Facebook y Google lucran con nuestra vida | La pupila insomne
La idea del e-sindicato viene a imponer un mediador entre las personas y este robo de la intimidad. Desde luego, la solución más simple consistiría en no inscribirse en Facebook, pero su necesidad, real o imaginaria, ya es un hecho consumado. En este sentido, la asociación Internet sin Fronteras reconoce que “la posición monopólica de Facebook hizo de la empresa un espacio de socialización obligatorio para toda o una parte de la población”. Hemos ingresado en ese espacio virtual-social como ovejas mansas mientras el lobo estaba al acecho. Reparar el error requiere una conciencia universal del valor estratégico y comercial de nuestros datos personales, así como de nuestro derecho a oponernos a que sean comercializados. Pero esa conciencia está lejos, muy lejos de haberse plasmado. La capitalización de los datos personales está perfectamente cifrada en el valor de Facebook. No son sus máquinas o su programa lo que han hecho su riqueza, sino nuestra intimidad. El ingreso en la Bolsa de Facebook inaugura otra fase peligrosa: “El modelo económico de la empresa basado en la explotación comercial de la vida privada va a empujar a Facebook hacia una dirección todavía más intrusiva y liberticida”, afirma la ISF.
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