Wednesday, June 07, 2023

carta de Bakunin a su hermano Pablo

Carta de Bakunin a su hermano Pablo .
París, 29 de marzo de 1845
...soy el mismo, como antes, enemigo declarado de la realidad existente, sólo con esta diferencia, que he cesado de ser teórico, que he vencido, en fin, en mí la metafísica y la
filosofía, y que me he arrojado enteramente, con toda mi alma, en el mundo práctico, el
mundo del hecho real. Créeme, amigo, la vida es bella; ahora tengo pleno derecho a
decir eso, porque he cesado hace mucho de mirarla a través de las construcciones
teóricas y a no conocerla más que en la fantasía, porque he experimentado
efectivamente muchas de sus amarguras, he sufrido mucho y he caído a menudo en la
desesperación.
Yo amo, Pablo, amo apasionadamente: no sé si puedo ser amado como yo quisiera
serlo, pero no desespero, -sé al menos que se tiene mucha simpatía hacia mí-; debo y
quiero merecer el amor de aquella a quien amo, amándola religiosamente, es decir,
activamente -está sometida a la más terrible y a la más infame esclavitud- y debo
liberarla combatiendo a sus opresores y encendiendo en su corazón el sentimiento de su
propia dignidad, suscitando en ella el amor y la necesidad de la libertad, los instintos de
la rebeldía y de la independencia, recordándola a sí misma, al sentimiento de su fuerza y de sus derechos.
Amar es querer la libertad, la completa independencia del otro; -el primer acto del
verdadero amor es la emancipación completa del objeto que se ama-; no se puede amar verdaderamente más que a un ser perfectamente libre, independiente, no sólo de todos los demás, sino aún y sobre todo de aquel de quien se es amado y a quien se ama.
He ahí mi profesión de fe política, social y religiosa, -he ahí el sentido íntimo, no sólo
de mis actos y de mis tendencias políticas, sino también, en tanto que puedo, el de mi
existencia particular e individual- porque el tiempo en que podrían ser separados esos
dos géneros de acción está muy lejos de nosotros; ahora el hombre quiere la libertad en todas las acepciones y en todas las aplicaciones de esa palabra, o bien no la quiere de ningún modo. Querer, al amar, la dependencia de aquel a quien se ama, es amar una cosa y no un ser humano, porque no se distingue el ser humano de la cosa más que por la libertad; y si el amor implicase también la dependencia, sería la cosa más peligrosa y la más infame del mundo, porque sería entonces una fuente inagotable de esclavitud y de embrutecimiento para la humanidad.
Todo lo que emancipa a los hombres, todo lo que, al hacerlos volver a sí mismos,
suscita en ellos el principio de su vida propia, de su actividad original y realmente
independiente, todo lo que les da la fuerza para ser ellos mismos es verdad; todo el resto es falso, liberticiada, absurdo. Emancipar al hombre, he ahí la única influencia legítima y bienechora. Abajo todos los dogmas religiosos y filosóficos -no son más que mentiras-; la verdad no es una tontería, sino un hecho, la vida misma es la comunidad de hombres libres e independientes, es la santa unidad del amor que brota de las profundidades misteriosas e infinitas de la libertad individual...”