Wednesday, October 25, 2023

El grito de Palestina: venid y contad, por Luz Modroño* |

El grito de Palestina: venid y contad, por Luz Modroño* | Federación de Republicanos (RPS)


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La voz, la palabra, el grito de un pueblo pidiendo ayuda y socorro resonaba en las calles y las casas del pueblo palestino mucho antes de que el pasado 10 de octubre Hamás realizara un ataque que terminaba con la vida de cientos de personas. Muchas preguntas quedarán en el aire en forma de sospechosas  dudas acerca de si hubiera podido evitarse y por qué el servicio de inteligencia israelita, el más poderoso del mundo, no lo detectó a tiempo. Hoy quizás ya no importe siquiera responder.

Las consecuencias para Netanyahu han sido como si le tocara el premio gordo de una lotería. Por un lado, le ha dado la excusa perfecta para borrar del mapa y de una vez por todas al pueblo palestino. Por otra, los turbios asuntos que le  rodeaban han quedado desfigurados y envueltos en una nebulosa. Y, por último, ha conseguido que el mundo se estremezca y muestre sus condolencias ante un atentado terrorista que se ha cobrado casi mil vidas israelitas aunque asiste con estupor al exterminio entero de un pueblo.

Frente al ataque de Hamás, la respuesta de Netanyahu es la confirmación de un genocidio que ha ido perpetrándose desde 1948, cuando sobre territorio palestino se fundaba el poderoso Estado de Israel. La venganza, el ojo por ojo absolutamente desproporcionado, ha sido la respuesta que ha caído y sigue cayendo sobre una población indefensa, asediada y martirizada.

Hace varias décadas que la Comunidad Internacional dejó de ser una voz con fuerza para denunciar y ejercer presión que parara las aberraciones e injusticias que las instituciones políticas o gobiernos cometían. Tras la denuncia venía la movilización y como una hermosa corriente de solidaridad, como una sola voz hermanando al ser humano, se conseguía levantar una barrera que paraba o, al menos dificultaba, el camino de la barbarie. Una se pregunta a esta altura de la película qué fue de aquella Comunidad Internacional que, liderada por la ONU, erigía su voz contra la injusticia. Y se pregunta hasta qué punto ese silencio no tiene también alguna responsabilidad en lo que está ocurriendo.

Desde la creación del Estado sionista de Israel, un pueblo agoniza sin apenas defensa. Casi setenta y cinco años en los que el sufrimiento, la limpieza étnica, la expulsión de sus casas, tiradas abajo sin posibilidad de reconstrucción para presionar el abandono y la consiguiente usurpación, el encarcelamiento de niños menores de edad sometidos a duras penas de prisión por haber tirado una piedra contra un israelita, el robo de sus tierras, el asesinato impune son el día a día en el que vive una población obligada al exilio, el hambre o la muerte. Sistemáticamente, la respuesta del poderoso Estado de Israel contra cualquier ataque infringido por los palestinos es respondida con una violencia desmedida.

Hace unos años estuve en Palestina, un país que no existe para los israelitas y al que no puedes afirmar que vas so pena de una inmediata devolución al tuyo. De primera mano pude comprobar el acoso, la persecución, la marginación, la ausencia de derechos humanos, incluidos los sanitarios, bajo los que viven miles de palestinas diariamente. La resistencia que, con escasos medios, y por ética y dignidad, presenta un pueblo perseguido.

Más allá de las razones históricas que pueden subsistir en el conflicto se imponen las humanitarias. Israel lleva casi 75 años sometiendo a la población palestina a una estrategia de exterminio y ocupación de su territorio. El inmenso desequilibrio de fuerzas existentes entre el Estado de Israel y el pueblo palestino obliga a pararnos un momento a reflexionar. El Estado israelí, desde su creación, ha violado con impunidad todas y cada una de las resoluciones dictadas por la ONU. Desde la política de apartheid a la construcción de un muro que vuelta tras vuelta aisla a grupos de población a los que deja incomunicadas durante días, a las cámaras de vigilancia, asentamientos ilegales, bloqueo a Gaza y consiguiente prohibición de llevar ayuda humanitaria, la política anexionista, la ocupación ilegal de las tierras palestinas y la consiguiente colonización… Ante esta realidad una se pregunta quiénes son los terroristas. En aquel viaje, al preguntar qué y cómo podíamos ayudar la respuesta era siempre la misma: “venid a ver lo que pasa y contadlo. Nos están matando”.

No avalar y condenar el atentado de Hamás no impide el reconocimiento del enorme desequilibrio existente. Mientras se consolidaba una política genocida y de exterminio sistemático iniciada tras la creación del Estado de Israel, en Palestina surgían grupos de resistencia que fueron una respuesta violenta frente a la violencia, que abogarían por la lucha armada y los ataques indiscriminados. Mientras, el diálogo se perdía en un horizonte cada vez más lejano.

Sin duda, la solución no pasa nunca por el enfrentamiento armado, pero convendría no olvidar que existe otro terrorismo, incomparablemente más cruel si cabe porque parte de una posición de dominio y poder: el terrorismo de Estado. Un terrorismo nunca reconocido como tal y, por consiguiente, avalado por las grandes potencias occidentales, empezando por EEUU y terminando por las naciones demócratas europeas. Un Estado que tuvo en sus manos poner fin a la violencia y la guerra si hubiera abogado por la Paz, el entendimiento y la convivencia, pero, lejos de ello, su objetivo de expropiación y expulsión del pueblo palestino con el que estaba obligado a entenderse se ha mantenido fijo a lo largo de tres cuartos de siglo.

Basta comparar el mapa de Palestina e Israel en 1948 con el actual para comprobar la tenacidad con que el Estado de Israel ha conseguido a fuerza de violencia y amenazas sus objetivos.

Hoy, mientras Netanyahu contempla impertérrito el bombardeo que, cual lluvia, cae sobre Gaza y osa, amparado en el discurso de impunidad emanado desde occidente, amenazar abiertamente a familias, niños, mujeres, hombres, la Comunidad Internacional, que estaba mirando hacia otro lado mientras Israel actuaba abiertamente contra el Derecho Internacional, asiste atónita a una guerra que puede ser la definitiva para el pueblo palestino y que, no obstante, también costará la vida de miles de israelitas. Porque conviene destacar que el pueblo israelita es también víctima de la política homicida de unos gobernantes movidos por la soberbia y la venganza.

El atentado de Hamás se convierte en la excusa perfecta para un ejército que parece estar dispuesto a acabar de una vez por todas con esos dos millones de personas que aún perviven en la franja de Gaza. Un bloqueo brutal contra una población inocente. Un genocidio largamente anunciado y una guerra que, como todas, deparará un ingente sufrimiento a ambos pueblos.

Mientras, el poder de la televisión estremece hoy a esa Comunidad Internacional que dejó de mirar y escuchar el grito de socorro de un pueblo que agonizaba y hoy siente si inminente masacre.

*Luz Modroño es doctora en psicóloga y profesora de Historia en Secundaria.

Saturday, October 14, 2023

Santiago Marcos, poeta topo

Tras la sublevación militar de 1936, el maestro republicano Santiago Marcos, huyendo de la represión fascista, logró esconderse en una bodega familiar de la Castilla rural, donde permaneció oculto veintidós años, tras los cuales fue finalmente detenido. Durante sus décadas subterráneas escribió más de diez mil versos, a menudo sobre la guerra civil y la segunda guerra mundial, por lo que su obra y su vida son las de un simbólico topo que no dejó de resistirse al fascismo con su palabra, todavía hoy desconocida en la desmemoriada España democrática. Rehabilitar su figura y dar a conocer su producción marcada por la urgencia de la supervivencia y del testimonio directo es una tarea tan justa como, precisamente, urgente para el autor de este libro, Claudio Rodríguez Fer, hijo de un íntimo amigo desde la infancia del poeta topo y de sus hermanos, quienes sacrificaron sus vidas para protegerlo del fascismo.

¿Qué dice la prensa?

"Claudio Rodríguez Fer acoge y proyecta en su palabra la memoria perdurable de la poesía y la lucha antifascista"

Quimera Revista de Literatura, octubre 2023

"Además de ofrecernos este tributo personal a un viejo amigo, que nos acerca a su vida y su obra, Rodríguez Fer recupera a lo largo de todo el libro muchas otras historias de aquella época, semejantes a la de Santiago Marcos, relatos de silencio y soledad impuestas como alternativa desesperada. Esto es también de agradecer, porque vivimos en este país un respeto demasiado frágil y descuidado por los que padecieron por el terrible delito de intentar mejorar este mundo. Pocas cosas hay más nobles que preservar su memoria."

Jesús Aller, Rebelión 5/7/23

"Hombre topo durante un cuarto de siglo y superviviente –por chiripa- de la cruel matanza inspirada, desencadenada y mantenida contra el pueblo español por ‘el hombre elegido por Dios para regir los destinos de nuestra patria’."

El Faro de Vigo, 01/07/23

"Santiago Marcos, el topo desconocido que escribió con ilusión sobre la bravura de Asturias"

La Nueva España 14/07/23



https://tienda.elviejotopo.com/biografia/3692-santiago-marcos-poeta-topo-contra-el-fascismo.html

Wednesday, October 11, 2023

CANCIÓN ÚLTIMA, de Miguel Hernandez

En un día como hoy, en el que nos jugamos tanto como pueblo, quiero compartir estos versos imprescindibles.

" Pintada, no vacía,
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza".

MIGUEL HERNÁNDEZ, 
" Canción última", de su poemario  " El hombre acecha", 1937-1938, en su
" Obra poética completa", Alianza Editorial.