Por favor, deja de intentar prohibir el concierto que organizamos el 12 de mayo en el Teatro Filarmónica de Oviedo. No es la primera vez que tu partido junto al PP lo intenta. Me caes bien. Te llamas Albert, como yo. Eres catalán, como yo. Te gusta ir aseado, como yo. Y cada vez que abres la boca, dices una mentira o una tontería, como yo.”
Así empieza la carta abierta que el icónico músico Albert Pla ha difundido a través del Diario Público, con motivo de una nueva persecución que está sufriendo de cara a un concierto previsto para mediados de mayo en Oviedo. Esta vez fue la formación naranja la que, acogiéndose a aquellas declaraciones en las que Pla decía “a mí siempre me ha dado asco ser español, y espero que a todo el mundo”, está intentando boicotear la presentación del músico, actor y compositor catalán en la capital asturiana.
La carta, que podéis leer entera aquí, deja algunos momentos especialmente brillantes:
“¿Recuerdas que hace años me añadisteis en la lista de intelectuales que apoyaban a Ciudadanos? Entonces erais cuatro gatos. A mí me hizo mucha gracia que alguien pudiese pensar que yo apoyaba a algún partido político. Pero me hizo mucha más gracia ser tratado como un intelectual. Yo estaba el segundo de la lista, por cuestión alfabética, después del gran Albert Boadella.
Pasaron un par de años y os rogué que me quitarais de la lista. Lo hicisteis.
Me explicasteis que había un tipo que se hacía pasar por mí y que escribía opiniones en mi nombre. Pero que no me preocupara, que las cosas que escribía estaban muy bien y que además erais muy admiradores míos.
Me explicasteis que había un tipo que se hacía pasar por mí y que escribía opiniones en mi nombre. Pero que no me preocupara, que las cosas que escribía estaban muy bien y que además erais muy admiradores míos.
(…)Lo más feo es que además hacéis creer a los ciudadanos españoles que nuestro trabajo está subvencionado por el Gobierno y que, de alguna manera, estos conciertos son actos antisistema pagados con el dinero de todos. No es cierto. El teatro, aunque sea público, no nos contrata, ni siquiera cede sus instalaciones gratuitamente. Quede claro que el concierto se hace a través de un promotor privado que alquila el teatro con este fin.
También quede claro que eres tú, y no yo, el que, hoy por hoy, recibe un sueldo del Estado.”
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