Sunday, May 31, 2015

Cerrado el equipo negociador de Ferrol en Común para el pacto

Cerrado el equipo negociador de Ferrol en Común para el pacto - Ferrol - Diario de Ferrol

El Consello Local de Esquerda Unida valoró el resultado de las elecciones del domingo jorge meis

El Consello Local de Esquerda Unida valoró el resultado de las elecciones del domingo jorge meis


El comité que negociará el pacto de gobierno con PSOE y BNG en representación de Ferrol en Común está ya constituido a falta de su ratificación por parte de la asamblea que se celebrará el próximo miércoles.   Tras la decisión de Anova de delegar en Esther Leira esta responsabilidad, ayer fue el turno de Esquerda Unida –que escogió a Miguel Castro– y de los inscritos en Podemos –cuya representación correrá a cargo de Carlos del Río–.
El Consello Local de Esquerda Unida se reunió ayer, además de para nombrar a su representante en las negociaciones, para hacer una valoración de los resultados electorales, que consideraron muy positivos, según explicó el candidato a alcalde de Ferrol en Común, Jorge Suárez. Los contactos informales continuarán a lo largo de estos días y aunque en diferentes círculos se da por hecho que el BNG no entrará a negociar un pacto de gobierno, Suárez apuntaba ayer que Iván Rivas –el cabeza de lista del Bloque, con el que tuvo varias conversaciones– no se lo había confirmado y que esperaba que este fin de semana se despejase la incógnita. “Gostaríame que o decidisen o antes posible”, precisó.
calendario
El calendario que quiere sacar adelante Ferrol en Común pasa por dedicar la semana que viene a negociar los puntos programáticos para, ya la semana del 13 –cuando está prevista la toma de posesión de la nueva corporación– distribuir las áreas de gobierno.
Por lo que se refiere a los inscritos en Podemos, celebraron ayer una asamblea en la que, además de elegir a Carlos del Río como su representante en las negociaciones, acordaron exigir como punto de partida para la negociación con el PSOE que suscriba el código ético de Podemos. Según explicó el propio Del Río es una condición que ponen como grupo. Tienen claro que “non pode haber dobles gobernos” y que la negociación tiene que partir de un programa común y no de un reparto de cargos. “Nós non entraremos nese xogo”, precisó

Empleo, servicios sociales y vivienda, ejes del plan de choque de Ferrol en Común

Empleo, servicios sociales y vivienda, ejes del plan de choque de Ferrol en Común - Ferrol - Diario de Ferrol

El programa de Ferrol en Común plantea la expropiación o compra directa de viviendas en estado ruinoso para darles un uso social jorge meis



El programa de Ferrol en Común plantea la expropiación o compra directa de viviendas en estado ruinoso para darles un uso social jorge meis


A la espera de que se determine si habrá o no pacto de gobierno y a cuántas bandas una cosa está clara: Ferrol en Común llevará el peso del equipo que se ponga al frente del Ayuntamiento de Ferrol como fuerza más votada entre las de la izquierda y con Jorge Suárez como alcalde. De ahí que el programa de esta formación política –integrada a su vez por Esquerda Unida, Anova e inscritos en Podemos– sea la referencia del gobierno para los próximos cuatro años.
La participación de los vecinos es uno de los ejes fundamentales de este programa y, aunque     se trata de un precepto de aplicación a todas las áreas de gobierno, el Reglamento de Participación Ciudadana y los presupuestos participativos son dos de los ejes fundamentales que seguirá Ferrol en Común en esta materia. Precisamente fue el abandono de estos dos pilares uno de los reproches que se le hicieron al Partido Popular durante la campaña electoral. Ahora se pretende recuperar tanto la normativa municipal que garantice que se escuche la voz de los vecinos en la toma de decisiones como que estos tengan capacidad para determinar parte de las inversiones que llevará a cabo el Concello anualmente en sus presupuestos.
Las asambleas de barrio y sectoriales, la creación de un grupo municipal abierto y la concepción del Ayuntamiento como organizador social son otras de las propuestas programáticas de Ferrol en Común. Asimismo parece que llegarán a su fin los plenos con invitación que estableció el Partido Popular. Las sesiones ordinarias mensuales se concebirán, en función de los compromisos de la organización que lidera Jorge Suárez, como “asembleas abertas á cidadanía”.
emergencia social
Uno de los aspectos fundamentales que pretende sacar adelante Ferrol en Común es un plan de choque contra la situación de emergencia social. Se trata de una política “de aplicación preferente”, que será consensuada con los tejidos social y vecinal y con las organizaciones sindicales para priorizar el gasto público en tres ejes: el empleo, los servicios sociales y la vivienda.
En la primera de estas cuestiones, los objetivos de Ferrol en Común son desarrollar políticas de empleo a través de una orientación laboral formativa e integradora, además de remunicipalizar servicios y fomentar el cooperativismo. Esta formación política sostiene que con los 13 millones de remanentes que se acumularon en este gobierno “poderían crearse nun ano máis de mil empregos directos”.
En cuanto a los servicios sociales, se parte de la premisa básica de que el Concello es un “asistente social nun estado de benestar” y no una organización de caridad. Por eso se plantea progresividad fiscal en todos los tributos y excenciones a desempleados y personas con dificultades en el transporte público y los actos culturales.
El establecimiento de una renta básica municipal, la extensión de los servicios sociales en todos los barrios y la supresión de las ayudas de emergencia, implantando planes sociales integrales de desarrollo personal son otros de los objetivos que se marca Ferrol en Común en política social, junto con el impulso y colaboración con entidades sociosanitarias que no tienen sustituto en el Sergas, como Asfedro y Aspaneps.
En cuanto a la vivienda, y partiendo de que en Ferrol existen 9.000 que permanecen vacías, se defiende el concepto de ciudad compacta, con interconexión entre los barrios y una política de rehabilitación y regeneración urbana. Para recuperar los barrios históricos se plantean además la formación en oficios y cooperativismo, una política de vivienda y alquiler social y ciclos de formación profesional, conservación y mantenimiento de viviendas de titularidad pública o privada.
La recuperación “a custe cero” de los terrenos de Defensa para dedicarlos a usos sociales y dotacionales y crear una oficina de apoyo a los desahuciados son otras propuestas en este campo, junto con el gravamen del IBI en las viviendas vacías propiedad de los bancos.
Por lo que se refiere a la política urbanística, Ferrol en Común plantea una ciudad “compacta”, con zonas peatonales, espacios verdes y un transporte público de calidad. La peatonalización progresiva del barrio de A Magdalena con alternativas al transporte privado como aparcamientos en superficie, microbuses circulares y un desarrollo consensuado con el Consello da Veciñanza es una de las propuestas programáticas.
FeC tiene intención también de crear una cuadrilla municipal para reparación de viales, así como expropiar o adquirir directamente viviendas en estado ruinoso para desviar su uso a una función social.
remunicipalizaciones
La remunicipalización del servicio de recogida de residuos y del ciclo del agua es otro de los planteamientos de este partido, que tiene intención, asimismo, de auditar los servicios privatizados de cara a una gestión pública directa, incluyendo el agua y el suministro y mantenimiento eléctrico, en estos momentos en proceso de adjudicación tras la aprobación de un polémico pliego de condiciones por parte del todavía gobierno en funciones.
El impulso al comercio local y el desarrollo de un plan de transporte con una empresa pública municipal de autobuses que se coordinará con los servicios ferroviarios son otras cuestiones que propone esta formación política.

Tuesday, May 26, 2015

El Ateneo Ferrolan «respira» tras las municipales

El Ateneo «respira» tras las municipales

Cousas que hai que facer xa, salvar ao Ateneo Ateneo Ferrolán​, poñer as cousas no seu sitio; Remediar as situacións de carencia que ten parte da poboación, revertir as privatizaciones do auga, así como a xestión de SERVIZOS PÚBLICOS, E dos RECURSOS, por exemplo, O JOFRE, O AUDITORIO, Etc. unha EMPRESA MUNICIPAL É A QUE DEBE GESTIONAR ESES ESPAZOS.

Locais como a antiga sé a SOCIEDADE GALEGA DE HISTORIA NATURAL, poñelos en mans de asociacións culturais, abrilos ao uso dos mozos creadores e dos colectivos cidadáns.

E tod@s estamos para facer os días por vir, a man, con todas as mans dispoñibles.



Cosas que hay que hacer ya,  salvar al Ateneo Ferrolan​, poner las cosas en su sitio; Remediar las situaciones de carencia que tiene parte de la población, revertir las privatizaciones del agua, así como la gestión de SERVICIOS PÚBLICOS, Y de los RECURSOS, como por ejemplo, EL JOFRE, EL AUDITORIO, ETC. una EMPRESE MUNICIPAL ES LA QUE DEBE GESTIONAR ESOS ESPACIOS.

Locales como la antigua sede a SOCIEDADE GALEGA DE HISTORIA NATURAL, ponerlos en manos de asociaciones culturales, abrirlos al uso de los jóvenes creadores y de los colectivos ciudadanos.

Y tod@s estamos para hacer los días por venir, a mano, con todas las manos disponibles.

Manifiesto Manifesto en defensa do ateneo ferrolan​



El Ateneo «respira» tras las municipales

Suso Basterrechea: «Quero ser o novo concelleiro de Cultura e o primeiro que imos facer é solucionar a débeda do Ateneo, devolverlles espazos na súa sede e arranxar o edificio»
Ferrol, 26 de mayo de 2015. 


El cambio de gobierno local supone en principio la salvación del Ateneo Ferrolán. De hecho, una de las primeras llamadas que Suso Basterrechea hizo ayer fue al presidente de esta entidad, con el que también se reunió en campaña. Basterrechea dice a las claras que «loitará por ser o concelleiro de Cultura» y el rescate del Ateneo es una de las promesas electorales que pretende hacer realidad cuanto antes, aunque para ello deba hablar antes con sus futuros socios de gobierno.
El patrimonio
Atrapado en contenedores. El presidente del Ateneo, Eliseo Fernández, se mostraba ayer esperanzado tras unas municipales en las tiene aliados entre los partidos con opciones para gobernar: «Na campaña reunimonos con todos e todos se mostraron a intención de axudarnos a rescatar o patrimonio, algo que pode evitar o seu embargo, así como o das contas da entidad. Esa situación sería o final para o Ateneo». Fernández reconoce que tal vez Ferrol en Común sea la agrupación que mostró más iniciativas para ayudarles, entre ellas la de la recuperación de espacios en el edificio que ocupan. En las últimas semanas han llevado a cabo una iniciativa para recaudar fondos que les permitan sufragar otras necesidades y ya cuentan con 1.600 euros.
La fórmula
Aceptar la responsabilidad patrimonial. Eliseo Fernández asegura que la vía más sencilla para resolver los problemas económicos del Ateneo sería que el Concello aceptase el reconocimiento de responsabilidad patrimonial presentada el pasado 15 de abril. De acuerdo con esta solución las arcas municipales abonarían a la empresa Mudanzas Félix 40.000 euros por guardar desde el 2010 el patrimonio de la entidad y lo harían por entender que el Concello causó al Ateneo este gasto, ya que le obligó a mover sus libros, cuadros y muebles para que se reformase el edificio que ocupan y que es de titularidad municipal.
Espacios en el edificio
«Reubicar a outras asociacións». Basterrechea recuerda que otro de los objetivos del nuevo gobierno es devolver espacios al Ateneo en el edificio que ocupan y para ello ya han hablado con las asociaciones implicadas. «Unha delas xa aceptou», anuncia.
arreglo del edificio
«Acabar coas humidades». La otra prioridad del edil electo que se postula para el área de Cultura es reparar todas las deficiencias que presenta el edificio desde hace años y pedir responsabilidades por las mismas.

Monday, May 25, 2015

Nuevo Manifiesto "Salir del Euro" (I) - Actualidad Política y Cultural - Blog de Rafael Silva

Nuevo Manifiesto "Salir del Euro" (I) - Actualidad Política y Cultural - Blog de Rafael Silva



Recientemente se ha publicado, o al menos distribuido entre las personas que fuimos firmantes de anteriores Manifiestos en dicha línea, un nuevo Manifiesto bajo el gran lema "SALIR DEL EURO", un documento algo extenso, pero sin desperdicio alguno, que por ello vamos a ir publicando aquí, repartido en diversas entregas. La categoría de sus primeros firmantes ya da idea de la importancia del susodicho documento y de sus análisis, diagnósticos y postulados, ya que, entre otros muchos, tenemos a Julio Anguita, Héctor Illueca, Joaquín Miras, Manolo Monereo, Agustín Moreno, Pedro Montes, Juan Rivera, Joan Tafalla, o Diosdado Toledano. El documento, que desde esta humilde tribuna suscribimos en su totalidad, se estructura en una serie de apartados, como son "Stop a la integración europea", "Grecia ultrajada", "Sigue la crisis", "La deuda devora", "Ceguera colectiva" y "Soberanía y democracia", todos ellos bastante ilustrativos de su diagnóstico y propuestas. Y dispone asímismo de una introducción general, que vamos a comenzar a desarrollar.
Nuevo Manifiesto "Salir del Euro" (I)
Hace dos años, cuando pasábamos por los momentos más crudos de la crisis económica, varios miles de personas, de muy diversa significación, firmaron un documento cuyo título, "Por la recuperación de la soberanía económica, monetaria y ciudadana", y su consigna, "Salir del Euro", eran concluyentes respecto a la solución que nuestro pueblo necesita. Ahora es necesario dirigirse de nuevo a la sociedad española y a sus fuerzas políticas y sociales para insistir y ratificar la necesidad imperiosa de revisar los vínculos de nuestro país con la Unión Europea y los Tratados que la conforman. Queremos impulsar iniciativas de debate y acción que lo faciliten.

STOP A LA INTEGRACIÓN EUROPEA

Europa está sumida en una paralización sin precedentes desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Como entidad política la UE ha dejado de ser una fuerza relevante y cada día tiene un papel más subordinado a los designios imperialistas de USA, como lo ponen de manifiesto los conflictos y guerras en los países árabes relacionados con su rediseño del Oriente Medio, y también en el corazón de Europa, con Ucrania convertida en un foco de enfrentamiento que encierra graves peligros bélicos y un nuevo desgarramiento del continente. El irracional proyecto de la unión monetaria y sus consecuencias han puesto en crisis la integración europea. Desequilibrios económicos insostenibles entre los países y una montaña enorme de deuda que atrapa a países, Estados, sistema financiero, empresas y familias son el motivo de esta crisis. El endeudamiento general ha construido un entramado tupido de relaciones financieras, sobrecargado de focos explosivos y con canales de conexión extraordinariamente fluidos derivados de la desregulación y la globalización financiera. Su única seguridad depende del BCE, que sólo inyectando liquidez puede detener los peligros recurrentes de otras crisis financieras, al precio de alimentar el volumen de deuda que soporta el sistema
Nuevo Manifiesto "Salir del Euro" (I)
De hecho, el BCE ha tenido que dar la espalda a su ortodoxia y objetivos institucionales para impedir explosiones incontrolables, como han sido los rescates para algunos países, las medidas y mecanismos para aportar liquidez y la posibilidad reciente de que la deuda soberana pueda financiarse a través de sus préstamos, bien es verdad que con restricciones y singularizada por países. El BCE, a pesar de las facilidades con las que opera ahora, no puede equipararse de ningún modo con la Reserva Federal de los Estados Unidos o el Banco de Inglaterra, debido a la contradicción entre la unidad monetaria y la compartimentación fiscal por países. La integración económica está cada vez más lejos debido a que la crisis levanta tensiones y conflictos entre todos los países y divisiones manifiestas en todos los gobiernos, actuando cada uno de ellos de acuerdo con sus intereses propios. La desolación recorre nuestras sociedades. Algunos países del Sur están destrozados, en quiebra financiera, desgarrados por las desigualdades, corroídos los Estados de Bienestar y hundidas partes inmensas de su población en la exclusión y la miseria. Nada que sea nuevo y que no conozcamos. La alternativa de los países más atrasados y desfavorecidos de la unión monetaria era desde hace tiempo recuperar la soberanía económica, incluida la moneda.

Sunday, May 24, 2015

Tiqqunim: Today Lybia, tomorrow Wall Street

Tiqqunim: Today Lybia, tomorrow Wall Street: Sirte, octubre de 2011 1. El 3 de julio de 2011, en respuesta a la expulsión de la Maddalena, decenas de miles de personas convergen...





Sirte, octubre de 2011



1. El 3 de julio de 2011, en respuesta a la expulsión de la Maddalena, decenas de miles de personas convergen en diferentes columnas hacia la zona de las obras, ocupada por la policía y el ejército. Ese día en el Valle de Susa tuvo lugar una auténtica batalla. Un carabinero un poco intrépido fue incluso atrapado y desarmado por los manifestantes en los boschi. Desde el peluquero hasta la abuela, casi todo el mundo se había provisto de una máscara de gas. Los que eran demasiado viejos para salir de casa nos animaban desde el umbral con un “Ammazzateli!” [“¡Mátenlos!”]. Las fuerzas de ocupación no fueron finalmente desalojadas de su reducto. Y a la mañana siguiente, los periódicos de toda Italia repetían al unísono las mentiras de la policía: “Maalox y amoniaco: la guerrilla de los Black Bloc”, etc. En respuesta a esta operación de propaganda, se convocó una rueda de prensa. La respuesta del movimiento se enunció en estos términos: “¡Pues bien, si atacar las obras es ser un Black Bloc, todos somos Black Bloc!” Diez años antes, casi el mismo día, la prensa a sueldo había servido la misma explicación de la batalla de Génova: el Black Bloc, entidad de procedencia indeterminada, habría conseguido infiltrarse en la manifestación y asolar la ciudad a sangre y fuego, él solito. El debate público enfrentó entonces a los organizadores de la manifestación, que defendían la tesis de que el denominado Black Bloc estaba de hecho compuesto por policía secreta, con aquellos que veían en él a una organización terrorista cuya sede se encontraría en el extranjero. Lo menos que puede decirse es que si la retórica policial ha permanecido idéntica a sí misma, el movimiento real ha recorrido su propio camino.
Desde el punto de vista de nuestro partido, una lectura estratégica de los quince últimos años empieza fatalmente con el movimiento antiglobalización, última ofensiva mundial organizada contra el capital. Importa poco que datemos su nacimiento en la manifestación de Ámsterdam contra el tratado de Maastricht en 1997, en los disturbios de Ginebra en mayo de 1998 contra la OMC, en el Carnival Against Capital de Londres en junio de 1999 o en Seattle en noviembre del mismo año. Importa igualmente poco que pensemos que ha sobrevivido al apogeo de Génova, que estaba vivo todavía en 2007 en Heiligendamm, o en Toronto en junio de 2010. Lo que es seguro es que a finales de los años 1990 surgió un movimiento planetario que tomó como blanco multinacionales y órganos mundiales de gobierno (FMI, Banco Mundial, Unión Europea, G8, OTAN, etc.). La contrarrevolución global que tomó como pretexto el 11 de septiembre se entiende de este modo como respuesta política al movimiento antiglobalización. Después de Génova, la escisión que aparecía en el interior mismo de las “sociedades occidentales” tenía que ser tapada por todos los medios. Lógicamente, en el otoño del 2008, es desde el corazón mismo del sistema capitalista, desde el lugar que había sido el blanco privilegiado de la crítica del “movimiento antiglobalización”, es decir, el sistema financiero, desde donde partió la “crisis”. En realidad la contrarrevolución, por muy masiva que fuera, tuvo solamente el poder de congelar las contradicciones, no el de abolirlas. Lógicamente también, lo que aparece después es eso que, durante siete años, había sido brutalmente reprimido: “Diciembre de 2008 —resumía un camarada griego— fue Génova, a escala de un país entero y durante un mes.” Las contradicciones habían madurado mientras tanto bajo el hielo.
Históricamente, el movimiento antiglobalización quedará como el primer asalto conmovedor e irrisorio de la pequeña burguesía planetaria contra el capital. Como una intuición de su próxima proletarización. No hay una sola de las funciones históricas de la pequeña burguesía —médico, periodista, abogado, artista o profesor— que no se haya reconvertido en su versión activista: street medics, reportero alternativo deindymedialegal team o especialista en economía solidaria. La naturaleza evanescente del movimiento antiglobalización, inconsistente hasta en sus motines de contracumbre, donde una porra que se eleva basta para dispersar una muchedumbre como una bandada de gorriones volando, se liga al carácter flotante de la pequeña burguesía misma en cuanto no-clase intermedia, a su indecisión histórica, a su nulidad política. La poca realidad de una explica la poca resistencia de la otra. Ha sido suficiente con que se levantara el viento de invierno de la contrarrevolución para pulverizar el movimiento en pocos años.
Si el alma del movimiento antiglobalización ha sido la crítica del aparato mundial de gobierno, se puede decir que la “crisis” ha expropiado a los depositarios de esta crítica: los militantes y los activistas. Lo que caía por su propio peso para círculos reducidos de criaturas politizadas es ahora una flagrante evidencia para todos. Nunca, como desde el otoño del 2008, tuvo tanto sentido, y un sentido tan compartido, el destrozar bancos, pero precisamente por eso, nunca tuvo tan poco sentido el hacerlo como pequeño grupo de profesionales de los disturbios. Desde 2008, todo ocurre como si el movimiento antiglobalización se hubiera disuelto en la realidad. Ha desaparecido, precisamente porque se ha realizado. Todo lo que constituía su léxico elemental ha pasado de alguna manera a dominio público: ¿quién duda todavía de la impúdica “dictadura financiera”, de la función política de las reestructuraciones ordenadas por el FMI, del “saqueo del medio ambiente” por parte de la rapacidad capitalista, de la loca arrogancia del lobby nuclear, del reino de la mentira más descarada, de la corrupción sin rubor de los dirigentes? ¿Quién no se queda atónito ante la maldita unilateralidad del neoliberalismo como remedio a su propia quiebra? Hay que acordarse de cómo, hace diez años, las convicciones que tejen hoy el sentido común se reducían a los círculos militantes.
No es solo su propio arsenal de prácticas lo que el movimiento antiglobalización se ha hecho arrebatar por “la gente”. La Puerta del Sol tenía su equipo legal, su equipo médico, su punto de información, sus “hacktivistas” y sus tiendas de campaña, como ayer cualquier contra-cumbre, cualquier campo “No Border”. Lo que ha sido llevado al corazón de la capital española son las formas de la asamblea, la organización enbarrios y en comisiones, y hasta los ridículos códigos gestuales, que provienen todos del movimiento antiglobalización. El 15 de junio del 2011, en Barcelona, las acampadas intentaron bloquear a primera hora de la mañana, con miles de personas, el Parlamento de Cataluña para impedir la votación del “plan de austeridad”; exactamente igual que se impedía a los representantes de los diferentes países del FMI llegar al centro de conferencias algunos años antes. Los Book Bloc del movimiento estudiantil inglés del 2011 son la reanudación en el marco de un “movimiento social” de una práctica de los Tute Bianche en las contracumbres. El 22 de febrero de 2014, en Nantes, durante la manifestación contra el proyecto de aeropuerto, la práctica de los disturbios que consiste en actuar encapuchado en pequeños grupos móviles estaba tan difundida, que hablar de Black Bloc era una manera de reducir lo inédito a lo ya-conocido, cuando no simplemente la repetición del discurso del ministro del Interior. Donde la policía no discierne otra cosa que la acción de “grupos radicales”, no es difícil ver que lo que trata de ocultar es una radicalización general.


2. Nuestro partido está por todas partes, pero está estancado. Con la desaparición del movimiento antiglobalización, la perspectiva de un movimiento tan planetario como el mismo capital, y por ello capaz de hacerle frente, también se ha perdido. La primera cuestión que se nos plantea es entonces la siguiente: ¿cómo un conjunto de potencias situadas componen una fuerza mundial? ¿Cómo un conjunto de comunas componen un partido histórico? O por decirlo de otro modo: ha hecho falta, en un determinado momento, desertar del ritual de las contracumbres con sus activistas profesionales, sus puppetmasters depresivos, sus motines previsibles, su plenitud de eslóganes y su vacío de sentido, para ligarse a los territorios vividos; ha hecho falta arrancarse de la abstracción de lo global; ¿cómo arrancarse ahora de la atracción por lo local?
Tradicionalmente, los revolucionarios esperan la unificación de su partido a partir de la designación del enemigo común. Es su incurable vicio dialéctico. “La lógica dialéctica —decía Foucault— es una lógica que hace jugar términos contradictorios en el elemento de lo homogéneo. Y esta lógica de la dialéctica yo les propongo sustituirla, en cambio, por una lógica de la estrategia. Una lógica de la estrategia no hace jugar términos contradictorios en un elemento homogéneo que promete su resolución en una unidad. La lógica de la estrategia tiene como función establecer cuáles son las conexiones posibles entre términos disonantes y que permanecen disonantes. La lógica de la estrategia es la lógica de la conexión de lo heterogéneo y no la lógica de la homogeneización de lo contradictorio.”
Ningún vínculo efectivo entre las comunas, entre las potencias heterogéneas, situadas, vendrá de la designación de un enemigo común. Si los militantes no han conseguido, después de cuarenta años de debatir sobre ello, responder a la pregunta de si el enemigo es la alienación, la explotación, el capitalismo, el sexismo, el racismo, la civilización o directamente lo existente en su totalidad, es porque la cuestión está mal planteada, porque es fundamentalmente ociosa. El enemigo no es simplemente algo que aparece una vez que uno se ha deshecho del conjunto de sus determinaciones, una vez que uno se ha transportado sobre no se sabe qué plano político o filosófico. Desde este desarraigo, todos los gatos son pardos, lo real está aureolado con la misma extrañeza que uno se ha infligido: todo es hostil, frío, indiferente. El militante podrá entonces salir en campaña contra esto o aquello, pero será siempre contra una forma del vacío, una forma de su propio vacío. Impotencia y molinos de viento. Para cualquiera que parte desde ahí donde está, desde el medio que frecuenta, desde el territorio que habita, desde la empresa en la que trabaja, la línea del frente se dibuja por sí misma, se evidencia a partir del contacto. ¿Quién trabaja para los cabrones? ¿Quién no se atreve a mojarse? ¿Quién toma riesgos por aquello en lo que cree? ¿Hasta dónde se permite llegar al partido adverso? ¿Ante qué retrocede? ¿Sobre qué se apoya? No es una decisión unilateral, sino la experiencia misma la que traza la respuesta a estas cuestiones, de situación en situación, de encuentro en encuentro. Aquí, el enemigo ya no es ese ectoplasma que se crea al señalarlo, sino que es lo que se da, lo que se impone a todos aquellos que no han hecho el gesto de abstraerse de lo que son ni del lugar en el que están para proyectarse, desde esa desnudez, sobre el terreno abstracto de la política, ese desierto. Aunque no se dé más que a aquellos que tienen bastante vida en sí mismos como para no huir instintivamente ante el conflicto.
Toda comuna declarada suscita a su alrededor, y a veces también a lo lejos, una nueva geografía. Donde no había sino un territorio uniforme, una planicie donde todo se intercambiaba indistintamente en el tedio de la equivalencia generalizada, esta hace surgir de la tierra una cadena de montañas, fronteras naturales, puertos, cimas, senderos inauditos entre lo que es amigo y picos impracticables entre lo que es enemigo. Nada es ya tan simple, o lo es de otra manera. Toda comuna crea un territorio político que se extiende y se ramifica paso a paso a medida que crece. Y solo dentro de ese movimiento puede dibujar los senderos que llevan hacia otras comunas, puede tejer las líneas y los vínculos que forman nuestro partido. Nuestra fuerza no nacerá de la designación del enemigo, sino del esfuerzo hecho por entrar los unos en la geografía de los otros.
Somos los huérfanos de un tiempo en el que el mundo se dividía falsamente entre partidarios y enemigos del bloque capitalista. Con el hundimiento de la engañifa soviética, toda tabla de interpretación geopolítica sencilla se ha perdido. Ninguna ideología permite separar desde lejos el amigo del enemigo; sea cual sea la desesperada tentativa de algunos por restaurar de nuevo una tabla de lectura tranquilizadora donde Irán, China, Venezuela o Bashar al-Assad hacen el papel de héroes de la lucha contra el imperialismo. ¿Quién podría decir desde aquí la naturaleza exacta de la insurrección libia? ¿Quién puede desenmarañar, en la ocupación de Taksim, lo que atañe al viejo kemalismo y lo que aspira a un mundo inédito? ¿Y Maidán? ¿Qué hay de Maidán? Hay que ir a ver. Hay que ir al encuentro. Y discernir, en la complejidad de los movimientos, las comunas amigas, las alianzas posibles, los conflictos necesarios. Según una lógica de la estrategia, y no de la dialéctica.
“Nosotros tenemos que ser —escribía el camarada Deleuze hace más de cuarenta años— más centralistas que los centralistas. Es evidente que una máquina revolucionaria no puede contentarse con luchas locales y puntuales: hiperdeseante e hipercentralizada, tiene que ser todo esto a la vez. El problema concierne pues a la naturaleza de la unificación que debe operar transversalmente, a través de una multiplicidad, no verticalmente y de manera que aplaste a esta multiplicidad propia del deseo.” Desde que existen vínculos entre nosotros, la dispersión, la cartografía modular de nuestro partido, no es una debilidad, sino al contrario una manera de privar a las fuerzas hostiles de todo golpe decisivo. Tal como dijo un amigo de El Cairo en el verano del 2010: “Creo que lo que salvará lo que está pasando en Egipto hasta ahora es que no hay un líder de esta revolución. Es esto tal vez lo más desconcertante para la policía, para el Estado, para el gobierno. No hay ninguna cabeza que pueda cortarse para que esto se pare. Hemos conservado esta organización popular como un virus que muta permanentemente para preservar su existencia, sin jerarquía, completamente horizontal, orgánica, difusa.” Lo que no se estructura como un Estado, como una organización, no puede sino ser finalmente disperso y fragmentario, y encuentra en su carácter de constelación el impulso para su expansión. A nuestro cargo queda el organizar el encuentro, la circulación, la comprensión y la conspiración entre las consistencias locales. La tarea revolucionaria se ha convertido en parte en una tarea de traducción. No hay un esperanto de la revuelta. No se trata de que los rebeldes aprendan a hablar anarquista, sino de que los anarquistas se conviertan en políglotas.


3. La siguiente dificultad que se nos plantea es esta: ¿cómo construir una fuerza que no sea una organización? Ahí también, después de un siglo de debate sobre el tema “espontaneidad u organización”, la pregunta ha debido ser muy mal planteada para que nunca hayamos encontrado una respuesta válida. Este falso problema reside en una ceguera, en una incapacidad para percibir las formas de organización que encubren de manera subyacente todo aquello que llamamos “espontáneo”. Toda vida, a fortiori toda vida común, segrega por sí misma maneras de ser, de hablar, de producir, de amarse, de luchar, y por tanto costumbres, hábitos, un lenguaje; formas. Ocurre que hemos aprendido a no ver formas en lo que vive. Una forma, para nosotros, es una estatua, una estructura o un esqueleto, en ningún caso un ser que se mueve, que come, que danza, canta y se amotina. Las verdaderas formas son inmanentes a la vida y no se captan sino en movimiento. Un camarada egipcio nos explicaba: “Nunca El Cairo había estado tan vivo como durante la primera plaza Tahrir. Al no funcionar nada, cada uno cuidaba de lo que tenía alrededor. La gente se encargaba de la basura, barrían ellos mismos las calles y a veces hasta las repintaban, dibujaban frescos en los muros, se preocupaban los unos de los otros. Hasta la circulación se había convertido milagrosamente en algo fluido desde que no había agentes de circulación. De lo que nos hemos dado cuenta de golpe es de que habíamos sido expropiados de los gestos más simples, aquellos que hacen que la ciudad sea nuestra y que nosotros le pertenezcamos. La gente llegaba a la plaza Tahrir y espontáneamente se preguntaba en qué podía ayudar, iba a la cocina, transportaba en camilla a los heridos, preparaba pancartas, escudos, tirachinas, discutía, inventaba canciones. Nos dimos cuenta de que de hecho la organización estatal era la desorganización máxima, porque se basaba en la negación de la facultad humana de organizarse. En la plaza Tahrir nadie daba órdenes. Evidentemente, si a alguien se le hubiera metido en la cabeza organizar todo eso inmediatamente se habría convertido en un caos”. Esto nos hace recordar la famosa carta de Courbet durante la Comuna: “París es un verdadero paraíso: nada de policía, nada de tonterías, nada de exigencias de ningún tipo, nada de disputas. París marcha por sí solo, como sobre ruedas, haría falta poder quedarse así para siempre. En una palabra, es un verdadero deleite”. Desde las colectivizaciones de Aragón en 1936 hasta las ocupaciones de plazas de los últimos años, los testimonios del mismo deleite son una constante en la Historia: la guerra de todos contra todos no es lo que llega cuando ya no está ahí el Estado, es lo que este organiza sabiamente mientras existe.
Sin embargo, reconocer las formas que engendra espontáneamente la vida no significa en ningún caso que podamos contentarnos con la simple espontaneidad para mantener y hacer crecer esas formas, para operar las metamorfosis necesarias. Al contrario, se requieren una atención y una disciplina constantes. No la atención reactiva, cibernética, instantánea, común a los activistas y a la vanguardia del management, que no mira más que por la red, la fluidez, el feed-back y la horizontalidad, que gestiona todo sin comprender nada, desde fuera. Tampoco la disciplina exterior, encubiertamente militar, de las viejas organizaciones surgidas del movimiento obrero, que se han convertido casi por todas partes en apéndices del Estado. La atención y la disciplina de las que hablamos se aplican a la potencia, a su estado y a su incremento. Están atentas a los signos de aquello que la disminuye, vislumbran aquello que la hace crecer. No confunden nunca lo que apunta a un dejarse-ser y lo que apunta a un dejarse-ir, esa verdadera plaga de las comunas. Velan por que no se mezcle todo bajo el pretexto de compartirlo todo. No son algo exclusivo de algunos solamente, sino algo que concierne a todos. Son, a la vez, la condición y el objeto del verdadero compartir, y la prueba de su agudeza. Son nuestro baluarte contra la tiranía de lo informal. Son la textura misma de nuestro partido. En cuarenta años de contrarrevolución neoliberal es este vínculo entre disciplina y alegría lo que ha sido olvidado en primer lugar. Lo volvemos a descubrir en el presente: la verdadera disciplina no tiene por objeto los signos exteriores de la organización, sino el desarrollo interior de la potencia.


4. La tradición revolucionaria está afectada por el voluntarismo como por una tara congénita. Vivir orientado hacia el mañana, marchar hacia la victoria es una de las extrañas maneras de aguantar un presente del que no se puede disimular su horror. El cinismo es la otra opción, la peor, la más banal. Una fuerza revolucionaria de este tiempo velará en cambio por el incremento paciente de su potencia. Habiendo sido esta cuestión reprimida durante mucho tiempo bajo el anticuado tema de la toma del poder, nos encontramos relativamente desprovistos cuando tratamos de abordarla. Nunca faltan los burócratas para saber exactamente lo que esperan hacer con la potencia de nuestros movimientos, es decir, cómo pretenden convertirlos en unmedio, un medio para sus fines. Pero de la potencia en cuanto tal no tenemos costumbre de ocuparnos. Sentimos confusamente que existe, percibimos sus fluctuaciones, pero la tratamos con la misma desenvoltura que reservamos a todo lo que atañe a lo “existencial”. Un cierto analfabetismo en la materia no es extraño a la textura deteriorada de los medios radicales: cada pequeña empresa grupuscular cree neciamente, comprometida como está en una patética lucha por minúsculas partes del mercado político, que saldrá reforzada por haber debilitado a sus rivales, calumniándolos. Es un error: se gana en potencia combatiendo a un enemigo, no rebajándolo. El antropófago mismo vale más que todo esto: si se come a su enemigo es porque le estima lo bastante como para querer nutrirse con su fuerza.
A falta de poder sacar partido de la tradición revolucionaria en este tema, podemos remitirnos a la mitología comparada. Sabemos que Dumézil, en su estudio de las mitologías indoeuropeas, alcanza su famosa tripartición: “Más allá de los sacerdotes, los guerreros y los productores, se articulan las ‘funciones’ jerarquizadas de soberanía mágica y jurídica, de fuerza física y principalmente guerrera, y de abundancia tranquila y fecunda”. Dejemos de lado la jerarquía entre las “funciones” y hablemos más bien de dimensiones. Nosotros diremos esto: toda potencia tiene tres dimensiones, el espíritu, la fuerza y la riqueza. Es una condición para el crecimiento de la potencia mantener las tres dimensiones juntas. En cuanto potencia histórica, un movimiento revolucionario es el despliegue de una expresión espiritual —sea bajo una forma teórica, literaria, artística o metafísica—, de una capacidad guerrera —sea orientada hacia el ataque o la autodefensa— y de una abundancia de medios materiales y de lugares. Estas tres dimensiones se han compuesto de manera diversa en el tiempo y en el espacio, dando nacimiento a formas, sueños, fuerzas e historias siempre singulares. Pero, cada vez que una de estas dimensiones ha perdido el contacto con las otras para autonomizarse, el movimiento ha degenerado. Así, ha degenerado en vanguardia armada, en secta de teóricos o en empresa alternativa. Las Brigadas Rojas, los situacionistas y las discotecas —perdón, los “centros sociales”— de los Desobedientes son las fórmulas típicas del fracaso en materia de revolución. Velar por el propio incremento de potencia exige a toda fuerza revolucionaria el progreso simultáneo en cada uno de estos planos. Quedarse trabado en el plano ofensivo significa finalmente carecer de ideas lúcidas y volver insípida la abundancia de medios. Dejar de moverse teóricamente es tener la seguridad de verse pillado por sorpresa por los movimientos del capital y perder la capacidad de pensar la vida en nuestros espacios. Renunciar a construir mundos con nuestras manos es condenarse a una existencia de espectro.
“¿Qué es la felicidad? El sentimiento de que la potencia crece; de que un obstáculo está a punto de ser superado”, escribía un amigo.
Devenir revolucionario es asignarse una felicidad difícil, pero inmediata.




Adelanto del último capítulo del nuevo libro del comité invisible, À nos amis (2014), de la traducción publicada en mayo de 2015 por Ed. Pepitas de calabaza.

Saturday, May 09, 2015

Ferrol, nuestro común denominador. Artigo de Karlotti Valle de apoio a FeC

Ferrol en Común: Ferrol, nuestro común denominador. Artigo de Karlotti Valle de apoio a FeC



Considero absolutamente imprescindible tener claro un par de cosas, que vivimos  en un lugar, y ese lugar debe ser habitable, es decir, debemos hacerlo nuestro, y de  todo aquel que llegue, hospitalidad y compromiso.



Hay aspectos estratégicos en la lucha contra el Poder que no deben ser soslayados,  como todos aquellos objetivos que suponen, hoy día, un cambio de Sistema, de  dirección en lo económico, en las estructuras y gestión de la producción, y el  trabajo, etc.   Hablando de lo local, de la vida cotidiana, de las condiciones materiales y culturales  del día a día, pasa a un primer término el conseguir hacernos fuertes en cada  ciudad, en nuestra ciudad.



Porque vivir no se aplaza, es urgente e imprescindible tomar en nuestras manos la  administración del bien público. El uso del dinero de todos, impedir definitivamente,  que este sea gestionado en aras de una minoría, enormemente mezquina y  mediocre, solamente interesada en aumentar su  patrimonio, y sin tener en cuenta la  miseria, dolor, y pauperización sobre los que levanta y lleva a cabo su rapiña.



Tres líneas de fuerza son compartidas por lo que llamaríamos sociedad civil y real:   La Ciudad como escenario sobre el que transcurre nuestra vida, es decir, el espacio  físico que habitamos. (No usar las calles como campo de escombros que la  especulación genera).



La Cultura, con y sin mayúsculas, como el aire que respiramos, y el pan de cada  día, la cultura como el magma fértil en el cual encuentra su lenguaje la solidaridad y  los lazos de comunicación y respeto.



Y LA VIDA DIGNA, que a nadie le quiten EL PAN DE LA BOCA, es decir, propiciar  que no haya nadie, que carezca de lo más necesario, lo imprescindible, viviendo  como vivimos en una sociedad que se vanagloria de haber logrado metas de  bienestar que la hacen ejemplar, cosa que intolerablemente, brilla por su ausencia.  Para ello, sin ninguna duda, con total determinación, debemos caminar unidos, que  no revueltos, hacia esa toma del Poder local. Cambiar las cosas que tienen nuestro  tamaño, el tamaño del vivir cada día.



Todos somos necesarios, y por ello seria imperdonable que posturas, de unos y  otros, en las que la generosidad, la simpatia, el altruismo más lúcido son necesarios,  seria imperdonable, repito, que posturas de inmadurez y orgullo, de rencor y  mezquindad personal, llevaran a perpetuarse en el poder a los que en estos años  han hecho de las ruinas su negocio, y del dinero de todos, una fiesta para algunos.



Ferrol debe ser nuestro COMÚN DENOMINADOR, nuestro Ferrol multiplicado y  diverso.  Y hay que votar, al menos en esta corta y magnífica distancia que es la ciudad. No  votar es una opción pero hay responsabilidad en ello.



“Así que, al fin, deberemos recurrir a Ricardo Mella, un gallego genial, y decir eso de  “trabajador, vota, o no votes si así lo deseas, pero recuerda que lo importante es  otra cosa. Volver a salir a la calle el día después, a luchar”  (*)

(*) citado por JOSÉ LUIS CARRETERO MIRAMAR, en Diagonal







Considero absolutamente imprescindible ter claro un par de cousas, que vivimos nun lugar, e ese lugar debe ser habitable, é dicir, debemos facelo noso, e de todo aquel que chegue, hospitalidad e compromiso. 


Hai aspectos estratéxicos na loita contra o Poder que non deben ser soslayados, como todos aqueles obxectivos que supoñen, hoxe día, un cambio de Sistema, de dirección no económico, nas estruturas e xestión da produción, e o traballo, etc. Falando do local, da vida cotiá, das condicións materiais e culturais do día a día, pasa a un primeiro término o conseguir facernos fortes en cada cidade, na nosa cidade. 


Porque vivir non se apraza, é urxente e imprescindible tomar nas nosas mans a administración do ben público. O uso do diñeiro de todos, impedir definitivamente, que este sexa gestionado en aras dunha minoría, enormemente mezquina e mediocre, soamente interesada en aumentar o seu patrimonio, e sen ter en conta a miseria, dor, e pauperización sobre os que levanta e leva a cabo o seu rapiña. 


Tres liñas de forza son compartidas polo que chamariamos sociedade civil e real: A Cidade como escenario sobre o que transcorre a nosa vida, é dicir, o espazo físico que habitamos. (Non usar as rúas como campo de escombros que a especulación xera). 


A Cultura, con e sen mayúsculas, como o aire que respiramos, e o pan de cada día, a cultura como o magma fértil no cal atopa a súa linguaxe a solidariedade e os lazos de comunicación e respecto. 


E A VIDA DIGNA, que a ninguén lle quiten O PAN DA BOCA, é dicir, propiciar que non haxa ninguén, que careza en grao sumo necesario, o imprescindible, vivindo como vivimos nunha sociedade que se vanagloria de lograr metas de benestar que a fan exemplar, cousa que intolerablemente, brilla pola súa ausencia. Para iso, sen ningunha dúbida, con total determinación, debemos camiñar unidos, que non revoltos, cara a esa toma do Poder local. Cambiar as cousas que teñen o noso tamaño, o tamaño do vivir cada día. 


Todos somos necesarios, e por iso seria imperdonable que posturas, duns e outros, nas que a xenerosidade, a simpatia, o altruismo máis lúcido son necesarios, seria imperdonable, repito, que posturas de inmadurez e orgullo, de rancor e mezquindad persoal, levasen a perpetuarse no poder aos que nestes anos fixeron das ruínas o seu negocio, e do diñeiro de todos, unha festa para algúns. 


Ferrol debe ser noso COMÚN DENOMINADOR, o noso Ferrol multiplicado e diverso. E hai que votar, polo menos nesta curta e magnífica distancia que é a cidade. Non votar é unha opción pero hai responsabilidade niso. 


"Así que, ao fin, deberemos recorrer a Ricardo Mella, un galego xenial, e dicir iso de "traballador, vota, ou non votes si así o desexas, pero recorda que o importante é outra cousa. Volver saír á rúa o día despois, a loitar" (*) 

(*) citado por JOSÉ LUÍS CARRETERO MIRAMAR, en Diagonal 


Wednesday, May 06, 2015

FERROL HACE CIEN AÑOS. El grito del movimiento obrero contra la Gran Guerra

El grito del movimiento obrero contra la Gran Guerra | Periódico Diagonal

El Congreso por la Paz se celebró en Ferrol en 1915.
Si algo distinguió al movimiento obrero internacional desde su nacimiento fue la lucha que mantuvo por la paz. Pero no una paz indiferente. Frente a las guerras que denunciaban, oponían la lucha de clases. O lo que en terminología anarquista llamaban la guerra social
El estallido de la I Guerra Mundial vino a romper esa posición casi unánime del movimiento obrero, con las peculiaridades de cada escuela. Frente a todo el pacifismo, antimilitarismo e internacionalismo proletario precedente, el movimiento obrero socialista explotó y muchos de sus partidos votaron los presupuestos de guerra en sus países. Aun así el socialismo no fue un bloque. Pequeños grupos se opusieron a la guerra. Entre ellos destacó la figura de Jean Jaurès. En España lo representó Andrés Sabo­rit, Núñez de Arenas, García Cortes y las Juventudes Socialistas de Ramón Lamoneda.
El anarquismo fue más uniforme. Su oposición a la guerra fue más general, pese a que hubo un pequeño grupo que dudó ante la misma. La posición firme de Mala­testa contra la guerra fue eficiente y la amplia mayoría del anarquismo se decantó por ello. Las posiciones del histórico Kropotkin quedaron en minoría. No es de extrañar que la celebración de un congreso internacional por la paz surgiera por iniciativa anarquista
Las delegaciones se plantearon introducir la propaganda antibélica en las propias trincheras de la I Guerra Mundial
Algo que distinguió a España de otros países fue que una misma organización, la CNT, se opuso en bloque a la guerra. El anarquismo español fue casi monolítico en este aspecto, a excepción de figuras concretas como Ricardo Mella, Federico Ura­les o Soledad Gustavo.
Esta oposición a la guerra hizo que el anarquismo español impulsase la celebración de un congreso por la paz que tuvo como sede la ciudad de Ferrol. A pesar de que desde inicios de 1915 la prensa anarquista comenzó una fuerte campaña contra la guerra, fue por iniciativa del Ateneo Sindicalista de Ferrol que se comenzó a organizar el congreso.

Un congreso difícil
 

El congreso quedó convocado para los días 29 de abril y el 1 y 2 de mayo de 1915. Su secretario sería José López Beunza. Y a él acudirían las figuras más importantes del anarquismo español del momento: Mauro Bajatierra, Ángel Pestaña, Francisco Miranda, Antonio Lo­redo, etc. Todas las corrientes obreristas de distintos países esta­ban invitadas. Los convocantes eran conscientes de la dificultad del congreso. Muchos delegados no podrían acudir por la misma guerra. Y otros no estaban de acuerdo con el modelo de organización del congreso o con sus objetivos. Éste fue el caso de los socialistas, que, siguiendo los postulados aliadófilos de Pablo Iglesias, no apoyaron el con­greso.
Igualmente, los convocantes encontraron otro escollo. El Gobierno español de Eduardo Dato prohibió la celebración del congreso argumentando que se preparaba una reunión internacional de anarquistas.
A pesar de todos estos inconvenientes, el congreso inició sus sesiones con delegados españoles, portugueses y una indirecta de franceses. En la primera sesión se debatió el nombramiento de un comité permanente del Congreso por la Paz, que tuviese cinco miembros y que planteara como objetivo introducir la propaganda antibélica en las propias trincheras. La sede del comité estaría en Lisboa. En esa sesión se marcó también la impronta del antiparlamentarismo, criticando la actitud del Gobierno español contra el congreso y de los socialistas por no apoyarlo.
La siguiente sesión no contó con la presencia de los delegados portugueses, que fueron expulsados de España por orden gubernativa. La protesta de los delegados españoles no se hizo esperar, pero el congreso se reanudó sólo con presencia española. Incluso se valoró la posibilidad de convocar una huelga general en señal de protesta, pero fue rechazada la idea por iniciativa de Mauro Baja­tierra y Francisco Miranda.
Dada esta situación, los temas del congreso variaron y comenzaron a debatir sobre la reorganización de la CNT, que hacía unos meses que había salido de la clandestinidad. Contra la guerra se vio prioritario el fortalecimiento de la CNT y del periódico Solidaridad Obrera. Aquí ya se sentaron las bases de lo que serían los acuerdos del Congreso de Sans de 1918 y del Congreso de la Comedia de 1919.
En la última sesión que se celebró en el congreso, cuando estaba a punto de finalizar, aparecieron las delegaciones de Gijón y de Cuba, que fueron puestas al día de lo debatido.
A pesar de lo difícil de la situación, la impronta de este congreso se dejó sentir. Su iniciativa y sus acuerdos fueron la base del anarquismo internacional contra la guerra. Y también significó el definitivo afianzamiento de la CNT en el seno del movimiento obrero español.

Las críticas al TTIP dan sus primeros frutos

Las críticas al TTIP dan sus primeros frutos





Las críticas al TTIP dan sus primeros frutos

publicado por Admin3 marzo 2, 2015 en Artículos y Blog y Economía y Noticias en prensa y TTIP

Las críticas al TTIP dan sus primeros frutos
El comercio mueve el mundo. STEELSTOR

Thilo Schäfer
La Marea
Este 2 de febrero, los técnicos de la UE y de EEUU inician una nueva ronda de negociaciones sobre el TTIP en Bruselas. Es la octava desde que comenzó el proceso en julio de 2013. Durante años, estos funcionarios de la Comisión Europea y de la Oficina de Comercio de la Casa Blanca se han reunido de forma discreta sin dar cuenta al público de sus propuestas y argumentos. Pero la situación ha cambiado de forma notable en los últimos meses. Ante la creciente presión de la sociedad civil, activistas y partidos políticos, algunos de ellos con responsabilidad de gobierno, la Comisión Europea se vio obligada a principios de enero a hacer pública, por primera vez, una serie de documentos hasta entonces clasificados y a aclarar su posicionamiento respecto a los asuntos de los que se habla en el marco del TTIP. No son papeles demasiado relevantes. Más interesante resultan las afirmaciones y compromisos de la CE sobre los diferentes temas. “Es muy importante que todo el mundo pueda ver y comprender lo que estamos proponiendo para el TTIP e, igualmente importante, lo que no proponemos”, dijo la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, que tomó posesión del cargo con la nueva Comisión liderada por Jean-Claude Juncker en noviembre. Un año y medio después del comienzo de las negociaciones, Bruselas lanza lo que llama “una iniciativa de transparencia” y promete “negociar el TTIP de la manera más abierta posible”.
Los estadounidenses arrancaron de sus colegas europeos el compromiso de que los protocolos de las negociaciones fueran material clasificado durante 30 años. Y, precisamente, ha sido la opacidad del proceso la que ha puesto en alerta a movimientos civiles a ambos lados del Atlántico. Las pocas filtraciones de documentos internos confirman las sospechas de que se está negociando a espaldas de la ciudadanía, algo que beneficiaría sobre todo a las grandes empresas. La idea de que EEUU y Europa se pusieran de acuerdo para abrir aún más sus respectivas economías al otro viene del siglo pasado. En 2013, el presidente estadounidense Barack Obama y el entonces jefe de la CE, José Manuel Barroso, dieron finalmente el pistoletazo de salida para un proceso que aspira a crear el mayor espacio de libre comercio del mundo, con más de 800 millones de ciudadanos y las economías más avanzadas del planeta. Se pretende acabar con las barreras existentes, como los aranceles, aunque estos ya están en un nivel muy bajo si se compara con las relaciones con otros países. Por ejemplo, EEUU aplica una tarifa del 2,5% a los coches importados desde Europa, mientras la UE cobra un 10% para los vehículos que llegan desde América.
El verdadero objetivo del TTIP, sin embargo, es nivelar las diferentes normas y reglas para los productos y servicios. Los estándares difieren bastante, por ejemplo para la producción de alimentos. En EEUU está extendido el cultivo de transgénicos, al que se oponen los europeos. También existen criterios diferentes para la fabricación de parachoques y sillas de niños en los coches. Además, el TTIP pretende abrir los servicios para las empresas de ambos lados, al eliminar políticas de la administración pública que dan preferencia a proveedores locales en los concursos. En fin, el objetivo es crear un mercado común con las mismas condiciones para todos, lo que en la jerga económica en inglés se conoce como level playing field.
En principio, suena razonable. No obstante, para los críticos con este tratado –ecologistas, sindicatos y grupos de protección del consumidor– existe un gran peligro de que los dos equipos de negociadores acaben encontrándose en el denominador común más bajo, es decir, que se impongan mutuamente las regulaciones, normas y estándares más laxos de cada uno de ellos. Según estos colectivos, Europa podría acabar abriendo la puerta no sólo al pollo de clorina o los productos transgénicos, sino que se podrían rebajar también otros logros en derechos laborales o protección del medio ambiente. EEUU, por ejemplo, quiere acabar con la resistencia de los gobiernos europeos a la controvertida fracturación hidráulica, el famoso fracking, para extraer gas y petróleo a riesgo de contaminar el suelo y el agua e incluso provocar movimientos sísmicos. También se teme que el TTIP abra la puerta a más privatizaciones de servicios públicos y, a la vez, cierre definitivamente la posibilidad de renacionalizarlos en el futuro.

Diputados sin información

Sobre el impacto económico de un área de libre comercio hay una guerra de estudios y cifras. Un informe independiente encargado por la Comisión al Centre for Economic Policy Research, un instituto de investigación de Londres, habla de que el TTIP podría añadir medio punto anual al crecimiento del PIB europeo, ya que las exportaciones a EEUU se incrementarían un 28%. En el mejor de los casos, según los expertos de Londres, una familia de cuatro miembros verá aumentada su renta disponible en 548 euros al año. En EEUU llegaría incluso a 655 euros. Por el contrario, otros estudios prevén la pérdida de millones de empleos porque la mayor competencia beneficiaría sobre todo a las multinacionales y haría mella en el tejido de la pequeña y mediana empresa. No deja de ser especulación, ya que todo depende de qué medidas entrarán finalmente en el acuerdo y cuáles no.
Obama Barroso CMYKEn junio de 2013, el entonces presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el presidente de EEUU, Barack Obama, decidieron impulsar el TTIP.
Los dirigentes de la UE y los propios negociadores, por supuesto, no comparten las críticas y preocupaciones por los presumibles efectos nocivos del tratado. El jefe del equipo europeo, el español Ignacio García Bercero, tilda de alarmistas a los activistas y sindicatos que advierten de que fomentará más desregulación y privatización. “La UE no hará ningún compromiso en relación a los servicios públicos de sanidad, educación o servicios sociales”, asegura la CE en la documentación sobre el TTIP.
Pero los responsables de las negociaciones del TTIP han contribuido a despertar y alimentar los recelos. Aunque se han reunido con grupos de activistas y otros miembros de la sociedad civil, la inmensa mayoría de los contactos a puerta cerrada fueron con representantes de la industria, las finanzas y otros sectores del poderoso lobby empresarial. Los diputados del Parlamento Europeo, que deben ser consultados a lo largo del proceso, se han quejado de la escasa información que reciben. “Yo soy miembro de la comisión de Comercio Internacional y doy fe de que la opacidad es indignante”, comenta la eurodiputada de Podemos, Lola Sánchez, por correo. “Sólo ciertos diputados, los coordinadores de los grupos en esta comisión, que son siete, han podido acceder a la sala de lectura o reading room, donde se les muestran algunos documentos de las negociaciones. A esta sala no pueden entrar con lápiz, papel, móvil o cámara de fotos, y lo que leen debe permanecer oculto”, agrega.
La lucha contra la opacidad de las negociaciones ha sido el principal caballo de batalla de las organizaciones que contestan el TTIP. La presión aumentó mucho el año pasado con cientos de manifestaciones, actos de protesta y otras iniciativas para romper el muro de silencio de la Comisión. Con la recientemente inaugurada “iniciativa de transparencia” de Bruselas, este movimiento celebra un primer éxito. “Nuestra protesta surte efecto. Nuestras demandas y advertencias han despertado un debate vivo sobre el TTIP y CETA (el tratado de libre comercio con Canadá), y hemos obligado a muchos políticos que hasta ahora no se han preocupado por el tema a definirse”, resumen en Stop-TTIP, una campaña que reúne a unas 300 organizaciones de toda Europa. En la primavera de 2014 lanzaron una petición internacional que consiguió un millón de firmas –40.000 en España–, para presentar una iniciativa ciudadana europea que inste a la Comisión a abrir un debate público sobre el TTIP. A pesar de cumplir con las exigencias establecidas, Bruselas se negó a aceptar la iniciativa.
Pero la presión fue a más, especialmente después de las elecciones al Parlamento Europeo de mayo. Sobre todo de los verdes europeos y los partidos de izquierda, que no dejaban de exigir al nuevo equipo de Juncker más transparencia y debate. Con éxito. Además de prometer la publicación de documentos, la CE lanzó una consulta ciudadana sobre el TTIP, lo cual dejó a los socios estadounidenses algo desconcertados. “Es difícil evaluar la influencia real de las acciones de lobby de la sociedad civil pero definitivamente tienen un efecto”, reza un informe del Consejo Nacional de Comercio Exterior (NFTC), el gran lobby estadounidense en este campo. “La prueba es la decisión de la Comisión de lanzar una consulta pública de tres meses sobre la propuesta de crear un mecanismo de arbitraje entre Estados e inversores después de una campaña en contra”, concluye.
Efectivamente, el resultado de las 150.000 respuestas de los ciudadanos a la consulta es que existe un “enorme escepticismo” entre la ciudadanía sobre aspectos del TTIP, en particular el mencionado mecanismo de arbitraje, como reconocen en Bruselas. Es el aspecto más espinoso de todo el tratado, el que más rechazo genera y el que tiene el potencial de acabar con todo el proyecto. La cláusula sobre Solución de Controversias entre Inversores y Estados, más conocida por sus siglas en inglés, ISDS, es un requerimiento imprescindible de Washington. Este mecanismo prevé fijar por ley que los inversores extranjeros puedan llevar a un Estado ante un tribunal internacional de arbitraje si consideran que su gobierno ha tomado decisiones que perjudican sus intereses. Originalmente, se trataba de condiciones impuestas por los países ricos a las naciones en desarrollo para evitar que una empresa pudiera verse perjudicada por decisiones como una nacionalización de los activos. Pero muchos inversores se han aprovechado de estos mecanismos para reclamar compensación porque los gobiernos elevaron el salario mínimo o introdujeron normas medioambientales más estrictas.
Ya existe un tribunal de arbitraje, el Ciadi, que depende del Banco Mundial en Washington y es reconocido por la gran mayoría de países miembros de la ONU. El Estado español, por ejemplo, está acumulando demandas de inversores extranjeros por el recorte de las subvenciones a las energías renovables. Pero, con el TTIP, este proceso sería vinculante y los demandantes podrían acudir a otros tribunales de arbitraje de carácter puramente privado. Normalmente, las dos partes del litigio, el Estado y el inversor, nombran cada una a un miembro del panel y se ponen de acuerdo para elegir un tercero. Los tres juristas que dirimen el contencioso suelen ser abogados comerciales de despachos privados en vez de jueces. La falta de transparencia es otra crítica de estos mecanismos. Los defensores del ISDS y el lobby empresarial alegan que los inversores deben tener garantías que les protejan de decisiones arbitrarias en su perjuicio y destacan que estas cláusulas existen ya en otros tratados como el mencionado CETA con Canadá, que aún no ha entrado en vigor. La ONG Traidcraft quita hierro a este argumento y pone el ejemplo de Brasil, que se opuso a firmar cláusulas de este tipo, sin que se haya resentido la inversión extranjera en el gigante suramericano.

Reparos entre los socios de Merkel

Pero lo más controvertido es que el ISDS socavaría la soberanía de los Estados y sus sistemas de Justicia. Y mucha gente no quiere aceptar esto. “Digo muy claramente: no necesitamos los tribunales de arbitraje”, afirmó el ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, en una entrevista con el diario Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung en junio. “La posición del Gobierno federal en este punto es firme y así se lo hemos transmitido a la Comisión”, dijo el dirigente socialdemócrata. Su partido, el SPD, tiene un papel clave para el futuro del TTIP, ya que forma gobierno junto con los democristianos de la canciller Angela Merkel, que está muy preocupada con que el tratado llegue a buen puerto. En un congreso del año pasado, las bases socialdemócratas votaron una moción en contra del ISDS. Con eso pusieron en aprietos a su presidente Sigmar Gabriel, quien, como vicecanciller y ministro de Economía, es el responsable de temas de comercio en la gran coalición. Gabriel no comparte muchos de los reparos de sus compañeros de partido y está a favor de llegar a un acuerdo con EEUU, aunque en otros términos. Para vencer la resistencia a los tribunales de arbitraje, el líder de los socialdemócratas alemanes está pensando en crear un tipo de corte internacional para el comercio, con jueces que provienen de los sistemas de Justicia nacionales y con todas las garantías de transparencia para la sociedad.
Incluso en la CDU de Merkel empiezan a surgir dudas sobre el TTIP. “No debe haber recortes en los derechos laborales. Hay que preservar los servicios públicos y garantizar la seguridad alimentaria”, dijo al diario financieroHandelsblatt el vicepresidente de la CDA, una corriente dentro del partido que representa los intereses de los trabajadores, Christan Bäumler. Asimismo, está en contra del ISDS. El rechazo al mecanismo de arbitraje se ha manifestado también en los parlamentos de Francia y Holanda, que han aprobado sendas mociones en su contra. Y el ministro de Comercio francés, Matthias Fekl, declaró en noviembre que París no firmará un tratado que incluya el ISDS. “Tenemos que preservar el derecho del Estado para establecer y aplicar sus propios estándares, mantener la imparcialidad del sistema de Justicia y permitir al pueblo de Francia y del resto del mundo reafirmar sus valores”, dijo el ministro socialista.
manifa TTIP CMYKProtesta contra el TTIP.
La comisaria Malmström ha entendido el mensaje y comprende que debe actuar para vencer los recelos. Con este objetivo, ya está preparando un “ISDS reformado”, según consta en el memorándum de un eurodiputado que participó en una de las exclusivas reuniones de consulta con la responsable europea de Comercio. En ese encuentro, Malmström también dio a entender que prefiere posponer la firma de CETA para no entorpecer las negociaciones del TTIP. Y es que el tratado de libre comercio con Canadá, que ya está aprobado, aunque todavía no ratificado por el Consejo y el Parlamento Europeo, contiene la polémica cláusula ISDS, que tanto rechazo despierta en Alemania, Francia, Holanda y otros países. “El ISDS es la piedra en el zapato del TTIP”, comenta Luis Rico, coordinador de Ecologistas en Acción de la campaña contra el tratado en España.
El mecanismo de arbitraje es uno de los elementos más importantes del proyecto, pero también es muy complejo. Como suele ocurrir, son los aspectos más simples y cercanos a la vida diaria los que consiguen levantar las pasiones del gran público. En Alemania, al pollo de clorina se ha sumado recientemente la popular salchicha Nuremberg comocasus belli de los detractores del TTIP. El detonante fueron unos comentarios del ministro de Agricultura, Christian Schmidt, a la vuelta de una visita a Washington, donde, según cuenta la revista Der Spiegel, fue testigo del tremendo enfado de los colegas estadounidense sobre la actitud de los europeos en las negociaciones. “Si queremos aprovechar las oportunidades del comercio libre con el enorme mercado norteamericano, no podremos seguir protegiendo cada salchicha y cada queso como una especialidad”, dijo a principios de enero el político de la CSU, los socios en Baviera de la CDU de Merkel.
Schmidt se refiere a los cientos de productos en Europa que gozan de una denominación de origen, como el jamón ibérico y el de Parma, el queso roquefort, el Idiazábal, el whisky escocés y prácticamente todos los vinos y licores. Un Rioja tiene que ser de Rioja y una salchicha Nuremberg tiene que ser de Nuremberg, aunque gran parte de la carne provenga de un cerdo polaco. En EEUU, al contrario, cualquiera puede producir un jamón de Parma y en California hacen vino de Oporto. Los comentarios de Schmidt provocaron una gran convulsión popular. Ante la opinión pública adversa y, aparentemente, un tirón de orejas de la propia Merkel, el ministro tuvo que rectificar. “Conmigo no va a haber salchichas Nuremberg de Kentucky”, prometió el dirigente bávaro. Asunto zanjado.
Frente al vivo, a veces algo histérico, debate público sobre el TTIP en Alemania, en España el tema apenas existe en la agenda de los grandes medios y los principales partidos políticos. “Ha habido un gran silencio en la prensa mayoritaria. TVE no ha sacado nada. Sólo los medios alternativos han informado de ello. Ahora empieza a haber un poquito más”, resume Rico, de Ecologistas en Acción. “Entre los políticos apenas hay debate, sólo después de las europeas empezaron a hablar del TTIP en Podemos e IU, quizás arrastrados por sus compañeros europeos. El PP y el PSOE prestan un apoyo sin fisuras y además han intentado que el tema no traspase a la esfera pública. En el PSOE comienza a haber movimiento. Sus eurodiputados empiezan a hacerle más caso y son críticos con el ISDS. Antes no se enteraban bien”, afirma el organizador de la campaña contra el tratado. Los socialistas dicen estar a favor, en principio, de crear un área transatlántica de libre comercio, pero no firmarán “cualquier acuerdo”. Los sindicatos mayoritarios apoyan la campaña, apunta Rico, “pero todavía no han movilizado a sus bases”, a diferencia de CGT y CNT.
En el Partido Popular y el Gobierno de Mariano Rajoy el mutismo es total. La Marea ha intentado sin éxito saber la opinión del Ministerio de Economía. En la Secretaría de Estado de Comercio alegaron problemas de agenda y remitieron a una explicación del TTIP en la página web del ministerio. Allí se hace un resumen de los principales pilares del asunto, pero se omiten todos los puntos polémicos, como el ISDS o la discusión sobre las denominaciones de origen, a pesar de que afectan a muchos productores españoles. Resulta extraño que Rajoy y sus ministros apenas hayan hablado del TTIP en público cuando en la web de Economía se asegura que “este acuerdo es la máxima prioridad en política comercial para España por las oportunidades que brindará y por su importancia estratégica”. Entre estas oportunidades figura la perspectiva de abrir el mercado para la licitación de servicios públicos y obras a nivel local y regional, como la gestión del agua, el transporte o la recogida de basura, a ambos lados del charco. “Dada la fortaleza de nuestras empresas en el sector de la construcción y las concesiones, un objetivo esencial es lograr una mejora sustancial en el acceso recíproco a las compras públicas a todos los niveles de gobierno”, reza el documento. Efectivamente, grandes empresas como ACS, Sacyr o Acciona se beneficiarían de la eliminación de políticas que dan prioridad a empresas locales, como el “Buy America”. Por supuesto, lo mismo valdría para las multinacionales norteamericanas en el mercado europeo.
“Este gobierno es muy pro EEUU y muy pro comercio libre”, comenta Fernando Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano en Madrid, “pero también quiere ser un aliado fiel de la Alemania de Merkel y no le pondría problemas sobre la mesa”. Rico, de Ecologistas, cree que “Rajoy no quiere debates sobre este tema en lo que queda de legislatura”. Para evitar que en la sociedad española se discuta sobre las ventajas e inconvenientes del tratado, el PP ha contado con la complicidad del PSOE y otros partidos, al menos hasta ahora. En mayo pasado, el Congreso de los Diputados rechazó una moción presentada por Izquierda Plural para que hubiese un referéndum sobre el texto final del TTIP en España, con los votos de PP, PSOE, UPyD, CiU y PNV.
Precisamente, la participación de los ciudadanos y las instituciones democráticas en la eventual ratificación del TTIP es otro frente de batalla. La idea original de la Comisión era que bastara con la aprobación por el Consejo Europeo, el máximo órgano de la UE donde se sientan los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros, y del Parlamento Europeo. Este plan se basa en el concepto de que se trata de un acuerdo puramente comercial, y la UE ha asumido competencia exclusiva en esta materia. Sin embargo, muchos juristas y políticos consideran que finalmente saldrá un “acuerdo mixto”. Es decir, que contendrá aspectos que entran en el ámbito de competencias de los Estados y, por ende, deberá ser aprobado también por las autoridades nacionales. En algunos países como Irlanda eso acarrearía automáticamente un referéndum. En otros también se plantea esta posibilidad.

La rebeldía de la Eurocámara

El antecesor de Malmström, el belga Karel De Gucht, maniobró el año pasado para evitar que el TTIP necesitara pasar por un largo, espinoso e incierto proceso de ratificación en los 28 países de la Unión. En opinión de los críticos, la comisaria sueca no ha abandonado esta idea. Pero lo tiene difícil. El ministro de Justicia alemán, Maas, y otros dirigentes europeos, insisten en que cualquier acuerdo debe contar con la aprobación de los parlamentos nacionales. “Necesitamos una legitimación democrática amplia”, dijo. Pero incluso si la Comisión se sale con la suya, y el TTIP sólo fuera votado en el Parlamento Europeo, no tiene asegurado el visto bueno. La Eurocámara ha empezado a dar muestras de rebeldía. En julio de 2012, el Parlamento rechazó el acuerdo multilateral contra la falsificación (ACTA) que habían negociado la Comisión, EEUU y otros países como Australia, prácticamente con la misma opacidad que el TTIP. El tratado que pretendía combatir la piratería planteaba grandes dudas acerca de la protección de datos de los usuarios. Este asunto ahora vuelve a estar sobre la mesa a través del TTIP.
Los defensores del tratado, con Malmström al frente, han comprendido ahora que necesitan ganar la batalla de la opinión pública. En Bruselas creen que fue un error dejar el campo libre a los detractores que han podido desarrollar sus campañas sin contestación. Para convencer a los ciudadanos de los beneficios de crear un área común con EEUU, además del supuesto impacto económico positivo, se recurre a argumentos geoestratégicos. Merkel aprovechó la asistencia a la cumbre del G-20 en Australia en noviembre para dar un espaldarazo al TTIP y pedir que se aceleren las negociaciones. “Un viaje a esta región nos enseña que el mundo no se queda esperándonos”, afirmó la canciller. “Debemos tener cuidado para no quedarnos detrás”. Según esta argumentación, si Europa y EEUU consiguen ponerse de acuerdo podrán marcar los estándares y normas para el resto del mundo. De lo contrario, serán las naciones emergentes, con China a la cabeza, las que marcarán las reglas de juego.
02 Merkel Obama CMYKLa canciller alemana Angela Merkel y el presidente de EEUU, Barack Obama, durante la cumbre del G-20 en Australia el año pasado. BUNDESREGIERUNG
Los defensores del TTIP en Europa alegan que, si fracasan las negociaciones, EEUU miraría hacía el otro lado, hacia Asia. El proceso paralelo para crear un gran área de libre comercio del Pacífico, el TPP, está mucho más avanzado. Este argumento no convence a todos. “Los americanos que quieren comprar un BMW o un Mercedes seguirían haciéndolo. Seguro que no se comprarían un coche chino sólo porque exista un acuerdo de libre comercio entre EEUU y China”, afirmó el diputado socialdemócrata alemán Sascha Raabe a Der Spiegel.
En una economía globalizada, los países industrializados, con altos estándares medioambientales y derechos laborales, compiten con otros en el mundo en desarrollo, donde las condiciones laborales son a menudo penosas y el respeto a la naturaleza deja mucho que desear. Estos defectos son el precio que pagan países como China, Bangladesh o India para atraer la inversión extranjera que les permite superar el subdesarrollo. “Si en Europa estamos tan orgullosos de nuestros logros en derechos laborales, derechos humanos y protección del medio ambiente, deberíamos tener interés en que otros nos sigan. Y qué mejor manera que empezar por el primo norteamericano”, opina Miguel Otero, investigador del Real Instituto Elcano.
También en Washington son muy conscientes de la función geoestratégica del TTIP, que va más allá de lo puramente económico. “El comercio es la expresión de nuestro liderazgo diplomático y estratégico en el mundo. El país más fuerte que existe hoy en el mundo aprovecha el comercio, junto con medios diplomáticos y militares convencionales, para conseguir sus principales objetivos estratégicos”, dijo el subsecretario de Estado para el Comercio de EEUU, Stefan M. Selig, en una conferencia en Washington en noviembre.
Al igual que en Europa, al otro lado también está creciendo el rechazo al TTIP en la sociedad civil y en la política. La campaña europea se coordina con organizaciones estadounidenses que movilizan la calle, como Public Citizen. Los argumentos se parecen. Muchos ciudadanos norteamericanos también temen que el acuerdo de libre comercio abra la puerta para que las multinacionales europeas se aprovechen del mercado en detrimento de las medianas empresas locales. Lo que más preocupa es la posible desregulación de los servicios financieros. En este aspecto, es EEUU quien tiene reglas mucho más estrictas que la UE. Tras la crisis financiera, que originó en Wall Street, la administración Obama ha ido mucho más allá en limitar los poderes de los grandes bancos para la especulación que provocó el colapso. Nuevas leyes, como el acta Dodd-Frank, han introducido una regulación más rigurosa que en Europa. Lógicamente, las instituciones financieras de Wall Street ahora ven en el TTIP una gran oportunidad para librarse de estas ataduras si ambas partes se ponen de acuerdo sobre la base de las normas europeas, mucho más laxas. Los bancos de este lado del Atlántico, obviamente, tampoco quieren que con el tratado se introduzcan las reformas de Obama en el Viejo Continente. No cuesta mucho imaginarse la presión del lobby combinado del sector financiero de ambos bloques sobre los negociadores.
En el Capitolio de Washington se está movilizando la resistencia al TTIP. La senadora por Massachusetts, Elisabeth Warren, del ala progresista de los demócratas, lidera las voces críticas en el Congreso. Junto con otros parlamentarios, tanto senadores como de la Cámara de Representantes, ha enviado varias cartas a la Casa Blanca para advertir del peligro de rebajar la regulación financiera de Wall Street. En este sentido, también están en contra de que el tratado incluya la cláusula ISDS para los mecanismos de arbitraje. Temen que bancos europeos podrían demandar a Washington por los daños que provocan las reformas de Obama en los balances de sus sucursales en Nueva York. “Incluir estas cláusulas en el TTIP podría exponer a los contribuyentes americanos a pérdidas de miles de millones de dólares y disuadir al Gobierno de introducir normas financieras que afecten a bancos extranjeros. La consecuencia sería quitarle a nuestros reguladores los medios para prevenir la próxima crisis”, reza una carta al Departamento de Comercio, firmada por Warren, a la que algunos observadores barajan como candidata presidencial de los demócratas, y otros parlamentarios. Como suele ocurrir en el sistema político estadounidense, donde la representación es directa y los senadores y diputados a menudo se debe más a los votantes en sus Estados que a la disciplina de partido, la oposición al ISDS y otros aspectos del TTIP reúne a demócratas progresistas como Warren y a algunos republicanos, aunque la mayoría de la oposición conservadora, muy pro comercio libre, está en línea con Obama respecto a este asunto. No sorprende, pues, que los negociadores europeos y estadounidenses hayan excluido los dos temas más controvertidos, el ISDS y los servicios financieros, de las próximas rondas y que las dejen para el final.

Las elecciones de mayo

Con tantos frentes abiertos como le han salido al TTIP en los últimos meses, no sorprende que el proceso negociador esté estancado. “No creo que haya nada acordado todavía”, comenta Steinberg, del Instituto Elcano. Incluso el comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria, el lituano Vytenis Andriukaitis, admitió a principios de año que las conversaciones apenas avanzan, mientras Bruselas y los líderes europeos buscan la fórmula para superar las diferencias sobre la eventual ratificación del tratado y su legitimación democrática. “Debemos tomar en serio las preocupaciones de la gente”, dijo Andriukaitis. El plan original era cerrar un pacto a finales de 2014. Ahora el objetivo es llegar a algún tipo de acuerdo a finales de este año. El tiempo corre en contra de los funcionarios de Washington y Bruselas, porque se da por hecho que en 2016 se paralizará todo por la larga campaña de las elecciones presidenciales en EEUU, en noviembre de ese año. Todo el mundo, también los negociadores del TTIP, estarán entonces a la espera de saber quién será el nuevo inquilino de la Casa Blanca. “Intentarán pactar un acuerdo de mínimos para poder seguir negociando más adelante”, afirma Steinberg. De lo contrario, el plan de crear un área de libre comercio transatlántico estaría muerto, por lo menos durante una generación.
Los detractores del tratado han cogido confianza. Ahora quieren acelerar y ampliar la campaña para que el TTIP acabe en el desguace. Para el próximo 18 de abril se están organizando grandes manifestaciones y otros actos a ambos lados del Atlántico con motivo del Día Internacional de la Lucha Campesina. El activista Rico es optimista y cree que el debate sobre el tratado finalmente también llegará a ocupar el lugar que se merece en la agenda pública en España. “Hay un trabajo muy activo de los movimientos y colectivos que están en esto”, afirma este ecologista. “Decimos a la gente que no hace falta cambiar su lucha. Si estás en la Marea Verde, por ejemplo, sigue allí, pero habla del TTIP en tus manifestaciones ya que tendría un impacto importante en la educación pública”, añade. Los organizadores de la campaña contra el tratado ven una gran oportunidad en las elecciones municipales y autonómicas de mayo para meter el asunto en la agenda. Porque muchos aspectos del tratado afectan directamente a los ayuntamientos, como la pretendida liberalización de los concursos de prestaciones y servicios públicos. “Ahora mismo es posible parar el TTIP”, asegura Rico. Pararlo o no, sería un logro importante si los dirigentes políticos cumpliesen su palabra y realmente escucharan lo que los ciudadanos europeos opinan sobre el pollo de clorina.