las mujeres. No por la crisis financiera, sino como consecuencia de las políticas de austeridad que impusieron esos mismos organismos (G7, McKinsey, World Economic Forum…) que, en cambio hoy nos proponen reducir las brechas de paridad porque es ineficiente para el mercado. “Las mujeres se vieron desproporcionadamente más afectadas por los recortes sociales, pese a producirse al mismo tiempo, que formalmente se accede a más derechos por parte de esas mismas mujeres” indicaba Mary Daly.

 

La igualdad sustantiva y la paridad entre hombres y mujeres necesita políticas sociales, y para ello, necesitamos un Estado emprendedor y redistribuidor.  

Dos recetas. Una, para los donantes. Para lograr el cambio de normas sociales machistas, lo más complejo y objetivo último del feminismo, se ha demostrado que el mayor impacto se alcanza al apoyar a las redes de mujeres, el feminismo activista que mantiene la conciencia de derechos y obstáculos (como señala la evaluación del Fondo de Igualdad de Género, en el que España tanto contribuyó). La segunda receta es acabar con la actual encrucijada que tenemos todos bajo este mantra neoliberal de los últimos cuarenta años. La rebelión feminista está por llegar, hasta convertirse en la esencia del futuro Estado feminista y paritario en el siglo XXI, el de la ciudadanía social de las mujeres.

 

 

Monday, November 22, 2021

COP 26. Dossier - Ed Hawkins, Giuseppe Onufrio, Michael R. Krätke, Yanis Varoufakis |

COP 26. Dossier - Ed Hawkins, Giuseppe Onufrio, Michael R. Krätke, Yanis Varoufakis | Sin Permiso

“O los gobiernos se deciden o el clima quedará fuera de control. Entrevista a Ed Hawkins

Ed Hawkins

Ed Hawkins, científico del IPCC y autor de las "Franjas de Calentamiento" explica por qué no podemos esquivar la encrucijada en la que se encuentra hoy el planeta: "La ciencia se muestra hoy clara. Hasta ahora la Tierra se ha calentado 1,1 grados. Para intentar mantenernos por debajo de 1,5 necesitamos reducir a la mitad las emisiones de CO2 para 2030 y alcanzar el "cero neto" en 2050". Son demasiadas promesas para la COP26 - advierte -, se necesitan compromisos concretos y oportunos en cada país, de lo contrario superaremos el umbral de intervención". Le entrevista para il manifesto la periodista Stella Levantesi.

Las Franjas de Calentamiento muestran el aumento de las temperaturas con colores. Ordenadas cronológicamente, desde 1850 hasta hoy, las bandas verticales de colores representan el aumento de la temperatura media global, del azul, más frío, al rojo, más cálido.

Este gráfico es la forma más inmediata y directa de entender visualmente el calentamiento global en el último siglo, y lo inventó el climatólogo británico Ed Hawkins, autor del último informe del IPCC. En esta entrevista explica el estado actual del clima y nos habla de los principales obstáculos para la necesaria acción política con el fin de evitar las consecuencias más demoledoras de la crisis climática.

¿Podría explicarnos la relación entre fenómenos meteorológicos extremos y cambio climático?

Del último informe del IPPC se desprende que las actividades humanas -principalmente la quema de combustibles fósiles- han calentado el planeta unos 1,1 grados hasta ahora. Y una de las consecuencias de ese calentamiento es que ha provocado que los fenómenos extremos, como las olas de calor y las fuertes lluvias, sean más intensos y frecuentes. Así que ya estamos sintiendo los efectos de un mundo que se calienta en los cambios del clima extremo.

Seguro que ha oído hablar de los medicanes [tormentas tropicales en el Mediterráneo] que han afectado al sur de Italia. ¿Considera que los medicanes y otros fenómenos meteorológicos extremos son manifestaciones físicas del cambio climático?

La forma que prefiero al pensar en esto es que siempre hemos tenido y siempre tendremos huracanes y medicanes, y olas de calor y fuertes lluvias, que son parte del clima que experimentamos. Y siempre seguiremos teniendo ese tipo de sucesos. Lo que ocurre es que el cambio climático está cambiando la naturaleza de esos fenómenos.

Así, cuando tenemos una ola de calor, hace más calor de lo que solía ser el caso, y cuando tenemos lluvias intensas, llueve más. Y el riesgo de inundación es mayor cuando tenemos un ciclón tropical o un medicán que golpea la tierra porque el nivel del mar es más elevado, lo que significa que hay más probabilidad de inundación de las costas. Lo que está haciendo el cambio climático es aumentar las repercusiones y efectos del clima que siempre experimentamos.

¿Puede hablarnos del proyecto Franjas de Calentamiento y del hashtag #ShowYourStripes? ¿Cómo surgió, qué es y cómo ha cambiado la visualización de datos para el público?

Empezó hace unos tres años, más o menos, cuando me invitaron a un festival de literatura en Hay, en el Reino Unido. Intenté idear una forma de demostrar los efectos de nuestro mundo en calentamiento a un público que probablemente no estaba acostumbrado a ver gráficos científicos.

Así que utilicé un conjunto de bandas de colores para representar los cambios de temperatura en la propia ciudad de Hay, utilizando simplemente una franja por año, y usando los colores para representar la temperatura de ese año en particular. Se puede observar que los colores cambian de azul a rojo en los últimos 130 años. Puse eso en la pantalla y pude ver al instante que la gente reconocía y entendía lo que estaba compartiendo. Y me pareció que iba a resultar una forma muy útil de comunicar más ampliamente.

Creo que necesitamos una extensa gama de formas de comunicar el cambio [climático] a diferentes públicos. Creo que las franjas pueden comunicar [esto] de la manera más sencilla y clara posible.

La clave del sitio digital y del proyecto ShowYourStripes es que nos muestra todos los países. Y algunos países, diferentes estados o diferentes ciudades en las que disponemos de registros prolongados. Lo que muestra es que, sí, las temperaturas globales se están calentando, pero eso significa que cada país se está calentando y que se están calentando las ciudades. Por lo tanto, comunicar el hecho de que el tiempo y el clima de tu zona se están viendo afectados creo que es un mensaje realmente importante, que no es un concepto remoto, sino algo que nos está afectando aquí y ahora.

¿Está de acuerdo en que ninguno de los obstáculos ligados a la búsqueda de soluciones a la crisis climática tiene que ver con la ciencia del clima? Los científicos del clima llevan décadas estudiando este fenómeno, con proyecciones más precisas cada año, y hay certeza sobre las causas y la mayoría de las repercusiones.

Sí, como científicos del clima, no lo sabemos todo sobre el clima, pero sabemos lo suficiente como para informar sobre las grandes cuestiones políticas, sabemos lo suficiente sobre los efectos del aumento de las temperaturas en la sociedad humana y en nuestros ecosistemas como para que los responsables políticos sepan las gravísimas consecuencias que tendrá que las temperaturas sigan aumentando.

La ENTREVISTA COMPLETA EN SinPermiso​
Fuente: il manifesto global, 13 de noviembre de 2021

Traducción: Lucas Antón

 

El legado de Glasgow, una "reducción gradual" del carbón

Giuseppe Onufrio

La Conferencia de Glasgow se clausuró con un texto que, tras empezar endeble, se debilitó aún más en el tramo final en torno a  la cuestión de la eliminación del carbón, a petición de la India.

El desfase entre la urgencia de las acciones necesarias y la lentitud de las negociaciones no es, desde luego, nada nuevo, pero esta vez está escrito blanco sobre negro.

De hecho, si nos fijamos en los pocos aspectos positivos del documento, ha sobrevivido la referencia al escenario de contención del calentamiento por debajo de 1,5ºC y la consiguiente necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% en el curso de la década.

Pero no se menciona el desfase entre la tendencia actual (que va hacia por lo menos +2,4°C) y los compromisos para alcanzar el objetivo. La presentación de nuevos objetivos voluntarios se ha pospuesto hasta 2022, retrasándose así respecto a la hoja de ruta fijada en París en 2015.

Recordemos que la COP26 debía haberse celebrado el año pasado y se pospuso a causa de la pandemia. Su importancia radicaba en que, cinco años después del Acuerdo de París, era necesario presentar compromisos más ambiciosos, tal y como exigía el mecanismo de negociación. Desde 2015, estaba claro que la tendencia de las emisiones y los compromisos ya asumidos conducían a un aumento mucho mayor de la temperatura media mundial, muy por encima de los 2°C, y por lo tanto a incumplir el objetivo de permanecer "muy por debajo" de ese umbral, posiblemente en torno a los 1,5°C.

EL TEXTO COMPLETO EN LA PAGINA WEB DE @SinPERMISO https://www.sinpermiso.info/textos/cop-26-dossier

Fuente: il manifesto global, 16 de noviembre de 2021

Traducción: Lucas Antón

COP 26: Por qué el Acuerdo Climático de Glasgow es mejor que su imagen. El pacto climático ha sido criticado. Pero algo de bueno contiene. En puntos esenciales, va más allá incluso del Acuerdo de París de 2015

Michael R. Krätke

El Pacto Climático de Glasgow, ¿un momento histórico? Después de dos semanas de la Cumbre Mundial del Clima, ¿podemos volver a concebir esperanzas? ¿Seremos capaces de dar un giro en el último minuto hacia una economía y un modo de vida neutros desde el punto de vista climático? Para la declaración final, China, India e Irán forzaron literalmente una rebaja en los últimos minutos de la conferencia. En lugar del discurso de abandono del carbón, ahora solo hablan de la reducción. Esto ocurrió para decepción de muchos delegados, a los que el presidente de la conferencia, Alok Sharma, pidió disculpas al borde de las lágrimas. Por supuesto, uno podía y debía sentirse frustrado, pero no había razón para llorar. A pesar de cierta relativización, el pacto climático presente sobre la mesa tiene mucho que cumplir. Establece el abandono de las energías fósiles y exige que se supriman las "subvenciones ineficientes" al petróleo, el gas y el carbón. Y de hecho todos son "ineficientes".


TEXTO COMPLETO AQUÍ: https://www.sinpermiso.info/textos/cop-26-dossier

Fuente: https://www.freitag.de/autoren/der-freitag/besser-als-sein-ruf

Traducción: Jaume Raventós

 

La Cop26 está sentenciada, y la culpa le corresponde a la huera promesa del "cero neto"

Yanis Varoufakis

"No nos equivoquemos, el dinero lo tenemos aquí si el mundo quiere usarlo", declaró Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra y hoy enviado de las Naciones Unidas sobre el el clima, que representa a su vez a una alianza de financieros sentados sobre una montaña de activos por valor de 130 billones de dólares. Entonces, ¿qué quiere el mundo? Si la humanidad tuviera el poder de organizar una encuesta mundial basada en la idea de un ser humano, un voto, ese referéndum de toda la especie daría sin duda una respuesta clara: "¡Hagamos lo que sea necesario para dejar de emitir carbono ya!". Por el contrario, tenemos un proceso de toma de decisiones que culmina en el colosal fiasco que se está produciendo en Glasgow.

El fracaso de la Cop26 refleja el fracaso de nuestras democracias a ambos lados del Atlántico. El presidente Biden llegó a Glasgow mientras su gente impulsaba en Washington su proyecto de ley de infraestructuras en el Congreso, un ejercicio que desvinculó el proyecto de cualquier inversión seria en energías renovables y financió una serie de infraestructuras que emiten carbono, como la ampliación de carreteras y aeropuertos. Mientras tanto, en la Unión Europea, la retórica puede estar pintada de verde brillante, pero la realidad es de color marrón oscuro, ya que incluso Alemania espera recibir abundantes cantidades de gas natural ruso a cambio de dar luz verde al gasoducto Nord Stream 2. La UE debería estar creando una Unión Paneuropea de Energías Renovables, pero, por desgracia, nuestros líderes ni siquiera están debatiendo esta idea.

Hay tres razones por las que la COP26 está resultando una debacle tan espectacular. La primera razón estriba en un problema de acción colectiva en todo el planeta respecto al "free-riding" [las actitudes arovechadas]. Las grandes empresas, al igual que los estados, siguen el ejemplo de la plegaria de San Agustín: "Señor, hazme casto, pero todavía no". Todo el mundo prefiere un planeta en el que nadie emita carbono a un planeta que chisporrotee. Pero todo el mundo prefiere también retrasar el pago del coste de la transición si puede salirse con la suya. Si el resto del planeta hace lo correcto, el planeta se salva, aunque uno posponga egoístamente su propia conversión a la probidad medioambiental. Y si el resto del planeta no hace lo correcto, ¿por qué ser el único tonto que lo hace?

La segunda razón estriba en un fallo de coordinación global. En cierto sentido, Carney tiene razón: hay montañas de dinero en efectivo ociosas en el sistema financiero mundial, cuyos propietarios ultrarricos están dispuestos a invertirlo en actividades con bajas emisiones de carbono. Pero una inversión privada, por ejemplo, en hidrógeno verde, sólo dará beneficios si hay muchos otros inversores que invierten también en ella, y por eso todos los inversores se sientan a esperar que sean los demás los primeros. Mientras tanto, las empresas, las comunidades y los estados se unen a este juego de espera, sin querer asumir el riesgo de comprometerse con el hidrógeno verde hasta que las grandes finanzas lo hagan. Lo trágico es que no hay un coordinador global que ponga de acuerdo al dinero, las tecnologías y las necesidades disponibles.

La tercera razón es, sencillamente, el capitalismo. Siempre ha ganado ritmo a través de la incesante mercantilización de todo, empezando por la tierra, el trabajo y la tecnología antes de extenderse a los organismos genéticamente modificados, e incluso al vientre de una mujer o a un asteroide. A medida que el reino del capitalismo se extendía, los bienes sin precio se convirtieron en mercancías caras. Los propietarios de la maquinaria y la tierra necesarias para la mercantilización de los bienes se beneficiaron, mientras que todos los demás pasaron de la miseria de la clase obrera del siglo XIX a las fantasías tranquilizadoras del consumismo pequeñoburgués sin sentido.

TEXTO COMPLETO : https://www.sinpermiso.info/textos/cop-26-dossier
Fuente: The Guardian, 10 de noviembre de 2021

Traducción: Lucas Antón

Yanis Varoufakis  Co-fundador del Movimiento por la Democracia en Europa (DIEM25), Yanis Varoufakis es diputado y portavoz de este grupo en el Parlamento griego y profesor de economía de la Universidad de Atenas. Es ex-ministro del Gobierno de Syriza, del que dimitió por su oposición al Tercer Memorándum UE-Grecia. Es autor, entre otros, de "El Minotauro Global".
Ed Hawkins  profesor de ciencias climáticas en la Universidad de Reading (Reino Unido), ha sido colaborador o coautor de varios los informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático).
Michael R. Krätke  es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso, profesor de economía política en la Universidad de Lancaster y colaborador asiduo de Der Freitag.


Giuseppe Onufrio  activista del ecologismo desde los años 70, físico de formación e investigador sobre energía y medio ambiente y energético, es desde 2009 director de Greenpeace Italia.
Fuente:
Varias
Traducción:AAVV

Thursday, November 18, 2021

Crisis humanitaria mundial 2020-2030: de la erradicación de la pobreza a la erradicación de los pobres

Crisis humanitaria mundial 2020-2030: de la erradicación de la pobreza a la erradicación de los pobres - GEAB

Crisis humanitaria mundial 2020-2030: de la erradicación de la pobreza a la erradicación de los pobres

No cabe duda de que el inconsciente colectivo de Occidente se siente amenazado por una humanidad demasiado numerosa.

Todo contribuye a este sentimiento difuso[1] :

. la vuelta a la vida después de la pandemia y a las aglomeraciones callejeras, que de repente se hace insoportable en comparación con la calma del encierro;

. la exposición de un mundo no occidental que nos supera en número diez a uno, que cuestiona nuestras sociedades, nuestras identidades, nuestros modelos;

. la obsesión medioambiental que ha convertido a los humanos en enemigos sistémicos de nuestra buena Madre Naturaleza;

. la crisis existencial ligada al cuestionamiento de la utilidad del ser humano, ni trabajador (por la tecnología) ni consumidor (por la contaminación);

. la desaparición en Occidente del pensamiento social y humanista en favor del pensamiento ecologista y naturalista

. las crecientes dificultades de nuestros sistemas sociales, aplastados bajo el peso de 30 años de desinversión liberal, el envejecimiento de la generación del Babyboom, y los costes adicionales relacionados con la pandemia y sus consecuencias (desempleo, empobrecimiento, enfermedades físicas y psiquiátricas, drogas, etc.);

. el progresivo distanciamiento del mundo provocado por el auge de las fronteras, la borrosa relación con la realidad de los humanos conectados al mundo virtual y el control de la información, relanzando el clásico proceso de deshumanización de los «Otros», esas masas sin rostro que pululan y amenazan desde otros lugares;

. el totalitarismo transhumanista que se está imponiendo;

. las fantasías de decrecimiento que acompañan todo esto y que presuponen, sin atreverse a decirlo, un declive demográfico para empezar…

El pesimismo ambiental se alimenta tanto del sentimiento de exasperación creciente con los Otros como del horror que surge de la perspectiva de las consecuencias de este sentimiento, es decir, la aceptación gradual de dejar morir a la gente (socialmente), o incluso de hacer morir a la gente (geopolíticamente).

Prevemos que en los próximos 5-10 años, cientos de millones de personas desaparecerán prematuramente de la faz de la tierra de diversas maneras.

Las semillas de este gran agotamiento humano se encuentran en el colapso de los sistemas sociales (que se analiza más adelante), así como en las crecientes tensiones geopolíticas (que se analizan en el siguiente artículo).

Inseguridad alimentaria, hambruna

En 2015, el número de muertes al año se estimó en 59 millones. Un estudio de la Universidad de Oxford[2] calcula que la esperanza de vida en 29 países (principalmente Europa, Estados Unidos y Chile) caerá al menos 6 meses de media entre 2019 y 2020. Por supuesto, el Covid-19 es un factor de este impresionante colapso, pero no lo explica todo. Por ejemplo, el hecho de que EE. UU. y Lituania tengan las mayores caídas (¡2,2 y 1,7 años perdidos en los hombres respectivamente!) no se explica por una mayor incidencia del Covid-19 en estas poblaciones.

Después de haber disminuido en los últimos 20 años (en gran parte debido a la erradicación de la pobreza en China), desde 2016, el hambre mundial ha aumentado, afectando a alrededor del 10% de la población mundial[3]. Ya en junio de 2020, las Naciones Unidas dieron la voz de alarma, pidiendo una acción inmediata para evitar que «cientos de millones» (¡ya estamos ahí!) mueran de hambre[4]. Más recientemente, se habla de que 320 millones de personas han perdido el acceso a sus necesidades alimentarias[5]. Los países afectados son Yemen, Siria y Afganistán, pero también la República Democrática del Congo, Honduras, India[6], Brasil y Sudamérica[7]

Figura 1 – Puntos conflictivos del hambre en el mundo. Fuente: GZERO, 2021

 

Según algunos cálculos, casi 8 millones de personas han muerto de hambre desde principios de año. En comparación, el Covid-19 ha matado a 5 millones de personas en casi 2 años. Pero el Covid-19 mata indiscriminadamente, mientras que el hambre sólo mata a los pobres…

Estamos lejos de sugerir que nuestros líderes no están tratando sinceramente de abordar el problema. Pero ellos no tienen el control de las finanzas. Por ejemplo, el presidente Biden se jacta de haber recaudado 10.000 millones de dólares para financiar un programa plurianual «Feed the Future» para luchar contra el hambre en el mundo[8]. 10.000 millones, ¿a quién queremos engañar? Mientras tanto, los mercados financieros están produciendo no decenas, ni cientos, sino miles de miles de millones… a la misma escala que las deudas de los gobiernos. ¿Qué pueden hacer nuestros políticos en este contexto?

En Estados Unidos, gracias a las ayudas, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria (10,5%) no habría aumentado entre 2019 y 2020. Pero la cuestión queda para 2021, cuando la crisis de la cadena de suministro se haga patente. El pánico hace que la gente vacíe las estanterías de las tiendas y haga acopio de alimentos en casa, lo que agrava el problema[9]. La inflación, las interrupciones del suministro y los desiertos de alimentos[10] pueden combinarse para crear un desastre humanitario en «el país más rico del mundo».

En Europa, la inseguridad alimentaria está distribuida de forma muy desigual: entre el 3,5 y el 20% según los países, con una media de alrededor del 7%, a pesar de la riqueza y las redes de seguridad social del continente.

Y el futuro es sombrío. La prensa anticipa unánimemente un agravamiento de la crisis alimentaria, que por supuesto se asocia sistemáticamente a la crisis climática[11], aquella contra la que no se puede hacer nada, salvo reducir la población o empobrecerla para financiar hipotéticos futuros tecnológicos …

Gran dimisión, suicidios, drogas

Sunday, November 07, 2021

MONUMENTO AO 10 DE MARZO: SÍMBOLO DA CLASE OBREIRA GALEGA, Rafael Pillado

 Artigo de Rafael Pillado.

Dirixente de CCOO e o PCG represaliado no 72 e antes.
MONUMENTO AO 10 DE MARZO: SÍMBOLO DA CLASE OBREIRA GALEGA
Hai tan só unha semana, presentábase no Parador de Turismo de Ferrol, a iniciativa que Memoria Histórica Democrática e a Asociación Fuco Buxán, apoiadas por unha vintena de agrupacións e centos de cidadáns, elaboraran para celebrar, no 2022, o 50 Aniversario dos tráxicos acontecementos sucedidos en 1972 a nivel de Galicia, primeiro en Ferrol e, inmediatamente, en Vigo e outras localidades, dando lugar ao recoñecemento parlamentario da xornada do 10 de marzo como “Día da Clase Obreira Galega”.
No devandito Manifesto, que expresaba a vontade de considerar todo o ano afectado por esa celebración, sinaláronse algúns trazos fundamentais dese Aniversario, destacando, entre eles, un tema concreto: a vontade de rescatar da vergonzante marxinalidade o simbólico e significativo Monumento que lle fai xustiza; para iso, resulta imprescindible o seu traslado ao centro da praza, onde lle corresponde de pleno dereito.
En paralelo, reclámase a denominación de “Praza do 10 de marzo” ao espazo público abarcado.
No seu día, o 12 de setembro de 1994, publicara na prensa, unha carta dirixida ao Sr. Alcalde, lembrándolle que a remodelación de toda a zona desprazara a localización do Monumento.
Naquel escrito, expresábame nos seguintes termos: Tras as obras de remodelación da entrada á cidade e a creación dunha praza, desprazando lateralmente as estradas de entrada e saída, o Monumento ao 10 de marzo foi marxinado de forma extrema….
Aténdonos á Verdade Histórica, a intervención policial do día de autos, coa pretensión de cortar pola metade a manifestación que, desde a Estrada de Castela, discorría xa pola Estrada das Pías (denominada naqueles momentos como Av. Jorge Vigón), chegou e até superou a actual zona de emprazamento do Monumento, ata que a heroica resposta dos traballadores - pedras contra fusís - obrigoulles a retroceder e refuxiarse no Cuartel.
Esa brutal intervención “das forzas da orde” obrigou aos traballadores a desprazarse á zona de entrada da estrada para porse a salvo.
Quen fomos testemuñas directas dos feitos sabemos que foi o lugar que hoxe ocupa a “Porta Nova”, o centro de todos aqueles feitos, que haberían de culminar coa morte dos compañeiros Amador e Daniel por disparos da Policía, que causaron, ademais, numerosos feridos indefensos, reos do delito de demandar unha vida digna para as súas familias.
Sabemos tamén que as dúas vías de entrada e saída á cidade, coincidían co centro da actual praza, polo que a nosa pretensión de traslado do monumento está máis que xustificada.
Por todo iso, reclamo a maior atención a esta esixencia e o seu cumprimento, cando transcorriron 50 anos daqueles acontecementos, con proxección histórica, presentes aínda nunha memoria cidadá, merecedora de verdade e de Xustiza.
Sí, “…esiximos un decoroso e digno emprazamento do monumento en lugar privilexiado da nova Praza…”, facémolo para sacalo da incomprensible marxinalidade a que, por razóns non o suficientemente explicadas, viuse relegado. O seu autor, Xoan Xosé Braxe Rei, artista comprometido e solidario, tamén llo merece.
As efemérides do 10 de marzo significa para Ferrol e as súas Traballadoras e Traballadores - como o representa para Galicia (e aínda máis aló) -, unha data de insoslaiable referencia no longo camiño por conseguir Dereitos e Liberdades que a ditadura franquista negara por máis de corenta anos á Sociedade Española.
A Clase Obreira Galega hoxe demándanos que tanto esforzo, tanto sacrificio, tanto sangue derramado non sexan en balde e, de igual modo, que se lle recoñeza o seu protagonismo na vangarda, ao longo e ancho da nosa Longa Noite de Pedra, algo que, por desgraza, están a pretender sepultar no esquecemento unhas voces que só representan o rostro máis escuro e sinistro do fascismo ilustrado.
Ferrol, 15 de outubro de 2021
Rafael Pillado




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