La exposición que este año Manuel Sierra ha dedicado al 1º de mayo no lleva título, simplemente es un grito con un largo subtítulo ciertamente explícito: “Pequeño alegato contra las pandemias, contra las guerras, contra la explotación humana y contra la muerte”. En esta ocasión, y van 14 años, siempre por estas fechas primaverales, el pintor de Babia vuelve a colgar sus demandas en el Coco-Café (Plaza de Federico Watemberg 1) de Valladolid.
La exposición del 1º de mayo de Manuel Sierra puede verse durante todo el mes de mayo en los horarios de apertura del establecimiento (lunes, cerrado).
Por ISAAC MACHO (texto)
JUAN A. BERZAL (fotografías)
Se trata de un conjunto de obras inéditas, creadas expresamente para este comienzo de año “artístico”, como suele calificar el artista el encuentro de sus obras en relación con esta efeméride de la lucha obrera.
La novedad de este mayo de 2022 es que el autor retoma, en cierto modo, su línea de la pintura política, esta vez presentada en el interior de cúpulas de cristal utilizando materiales que tenía recogidos en su taller desde hace años a la espera del momento oportuno que ha llegado ahora.
“Yo tenía previsto, en principio, trabajar para este primero de mayo sobre la pandemia, especialmente, en su relación con la naturaleza que se había adueñado de las ciudades debido al encierro y al aislamiento en que hemos vivido estos dos últimos años. Los parques se desmesuraron al no poderse podar los árboles; los jardines se transformaron en bosques y lo mismo sucedió con los animales: perros deambulando por las calles, pavos reales en las azoteas, patos por las estaciones de autobuses y del tren, en fin, se te metían hasta en casa…”
En medio de ese pensamiento, alrededor de las pestes, surgió la invasión de Putin a Ucrania. Con ese nuevo actor en el escenario internacional de la coyuntura geopolítica, Sierra reconsideró su propuesta inicial y se replanteó “otras consideraciones más generales: la guerra como modo de explotación humana, como modo de aniquilación del individuo —no solo mental sino también físicamente—, la aniquilación de los territorios, la aniquilación de la memoria y de las identidades, aunque esos conceptos también los contienen las pestes y las pandemias”, advierte.
Con este panorama de fondo, el pintor leonés optó por utilizar los mensajes, a través de collages, que ya propuso en el asesinato del anarquista y antifascista Salvador Puig Antich y que se vino en llamar pintura política.
Esta nueva exposición forma parte de las viejas denuncias que había mostrado anteriormente en los collages de las maletas kosovares, con la sangre al cuello, aunque esta vez de manera tridimensional y sirviéndose de elementos que “todos podemos encontrar en los kioscos, en las cosas de la vida cotidiana, en recortes de prensa o en las tiendas de reproducción de animales salvajes o de granja”, señala el pintor.
Con esos materiales y guiones muy estrictos para cada una de las piezas, sin olvidar los elementos de construcción de madera, el artista descontextualiza esos puzzles y los aprovecha como soporte para referirse al medio urbano.
“En esos prismas de madera hay veces que recojo imágenes de una fachada de un edificio, circuitos impresos, barras de control de calidad o de identidad y el ojo que mira. Detrás de estas presentaciones encontramos una serie de iconos que provienen de la pintura política y que vuelven a estar aquí para construir pequeños universos, exvotos, que ejercen como talismanes o recuerdos en los que a pesar de la barbarie que estamos cometiendo contra los seres humanos, los animales y la naturaleza, pese a todo, la naturaleza va a sobrevivirnos a todos nosotros”, interpreta Sierra.
Para el autor de la muestra contra las pandemias, las guerras, la explotación humana y la muerte, esta lección de la naturaleza podemos verla, en su última obra, “en el alce que está subido a un edificio, en las plantas que crecen y anulan los rascacielos en los que, por cierto, puede verse hasta un helicóptero que habrá lanzado cientos de misiles hasta destruir una ciudad”, describe Sierra. Una mezcla de múltiples desencuentros.
Las cúpulas de cristal quieren dejar constancia, por tanto, de lo que pasó en un momento determinado de la historia de la humanidad. “Es como si alguien encontrase en el futuro algo que al descubrirlo pudiera tener una lectura cuasi escultórica, aunque no me atrevo a decir que sean esculturas porque es una disciplina que yo no conozco y las definiciones se me escapan, pero es tridimensional, al fin y al cabo”.
Las creaciones que ha presentado el pintor leonés en este 1º de mayo, como ocurre con la pintura política, tienen una gran ventaja sobre la pintura —que encierra un consumo más inmediato— ya que, si no son adquiridas por los aficionados al arte, pueden brindar otros discursos a partir del instante en que fueron concebidas. Además de poder exhibirse en nuevas presentaciones y actos culturales pueden ser objeto de foro y debate en jornadas, conferencias o convocatorias en las que los asistentes interactúen con el propio artista y otros especialistas.
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