Thursday, December 15, 2016

Los otros kurdos: Hizbulá turco y el peligro de regresar a los años más oscuros

Los otros kurdos: Hizbulá turco y el peligro de regresar a los años más oscuros - Esglobal - Esglobal - Política, economía e ideas sobre el mundo en español





El rencor mutuo entre los miembros de Hizbulá y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) sigue latente en el Kurdistán turco. La tensa situación que vive la región, con un aumento de los atentados y la desmesurada represión policial, podría empeorar hasta los niveles de los 90 si el Estado de nuevo decidiera utilizar a los kurdos conservadores.
La situación en el Kurdistán turco no ha dejado de deteriorarse desde que colapsó, en julio de 2015, el proceso de diálogo entre el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el Estado turco. En este año, una decena de ciudades han sido reducidas a escombros, más de 700 civiles han fallecido y la amalgama político-social de representantes kurdos ha ido entrando en prisión. El pasado 4 de noviembre, en un paso esperado, le tocó el turno a la cúpula del Partido Democrático de los Pueblos (HDP): nueve diputados, incluidos sus colíderes Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdag, fueron arrestados. Esta decidida represión dirigida por el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), que se escuda en la fallida asonada, está alcanzando para los kurdos los niveles de los 90, la década más oscura del conflicto. Podría decirse que para una vuelta a ese periodo sólo falta la reaparición de un conocido y temido actor: el Hizbulá turco, un grupo de kurdos conservadores religiosos que en los 90 fue utilizado por el Estado en su guerra sucia contra los militantes marxistas.
La tensión entre ambos grupos viene de lejos, y se ha reflejado incluso cuando la tibia paz aún reinaba en Kurdistán. En octubre de 2014, durante las protestas kurdas por el cerco de Daesh a la ciudad de Kobane (situada en el Kurdistán sirio), los enfrentamientos entre miembros de Hizbulá y el PKK dejaron decenas de muertos. Las escaramuzas, reflejo de una peligrosa tensión, ahí se quedaron. Meses más tarde, el 9 de junio de 2015, dos días después de las elecciones legislativas que privaron al AKP de la mayoría parlamentaria, Aytaç Baran fue asesinado. La muerte del presidente de la organización de caridad Yeni Ihya-Der, considerada el brazo social del Hizbulá turco, hizo temer por una vuelta a los enfrentamientos entre dos irreconciliables enemigos: el PKK y Hizbulá.
Tras el asesinato de Baran, los miembros de Hizbulá señalaron al PKK; los militantes kurdos, a la inteligencia turca. La causa ahí se quedó, de nuevo sin represalias importantes, pero el rencor entre ambos bandos sigue sin diluirse en una región cada vez más tensa en la que la vía política kurda está siendo silenciada, el PKK habla de guerra total y el Estado podría incrementar su tradicional guerra sucia enfrentando de nuevo a los kurdos.
La viuda de Aytaç Baran, Gülsen Baran, culpa del asesinato de su marido a los marxistas y al colíder del HDP, Selahattin Demirtas. Sus palabras, que sugieren una lucha entre laicos y religiosos, rechazan la implicación del Estado: “El PKK y el HDP están en contra del islam. No les gustan los musulmanes. Mi marido trabajaba para el pueblo y los musulmanes. Ellos no pueden engañar a la gente que ama el islam. Personas como Aytaç se levantaban contra ellos. Por eso le mataron”.
Gülsen, madre de cuatro hijos, se muestra inclemente y reclama justicia: “Nunca perdonaremos a quienes mataron a mi marido. En el Corán la venganza y el perdón son posibles, pero ¿quién podría perdonar a quien mata a tus seres queridos? Perdonar a esa gente sería como padecer una enfermedad. Las personas que mataron a Aytaç están libres porque no hay pruebas suficientes. Hay imágenes, pero no valen. No queremos venganza, queremos que sean encarcelados y que no haya clemencia. Ojalá pueda verla en este mundo, pero si no llegará en el cielo, de la mano de Alá”.
La venganza, un término abstracto para los musulmanes, podría convertir el Kurdistán turco en el infierno que fueron los 90, sobre todo si Hizbulá volviera a ser una pieza más en tablero de los enemigos del movimiento kurdo. Según la agencia prokurda DIHA, de la investigación sobre la masacre de Ankara han aparecido los nombres de varios miembros del HDP a los que Daesh planeaba asesinar en posteriores atentados. Entre los organizadores, supuestamente, estaban miembros de Hizbulá que pretendían vengar la muerte de Aytaç Baran. Tras su asesinato, Zekeriya Yapicioglu, el líder de Hüda-Par, la rama política de esta organización, hizo referencia al derecho de autodefensa. “El HDP y el PKK quieren atraparnos en la violencia. Seguimos diciendo que no queremos caer en sucias estratagemas. Hizbulá ha hecho algunas declaraciones en las que dice que no se quedarán en silencio si los ataques continúan. Un nuevo capítulo del conflicto podría comenzar si el PKK no para sus ataques”.
En la calle nadie olvida la guerra sucia, y muchos kurdos suelen mostrar su rechazo hacia los miembros de Hizbulá, quienes a su vez se muestran igual de reacios a entablar relaciones con quienes consideran enemigos del islam, un estigma irreal teniendo en cuenta que los kurdos, por lo general, son creyentes y aún así votan por el HDP. Selma Irmak, diputada del HDP, subrayaba antes de ser encarcelada que no hubo una represalia por parte de Hizbulá porque “entendieron que hubo otro poder detrás del asesinato”. Estas palabras sugieren al Estado, que podría estar interesado en revivir la época más oscura de Kurdistán turco. “El Estado puede llegar a utilizar a Hizbulá. En los 90 ya lo hizo, pero después no se vivieron nuevos enfrentamientos porque el PKK apostó por detener la lucha. En los enfrentamientos por Kobane de octubre de 2014 se hizo una llamada a Hüda-Par para pensar y detener la tensión -que dejó decenas de muertos-. Los enfrentamientos son una posibilidad, pero no espero que lleguen a ser como en los 90”, añadía Irmak.

El ascenso de Hizbulá
Grupo de kurdos reunidos alrededor del fuego en Cizre, Sirnak, donde se han producido choques entre kurdos islamistas y grupos de jóvenes afiliados al PKK.
Grupo de kurdos reunidos alrededor del fuego en Cizre, Sirnak, donde se han producido choques entre kurdos islamistas y grupos de jóvenes afiliados al PKK. Ilyas Akengin/AFP/Getty Images
En un estudio publicado en Washington Institute, el periodista Rusen Çakir apunta a tres factores que ayudaron a crecer a Hizbulá: el ascenso del fundamentalismo islámico en Turquía durante los 70, influenciado por las tesis de Sayed Qutb, líder intelectual de los Hermanos Musulmanes ejecutado por Gamal Abdel Nasser en 1966, sobre la “pecadora” e “ignorante” sociedad occidental; los efectos de la revolución iraní y la posterior formación de los miembros de Hizbulá en Irán, lo que incentivó las acusaciones de ser un grupo colaboracionista iraní; y el carácter conservador de los kurdos suníes, que en su mayoría adoptaron la corriente shafi, aunque ciertos grupos se decantaron por el salafismo.
En los 80, los grupos embrionarios de Hizbulá se convirtieron en la corriente islamista radical más importante de Kurdistán turco. En la sombra, con reuniones en casas y discursos en mezquitas, su poder fue creciendo a la par que captaban seguidores para su objetivo: un Estado en el que la sharia sea la ley. Había dos grupos islamistas que dominaban la esfera social: los Ilim, de carácter salafista y poderoso en áreas rurales, y los Menzil, contrarios a tomar las armas y afincado en núcleos urbanos. Las tensiones entre ambos grupos desembocaron en escaramuzas de las que los Ilim salieron victoriosos, asumiendo el liderazgo del islamismo fundamentalista kurdo.
En los 90, el recrudecimiento de los enfrentamientos entre el PKK y el Estado fue uno de los catalizadores para que el grupo Ilim tomase la armas, dando nacimiento (el grupo aceptó el nombre por el que era conocido en público) al Hizbulá turco, un grupo utilizado por el Estado en su lucha contra el PKK. En la época más oscura del conflicto kurdo, entre 1991 y 1995, Hizbulá asesinó a un millar de supuestos militantes del PKK, a imanes contrarios a su interpretación del islam, políticos kurdos y miembros del grupo Menzil. A finales de los 90, el grupo comenzó a tomar acciones contra personas ajenas al PKK. Los asesinatos de Konca Kuris, una feminista islamista, líderes religiosos o el jefe de la Policía de Diyarbakir Gaffar Okkan demostraron las dificultades que tenía el Estado para controlar las acciones de este grupo, que pretendía monopolizar el movimiento islámico kurdo.
Tras la muerte de Kuris, el entonces presidente de Turquía Suleyman Demirel reconoció que “algunas fuerzas pertenecientes al Estado” podían tener lazos con el Hizbulá. El 17 de enero de 2000, su líder, Huseyin Velioglu, quien estudió en la misma facultad que Abdulá Öcalan, líder del PKK, fue abatido por las fuerzas de seguridad turcas debido a la comprometedora información que presuntamente tenía, y los miembros de Hizbulá entraron en la cárcel en masa. En 2003 muchos de ellos se beneficiaron de la amnistía del Estado y poco a poco salieron de la clandestinidad para recuperar en público las ideas de su venerado líder. El nacimiento en 2012 de Hüda-Par, un partido que desea imponer la sharia en Turquía -no desea un Kurdistán independiente- y que cuenta con un respaldo en Batman del 8% y en Diyarbakir, del 4%, demuestra que Hizbulá ni es un movimiento marginal ni fue erradicado por el Estado turco.
La estructura social de la organización se articula a través de medios de comunicación y organizaciones como Yeni Ihya-Der. “La vida de Aytaç era el Corán, los niños y la organización. Allí empleaba todo su tiempo, enseñando el Corán a los niños y ayudando en la mezquita”, recuerda Gülsen mientras su hijo Hasán y su hija Tuba revolotean por el salón. Según la inteligencia turca, Halis Bayancuk, conocido como el emir de Daesh en Turquía e hijo de uno de los líderes de Hizbulá, ha creado una estructura de captación a través de madrasas, centros educativos, tiendas de libros y centros de lectura del Corán. Unos pilares de captación que coinciden con los de Hizbulá. Pese a ello, Serhat Aslan, periodista de Dogruhaber, un medio cercano a esta organización, rechaza las acusaciones que vinculan al movimiento con Daesh y apunta que “un padre y un hijo no tienen por qué tener las mismas ideas”. Sin pruebas concretas, y pese a compartir muchos de los huesos que forman el esqueleto ideológico del autodenominado Estado Islámico, hoy en día se puede afirmar que el principal aliado táctico de Hizbulá es, aunque lo rechacen sus líderes, el Estado turco.

La otra opción
Seyhmus Tarinkulu, líder de Hüda-Par en la ciudad Diyarbakir. © Miguel Fernández
Seyhmus Tarinkulu, líder de Hüda-Par en la ciudad Diyarbakir. © Miguel Fernández Ibánez
Tras la llegada del conflicto a las ciudades, grupos kurdos minoritarios han comenzado una frenética actividad social para atraer a los afectados por el conflicto. Hüda-Par ha condenado las acciones del PKK y la desproporcionada respuesta del Gobierno a las zanjas de las urbes kurdas. Seyhmus Tarinkulu, líder de Hüda-Par en Diyarbakir, insiste en la alternativa que representan: “Cuando la gente sufre y su sangre es derramada no nos sentimos contentos aunque aumente nuestro apoyo. Nuestro pueblo se ha quedado entre el AKP y el PKK. Los errores del PKK han forzado esta lucha. Son marxistas que no representan la ideología musulmana del pueblo kurdo. Antes de crear Hüda-Par la gente votaba por el AKP porque no había alternativa. Ahora somos esa alternativa al HDP y el AKP. En Kurdistán sur (norte de Irak), que son cuatro o cinco millones de kurdos, hay ocho partidos y cuatro están en el Parlamento. Aquí, con 30 millones, parece que sólo existe el HDP. Con más partidos políticos quien gana es el pueblo”.
Desde su fundación, Hüda-Par ha sido acusado de ser un arma política del Estado en el Kurdistán turco. En la reválida electoral del pasado noviembre su partido no se presentó, lo que provocó que el AKP obtuviera nuevos diputados. Tarinkulu rechaza estas acusaciones y asegura que “no fuimos porque somos un partido pequeño y no tenemos la fuerza económica. Además, entre junio y noviembre estaban intentando alterar al pueblo. Para reducir la tensión creímos que no era bueno presentarse. Dijimos a nuestros miembros que apoyaran al partido que quiere seguir conectado al mundo islámico y promueve una solución para este pueblo”. Estas palabras, mirando al resultado electoral y la ideología, conducen al AKP.
En el último año, los kurdos se han visto envueltos en una vorágine bélica. Hoy, la vuelta a la mesa negociadora parece imposible. El Gobierno dijo a principios de año que de retomar el proceso de diálogo lo haría con líderes tribales y grupos kurdos minoritarios, excluyendo a PKK y HDP, precisamente los grupos con los que el Estado tiene el conflicto. Pero ahora, tras la fallida asonada, ya nadie habla de negociación dentro del AKP, sino de guerra total, de limpieza de “terroristas”. Tarinkulu, pese a ser contrario a la mayoría de los preceptos del PKK y el HDP, considera que el diálogo es el camino para lograr la paz y recuerda que la participación de los militantes marxistas en una futura negociación será inevitable. Por eso propone un proceso de diálogo con dos mesas, una con el PKK y otra con los grupos político-sociales kurdos: “Es un error no contar con el PKK. También es un error que el proceso de diálogo sólo cuente con el PKK y el HDP. Para encontrar una solución pedimos que haya dos mesas: una con el PKK y otra con quienes no usan las armas. El HDP ha obtenido muchos votos y representa a la gente, por lo que no puede quedarse fuera”.

Introduzca zapatistas carrera presidencial de México con un plan que proponga la mujer indígena

Introduzca zapatistas carrera presidencial de México con un plan que proponga la mujer indígena





Los zapatistas están sumergiendo sus pies en la política electoral mexicana. La semana pasada, el ejército casi mítica de la resistencia indígena dio a conocer uncomunicado que resume los puntos básicos de la discusión que caracterizan el 5º Congreso Nacional Indígena (CNI) en Chiapas, y que incluía un explosivo anuncio.
Tras señalar una exasperante larga lista de violaciónes de los derechos indígenas y la soberanía a través de México (con un Shoutout a las protestas Dakota del acceso de tuberías,) del Ejército Zapatista de Liberación Nacional anunció que, junto con el CNI, van a crear un gobierno nacional indígena consejo que nominar a una mujer indígena para representar su movimiento en las elecciones presidenciales de México 2018.
La noticia significa un cambio masivo en la estrategia para el ejército radical de izquierda, sobre todo teniendo en cuenta que el EZLN ha denunciado con vehemencia la política institucional, ya que irrumpen en la conciencia mundial hace 22 años con su mezcla única de auto-gobierno indígena, ferviente anti-capitalismo, y conocedores de las relaciones públicas.
El subcomandante Marcos se dirige a una multitud en el Zócalo de la Ciudad de México
El subcomandante Marcos se dirige a una multitud en el Zócalo de la Ciudad de México
Sin embargo, mientras que el ejército enmascarado misterioso capturado la imaginación de la izquierda internacional y ofreció una luz de esperanza a los movimientos sociales en todo el mundo, muy poco ha cambiado para las poblaciones indígenas en México desde 1994. Y aunque muchos todavía mirar al EZLN como un símbolo de la resistencia en curso, el ejército ha sido lento para adaptar su enfoque a la constante evolución y cada vez más sombrío panorama político y económico de México.
Con este anuncio, parece que los zapatistas - junto con el CNI - va a tomar su modelo horizontal, montaje impulsado de autogobierno para movimiento indígena más amplio de México y formalizar su frente unido a través del sistema electoral del país. Pero, a diferencia de sus contrapartes en el sistema de partidos, tres más de México (lo siento MORENA), el EZLN dejó muy claro que no están fuera de la política de siempre:
"Nuestra lucha no es por el poder; más bien estamos llamando a los pueblos indígenas y la sociedad civil para organizarse para detener esta destrucción, para fortalecer nuestra resistencia y rebelión en defensa de la vida de cada persona, cada familia, colectiva, la comunidad y el barrio ".

Tuesday, December 13, 2016

Resumo das actividades de denuncia do COMITE CIDADÁN DE EMERXENCIA, 2016

Estimados/as amigos e amigas
O Comité Cidadán de Emerxencia para a Ría de Ferrol agradece a vosa colaboración de sempre, deséxavos unhas felices festas e agarda seguir contando con todas e todos, no 2017, para seguir traballando até facer realidade PLANTA DE GAS : PECHE XÁ!, e disfrutar unha Ría limpa, rica e libre de ameazas.
Moitas grazas polo voso apoio.
PdG.Resumo.2016.mp4 - Google Drive





VÍDEO RESUMO DAS ACTIVIDADES 2016




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Visita a nosa web:  www.comitecidadan.org
Tamén en Twitter :  @ComitCEmerxenc




Comité Cidadán de Emerxencia

para a Ría de Ferrol

comitecidadan@gmail.com

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Para axudas económicas:

C.c. en Banco Santander,  titular: Luz Marina Torrente e outros

Desde España:

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Desde o Extranxeiro:

ES 71 00493315772894017995

Thursday, December 08, 2016

Rebelion. Fidel Castro y la represión contra los intelectuales

Rebelion. Fidel Castro y la represión contra los intelectuales



Fidel Castro y la represión contra los intelectuales






La muerte de Fidel Castro ha dado lugar -en algunos grandes medios- a la difusión de cantidad de infamias contra el Comandante cubano. Eso me ha dolido. Sabido es que lo conocí bien. Y he decidido por tanto aportar mi testimonio personal. Un intelectual coherente debe denunciar las injusticias. Empezando por las de su propio país.Cuando la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes es natural, efectivamente, que hablemos de ‘’represión’. ¿Cómo calificar de otro modo un sistema que amordaza la libertad de expresión y reprime las voces diferentes ? Un sistema que no acepta la contradicción por muy argumentada que sea. Un sistema que establece una ’verdad oficial’ y no tolera la transgresión. Semejante sistema tiene un nombre, se llama : ‘tiranía’ o ‘dictadura’. No hay discusión.

Como muchos otros, yo viví en carne propia los azotes de ese sistema... en España y en Francia. Es lo que quiero contar.

La represión contra mi persona empezó en 2006, cuando publiqué en España mi libro « Fidel Castro. Biografía a dos voces » -o « Cien horas con Fidel »- (Edit. Debate, Barcelona), fruto de cinco años de documentación y de trabajo, y de centenares de horas de conversaciones con el líder de la revolución cubana. Inmediatamente fui atacado. Y comenzó la represión. Por ejemplo, el diario « El País » (Madrid), en el que hasta entonces yo escribía regularmente en sus páginas de opinión, me sancionó. Cesó de publicarme. Sin ofrecerme explicación alguna. Y no sólo eso, sino que –en la mejor tradición estalinista- mi nombre desapareció de sus páginas. Borrado. No se volvió a reseñar un libro mío, ni se hizo nunca más mención alguna de actividad intelectual mía. Nada. Suprimido. Censurado. Un historiador del futuro que buscase mi nombre en las columnas del diario « El País » deduciría que fallecí hace una década...

Lo mismo en « La Voz de Galicia », diario en el que yo escribía también, desde hacía años, una columna semanal titulada « Res Publica ». A raiz de la edición de mi libro sobre Fidel Castro, y sin tampoco la mínima excusa, me reprimieron. Dejaron de publicar mis crónicas. De la noche a la mañana : censura total. Al igual que en « El País », ninguneo absoluto. Tratamiento de apestado. Jamás, a partir de entonces, la minima alusión a cualquier actividad mía.

Como en toda dictadura ideológica, la mejor manera de ejecutar a un intelectual consiste en hacerle ‘desaparecer’ del espacio mediático para ‘matarlo’ simbólicamente. Hitler lo hizo. Stalin lo hizo. Franco lo hizo. Los diarios « El País » y « La Voz de Galicia » lo hicieron conmigo.

En Francia me ocurrió otro tanto. En cuanto las editoriales Fayard y Galilée editaron mi libro « Fidel Castro. Biographie à deux voix » en 2007, la represión se abatió de inmediato contra mí.

En la radio pública « France Culture », yo animaba un programa semanal, los sábados por la mañana, consagrado a la política internacional. Al publicarse mi libro sobre Fidel Castro y al comenzar los medios dominantes a atacarme violentamente, la directora de la emisora me convocó en su despacho y, sin demasiados rodeos, me dijo : « Es imposible que usted, amigo de un tirano, siga expresándose en nuestras ondas. » Traté de argumentar. No hubo manera. Las puertas de los estudios se cerraron por siempre para mí. Ahí también se me amordazó. Se silenció una voz que desentonaba en el coro del unanimismo anticubano.

En la Universidad Paris-VII, yo llevaba 35 años enseñando la teoría de la comunicación audiovisual. Cuando empezó a difundirse mi libro y la campaña mediática contra mí, un colega me advirtió : « ¡Ojo ! Algunos responsables andan diciendo que no se puede tolerar que ‘el amigo de un dictador’ dé clases en nuestra facultad... » Pronto empezaron a circular por los pasillos octavillas anónimas contra Fidel Castro y reclamando mi expulsión de la universidad. Al poco tiempo, se me informó oficialmente que mi contrato no sería renovado... En nombre de la libertad de expresión se me negó el derecho de expresión.

Yo dirigía en aquel momento, en París, el mensual « Le Monde diplomatique », perteneciente al mismo grupo editorial del conocido diario « Le Monde ». Y, por razones históricas, yo pertenecía a la ‘Sociedad de Redactores’ de ese diario aunque ya no escribía en sus columnas. Esta Sociedad era entonces muy importante en el organigrama de la empresa por su condición de accionista principal, porque en su seno se elegía al director del diario y porque velaba por el respeto de la deontología profesional.

En virtud de esta responsibilidad precisamente, unos días después de la difusión de mi biografía de Fidel Castro en librerías, y después de que varios medios importantes (entre ellos el diario « Libération ») empezaran a atacarme, el presidente de la Sociedad de Redactores me llamó para transmitirme la « extrema emoción » que, según él, reinaba en el seno de la Sociedad de Redactores por la publicación del libro. « ¿Lo has leído ? », le pregunté. « No, pero no importa -me contestó- es una cuestión de ética, de deontología. Un periodista del grupo ‘Le Monde’ no puede entrevistar a un dictador. » Le cité de memoria una lista de una docena de auténticos autócratas de Africa y de otros continentes a los que el diario había concedido complacientemente la palabra durante décadas. « No es lo mismo -me dijo- Precisamente te llamo por eso : los miembros de la Sociedad de Redactores quieren que vengas y nos des una explicación. » « ¿Me queréis hacer un juicio ? Un ‘proceso de Moscú’ ? Una « purga » por desviacionismo ideológico ? Pues vais a tener que asumir vuestra función de inquisidores y de policías políticos, y llevarme a la fuerza ante vuestro tribunal. » No se atrevieron.

No me puedo quejar ; no fui encarcelado, ni torturado, ni fusilado como le ocurrió a tantos periodistas e intelectuales bajo el nazismo, el estalinismo o el franquismo. Pero fuí represaliado simbólicamente. Igual que en « El País » o en « La Voz », me « desaparecieron » de las columnas del diario « Le Monde ». O sólo me citaban para lincharme.

Mi caso no es único. Conozco -en Francia, en España, en otros países europeos-, a muchos intelectuales y periodistas condenados al silencio, a la ‘invisibilidad’ y a la marginalidad por no pensar como el coro feroz de los medios dominantes, por rechazar el ‘dogmatismo anticastrista obligatorio’. Durante decenios, el propio Noam Chomsky, en Estados Unidos, país de la « caza de brujas », fue condenado al ostracismo por los grandes medios que le prohibieron el acceso a las columnas de los diarios más influyentes y a las antenas de las principales emisoras de radio y televisión.

Esto no ocurrió hace cincuenta años en una lejana dictadura polvorienta. Está pasando ahora, en nuestras ‘democracias mediáticas’. Yo lo sigo padeciendo en este momento. Por haber hecho simplemente mi trabajo de periodista, y haberle dado la palabra a Fidel Castro. ¿ No se le da acaso, en un juicio, la palabra al acusado ? ¿Por qué no se acepta la versión del dirigente cubano a quien los grandes medios dominantes juzgan y acusan en permanencia?

¿ Acaso la tolerancia no es la base misma de la democracia ? Voltaire definía la tolerancia de la manera siguiente : « No estoy en absoluto de acuerdo con lo que usted afirma, pero lucharía hasta la muerte para que tenga usted el derecho de expresarse. » La dictadura mediática, en la era de la post-verdad, ignora este elemental principio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Wednesday, December 07, 2016

Sioux ganan batalla medioambiental en Standing Rock

Sioux ganan batalla medioambiental en Standing Rock | Periodistas en Español





El domingo 4 de diciembre de 2016, la firme movilización cívica en Dakota del Norte contra el desarrollo de un oleoducto de las empresas Energy Transfer Partners (ETP) y Sunoco Logistics (SL) tuvo su recompensa. Los sioux de Standing Rock, que han encabezado la resistencia pacífica contra ese proyecto, han contado con la solidaridad de otros pueblos y tribus de los Native Americans; también de grupos ecologistas y de la izquierda estadounidense, así como de militares veteranos ahora implicados en luchas civiles de los Estados Unidos. 


Cartel de solidaridad con los sioux de Standing Rock
Cartel de solidaridad con los sioux de Standing Rock


Está previsto que el discutido oleoducto recorra casi 1900 kilómetros y atraviese cuatro estados. La idea es llevar hacia el sur el petróleo extraído en Dakota del Norte casi desde la frontera de Canadá hasta Illinois.
Después de la elección de Trump como presidente -tan legal como controvertida- los choques en torno a las aguas de Standing Rock se habían acentuado. Trump apoya tanto el uso de energías fósiles como los planes de ETP y SL. Por su parte, los sioux de Standing Rock denuncian –desde hace meses- que la perforación de sus tierras  bajo las aguas del río Misuri – y más allá también, bajo el Misisipí- rozaría lugares que esa nación considera “sagrados”. Se incluyen ahí alguno de sus cementerios. Pero tanto o más importante para ellos es que el oleoducto amenaza sus fuentes de agua potable, en las cercanías del Lago Oahe. Éste se sitúa a menos de un kilómetro de la reserva sioux de Standing Rock.

La resistencia empezó en la primavera

En abril, una mujer sioux, LaDonna Brave Bull Allard, concentró la protesta en un centro “para la resistencia cultural contra el oleoducto”. En verano, ese campamento fue ampliándose y reunía ya a millares de personas, muchas de ellas indígenas (‘nativos americanos’). Por el contrario, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército (Army Corps of Engineers, ACE), responsable de la certificación medioambiental del proyecto, no encontró inconvenientes para llevarlo a cabo. En julio, lo confirmó así y sugirió que había que hacerlo con rapidez.
Para entonces, Standing Rock agrupaba cada día a más colectivos que apoyaban a los sioux. Éstos alegaban diversos incumplimientos legales y la insuficiencia del informe medioambiental del ACE, que consideran superficial. Defienden también que merecen el respeto de sus tradiciones y de los viejos tratados que implican una relación bilateral de las naciones sioux con Washington. El concepto utilizado es ‘de gobierno a gobierno’.
Desde septiembre, aumentó notablemente la cifra de quienes se oponen activamente al recorrido del oleoducto. Aumentaron proporcionalmente también los choques con las fuerzas de seguridad. Hubo cargas contra quienes protestan a diario y docenas de detenciones. Asimismo, se agudizó una cierta guerrilla mediática. A primeros de septiembre, las grúas y los bulldozers arrasaron un pedazo de tierra “sagrada”. Los sioux de Standing Rock no sólo siguieron resistiéndose en el lugar previsto -con otros miles de activistas-, sino que presentaron diversos recursos jurídicos y legales.
Al empezar diciembre, en Canadá, miembros de la nación mohawk de Kanesatake acompañados de otros ciudadanos, bloquearon durante horas carreteras cercanas a Montreal en solidaridad con la lucha de Standing Rock y en defensa de los derechos de los indígenas. Desde hace décadas, los amerindios de Kanesatake han vivido una serie de conflictos con el estado canadiense y eso los convierte en un grupo especialmente sensible a los problemas de sus (relativamente) vecinos sioux.


Policías del estado de Dakota del Norte en Standing Rock. Foto: Daniella Zalcman.
Policías del estado de Dakota del Norte en Standing Rock. Foto: Daniella Zalcman.


Ante la victoria, desconfianza

La continuidad de la resistencia cívica y legal dio resultados el domingo 4 de diciembre. Finalmente, el ACE decidió que el trazado previsto tendrá que buscar desvíos alternativos para respetar las corrientes de agua sioux, sus cementerios y sus tierras sagradas.
El texto del ACE considera los argumentos ecológicos y de mantenimiento de los suministros tradicionales de agua potable para miles de personas, que no fueron tampoco tenidos en cuenta –hasta ahora- con el argumentario habitual de las ‘necesidades’ energéticas. Está previsto que 570.000 barriles de petróleo bruto bajen de Dakota hacia Illinois.
Dave Archambault II, jefe sioux de Standing Rock, ha declarado que no se oponen a la independencia energética de Estados Unidos, ni a los imperativos de seguridad nacional, pero exigen respeto a los pueblos indígenas: “Le damos las gracias al presidente Obama y a los departamentos administrativos que han tomado la decisión del domingo. Corrigen así el curso de la historia y actúan con buen sentido”.
En estas fechas, los activistas acampados contra el oleoducto sufren unas temperaturas glaciales. Y tras diversos choques con las fuerzas del orden, las autoridades de Dakota del Norte habían amenazado con expulsarlos un día antes. Pero en ese ambiente tenso y glacial expresaron su alegría por la nueva decisión del ACE. Insisten, sin embargo, en que seguirán reunidos en Standing Rock para evitar sorpresas.
Diversas autoridades federales han reconocido que “se estaban menoscabando los derechos tribales que se apoyan en leyes federales y en tratados ‘de nación con nación’ y que la consulta a los jefes tribales, así como la mejor evaluación del impacto ambiental, son imprescindibles”.
Entre los títulos más llamativos que los resistentes se han dado a sí mismos, está el de “protectores del agua”.  Estos días recordaban el famoso proverbio de los indios cris (que viven en Canadá): “Sólo cuando hayan cortado el último árbol, cuando hayan envenenado el último río, cuando haya pescado el último pez, únicamente en ese momento se darán cuenta de que no pueden comer su dinero”.
Trump ha confirmado la semana pasada  su apoyo al oleoducto. Él mismo es uno de los inversores de la empresa ETP, cuyo director general Kelcey Warren consta como donante (100.000 dólares) de la campaña del presidente electo.
Las empresas implicadas en el oleoducto han presentado apelaciones en los tribunales contra la decisión del ACE, que paraliza momentáneamente el proyecto. Han pedido la intervención urgente de los jueces y alegan que prohibirles atravesar el Misuri en ese punto puede costarles centenares de millones de dólares.
De modo que la euforia del domingo ha producido dos posiciones entre los acampados. Hay quienes creen que no puede haber marcha atrás. “Es algo sólido. Aunque se diga lo contrario, Trump no puede volver atrás”, declaraba Jumping Buffalo (Búfalo Saltarín), de los sioux de Standing Rock. Otras personas implicadas en la resistencia, como Tom Goldtooth (Diente Dorado), de la Red Medioambiental Indígena (Indigenous Environmental Network), tienen una opinión distinta: “Nuestra gente nativa tiene todas las razones para seguir desconfiando”. Elouise Brown, veterana de las fuerzas armadas y del Consejo de Mujeres de la tribu de los navajos, ha prevenido también contra el desmantelamiento del campo: “No hay que confiar en lo que dicen. Lo que hicieron el domingo sólo busca que agarremos nuestras cosas y nos marchemos. No debemos ser tan estúpidos”.


Obama en Standing Rock
Obama en Standing Rock


El excandidato presidencial y senador Bernie Sanders ha elogiado a Obama por “escuchar a los indígenas americanos y a millones de personas más que creen que ese oleoducto no se debería construir”. Sanders ha recordado los argumentos contrarios al uso de energías fósiles y el debate mundial sobre la aceleración del cambio climático. Un debate planetario.