Francia nunca ha sido tan rica con tantos pobres. Por Patricia Pérezpor La pupila insomne |
Los he visto cerrando el paso en las rotondas, peleando contra las medidas de Macrón y contra el frío invernal de 2 o 3 grados y hasta menos, bloqueando las salidas de las autopistas (que ahora hacen pagar más caros sus servicios) o echándole leña al fuego que calienta sus cabañas de poca fortuna para recabar sus derechos frente a zonas comerciales donde exhibe indolente su ganancia el capital monopolista.
Los llamados « Chalecos amarillos » pagan caro el precio de su indignación: combustibles en alza a pesar de la disminución del precio del barril de petróleo, salarios suspendidos por los días de huelga, 17 ojos sacados por balas de caucho policiales, huesos y dientes partidos, obreros y obreras gasificados impune e injustamente con bombas lacrimógenas, detenciones arbitrarias, trancazos por solo por manifestar su desacuerdo con las medidas antipopulares que asfixian a las grandes mayorías.
He podido rescatar con mi cámara o mi teléfono celular imágenes que dan fe de su perseverancia en esta provincia del noroeste francés (La Vendée), en una lucha que parece no querer dar tregua a las políticas neoliberales por más tiempo, deseando mantener la presión sobre el gobierno a pesar de las difíciles circunstancias. Su objetivo es continuar la batalla hasta el fin de lo que el eufemísticamamente llaman ahora el «gran debate nacional», cuando ya la imposibilidad del diálogo parece imponerse mientras sigan siendo los bancos y no los estados los que gobiernen. Y es justo decir que desde las primeras barricadas, no les ha faltado ni el coraje de Georges Clémenceau ni la imaginación de François Rabelais (dos célebres vandeanos).
«Laisse-moi mes plumes » («déjame las plumas») dice este joven con su simbólico disfraz de « gallo francés » exasperado.
En el momento en que el moviemento llega a su decimosexta semana, algunos diarios y otros confesos surrealistas del Ministerio del Interior francés, insisten en hacernos creer que se ha apagado el impulso inicial y que casi no han habido manifestantes en las calles, aunque muchos han sido los que han protestado en París, Burdeos, Lille, Lyon, Nantes y otras grandes y pequeñas ciudades de este hexágono, en que « el rey » sigue « estando en su trono », como machaca aun la canción del gran cantautor francés de canciones protesta Renaud. Sigo persuadida de lo inverso al ver crecer, como flores que anuncian la próxima estación, los carteles que clavan los Chalecos amarillos y que la policía retira una y mil veces, antes de verlos resurgir cada vez más en las rotondas.
Esta última fotografía la tomé hoy al mediodia, en la misma rotonda de la zona comercial de La Roche sur Yon, donde la policía estaba protegiendo no a los trabajadores, sino la entrada y los alrededores del Mc Donald’s, sitio en que mis hijos nacidos en Francia saben –y no entienden por qué– no podría entrar si se acataran al pie de la letra, y a unos cuantos miles de kilómetros, las leyes extraterritioriales estadounidenses.
De todos los carteles que he visto desde el inicio de las manifestaciones este último, por su sencillez y su belleza « a ras del suelo », me pareció hoy un « coup de maître » de su autor desconocido. Con una frase lapidaria, llena de contraste y casi a modo de sucinto epitafio, se revelan a quien quiere verlas –mal que le pese a los gobernantes– las causas y consecuencias del desastre actual francés, asi como la de un sistema que se desmorona y cuyos días podrían, ante el tremebundo empuje social de los Chalecos amarillos, estar cada vez más contados en un país donde la Libertad sigue aun guiando al pueblo.
Anexo:
Otras acciones del día de hoy (según el periódico Ouest France):
- En Burdeos, las fuerzas del orden hicieron uso del cañón de agua. « El 16 de marzo, Aquitania invade París, ultimátum temporada 2 », proclamaba una gran banderola colgada sobre un anadamiaje en Burdeos donde 4.000 Chalecos amarillos manifestaron. Los manifestantes se reunieron a primera hora de la tarde en la Plaza de la Bolsa. Se pararon delante de la estación San Juan, y los comerciantes bajaban sus cortinas de hierro a su paso. Al final de la tarde las fuerzas del orden tiraron granadas lacrimógenas en la Plaza de la Comedia. El Cara-cara se prosiguió en la Plaza Pey-Berland, donde las fuerzas del orden hicieron uso de un cañón de agua.
- En Colmar, los Chalecos amarillos pusieron una chaqueta fluorescente gigante sobre la réplica de la estatua de la Libertad.
- En Brest, 300 Chalecos amarillos manifestaron durante la tarde provocando bloqueos en el tráfico y particularmente a nivel del centro comercial Europa. A última hora de la tarde, ocupaban la rotonda de Pen-ar-C'hleuz.
- En Marsella, una información judicial ha sido abierta después de la muerte de una octogenaria en el hospital, en diciembre de 2018, tocada en su casa el día anterior por un tiro de granada lacrimógena, estando al margen de manifestaciones. Un chaleco amarillo hizo una denuncia en París por "impedimento a la libertad de manifestar " y "privación ilegal de libertad", después de haber sido colocado en detención provisional antes de la manifestación del 26 de enero.
- En Caen, un millar de personas manifestó. Después de un desfile « en calma », los Chalecos amarillos forzaron los grandes comercios a cerrar sus puertas, una a una. A las seis de la tarde las fuerzas del orden entraron en acción.
- En Nantes, 2 000 personas manifestaron. Heridos ligeros entre fuerzas del orden y manifestantes.
Según el rotativo Libération, en Lille, el llamado europeo a manifiestar de los Chalecos amarillos se tornó en manifestación franco-belga con cruz de Lorraine y martillo con hoz. « Un poco más de personas que el último sábado, por lo menos 2 000. Debemos rozar los 3 mil », dijo un manifestante, quien distribuyó a un máximo de Chalecos amarillos una pequeña pegatina, justamente para contarlos. Pero no había tenido tiempo para ver lo que faltaba. Un buen grupo de belgas, "una centena", estima otro Chaleco de 45 años, atravesaron la frontera, para venir a engrosar las filas de los manifestantes de Lille, al llamado de los organizadores.
No comments:
Post a Comment