Agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertaron sobre el rápido deterioro de la situación en el territorio palestino de Gaza, en especial por las devastadoras consecuencias de la actual escasez de combustible, informa Tharanga Yakupitiyage[1] (IPS).
Además, solicitaron apoyo a los donantes porque en diez días se agotará el combustible de emergencia para instalaciones fundamentales.
De hecho, el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que este territorio palestino es una “emergencia humanitaria constante”. “Gaza sigue exprimida por los cierres debilitantes; dos millones de palestinos están en dificultades a diario con una infraestructura deteriorada, una crisis de electricidad y la falta de servicios básicos”, detalló.
La escasez de combustible amenaza los servicios de saneamiento y los hospitales de Gaza, que dependen de generadores para mantenerse en funcionamiento.
Si no se refuerza el suministro de energía corren peligro los servicios de emergencia y de diagnóstico como rayos X, las unidades de cuidados intensivos y los quirófanos. Más de cien piscinas de aguas servidas, plantas de desalinización y la capacidad de recolección de basura también estarán en peligro, informó la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
“Los hospitales ya empezaron a cerrar”, alertó el coordinador de OCHA para los territorios palestinos ocupados, Roberto Valent. “Sin fondos, más proveedores de servicios tendrán que suspender sus operaciones en las próximas semanas, y la situación se deteriorará de forma drástica, con posibles consecuencias para toda la población”, subrayó.
Hasta ahora, 16 hospitales y centros de salud dejaron de funcionar. Algunos más, como el hospital de niños de Al-Durra, tuvieron que reducir drásticamente sus servicios por falta de combustible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de que en el hospital Best Hanun solo funciona la emergencia en su mínima capacidad, y se estima que las reservas de combustible durarán solo hasta mediados de marzo.
En 2018, se necesitarán unos 6,5 millones de dólares para contar con 7,7 millones de litros de combustible de emergencia. “Ese es el mínimo para evitar el colapso de los servicios”, detalla OCHA en su pedido de fondos.
Para que funcionen bien todas las instalaciones básicas, se necesitan 10 millones de dólares por año. Mientras, los hospitales siguen teniendo dificultades para atender el gran flujo de pacientes con traumatismos.
Según la OMS, se agotó 40 por ciento del suministro de medicamentos esenciales, como los que se usan en emergencias y en otras unidades críticas.
El equipo de la ONU en los territorios palestinos pronosticó que Gaza será inhabitable en 2020 a menos que se tomen medidas para mejorar el suministro de servicios básicos y la infraestructura.
“Urge el apoyo inmediato de donantes para garantizar que los palestinos vulnerables de Gaza accedan a servicios vitales de salud, agua y saneamiento”, remarcó Valent.
La crisis humanitaria de esa zona coincide con el recorte de fondos de Estados Unidos a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa).
Con unos 65 millones de dólares menos quedó la agencia que atiende a más de cinco millones de refugiados, a los que ofrece servicios de salud y sociales y asistencia de emergencia en toda la región.
“Está en juego la seguridad humana, los derechos y la dignidad de cinco millones de palestinos refugiados en Medio Oriente”, recordó Guterres, con preocupación.
“Pero también está en juego la estabilidad de toda la región, que puede verse afectada si la Unrwa no puede ofrecer los servicios vitales”, acotó.
La crisis comenzó en 2006, pero empeoró en 2017 tras una disputa entre las autoridades palestinas de Cisjordania, con sede en Ramalah, y las de Gaza, por cuestiones económicas e impositivas, y la consiguiente medida de Israel de reducir el suministro eléctrico al territorio palestino.
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