Ayer murió en Vitoria-Gasteiz el tenaz luchador antifranquista Sabin Arana (Sestao, Bizkaia, 1944). Tomó contacto con ETA allá por 1959 aunque, como solía contar, “aquello tenía, entonces, más de aventura intrépida que de clandestinidad”.
El año 1962 era ya el responsable de ETA en Sestao, pero a principios de 1963 cayó enfermo de tuberculosis. Eso significaba reposo absoluto, así que se dio a una lectura que, aun siendo bastante desordenada —desde la Summa teológica de Tomás de Aquino hasta Los condenados de la tierra de Frantz Fanon-— le llevó a indagar sobre las desigualdades sociales y a abrir su conciencia socialista.
Fue detenido dos veces en 1964. Dos años después pasó a la clandestinidad como miembro liberado de ETA y responsable político de alguno de sus herrialdes (zonas). En marzo de 1968 la policía le detuvo en Vitoria después de escaparse de la encerrona que prepararon al coche en que se encontraba y de un tiroteo posterior en la calle. Fue torturado y al cuarto día evacuado al hospital, pues apenas podía respirar entre estertores. Los ocho largos años de cárcel hasta que salió amnistiado el año 1977 fueron extraordinariamente activos e importantes.
Estando él en la prisión de Carabanchel, el 7 de junio de 1968, cayeron muertas las dos primeras personas en un enfrentamiento entre la Fuerzas de Seguridad del Estado y ETA: el número de la guardia civil José Pardines y Txabi Etxebarrieta, miembro liberado de ETA y uno de los principales referentes de la organización. Horas más tarde era detenido Iñaki Sarasketa, que fue condenado a muerte, aunque la pena le sería conmutada. Semanas después el comisario jefe de la Brigada Político Social de Gipuzkoa, Melitón Manzanas, caía muerto en un atentado de ETA. Se instauró el estado de excepción y las cárceles se llenaron. Periodo de intensa vida en ellas y periodo en que la formación y el estudio cobraron una gran importancia para Sabin Arana.
En 1970 se produjo la ruptura entre ETA 5ª Asamblea (la que tuvo después prolongación en la organización armada) y ETA 6ª Asamblea, que inició un proceso de conversión en organización política vasca de izquierda revolucionaria. Fuera de las cárceles, ETA 6ª se fusionó con la Liga Comunista Revolucionaria (LCR) y buena parte de presas y presos, Sabin Arana entre ellos, lo apoyaron. Formó parte del fallido intento de fuga de la prisión de Segovia.
Tras su amnistía, Sabin Arana siguió haciendo lo que había hecho siempre: escuchar mucho, explicar bien y mantener compromisos. En este momento formaba parte muy activa y decisiva del movimiento que se está creando para que la juez de Buenos Aires (Argentina) María Servini de Cubria impute en una causa contra el franquismo a exministros, exjueces y expolicías diversos. Hace unas semanas formó parte de la delegación que viajó a Buenos Aires. Estos días, mientras el resto de la delegación repetía viaje, Sabin Arana moría en Vitoria por un maldito e inesperado cáncer.
Petxo Idoyaga es catedrático de Comunicación Audiovisual en la UPV/EHU.
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